En la apertura de las sesiones legislativas (1° de marzo, Día del Ferroviario) la Presidenta anunció la estatización de las líneas ferroviarias interurbanas, exceptuando la Urquiza, Belgrano Norte o Ferrobaires, entre otras. Días después recibió nuevos trenes chinos para la línea Roca y prometió (una vez más y van…) la electrificación del ramal La Plata. En un año marcadamente electoral, el Gobierno intenta retomar la iniciativa con anuncios grandilocuentes y tomó al ferrocarril como lugar privilegiado para mostrar “gestión”. Desde la Agrupación Ferroviaria Naranja denunciamos que estas medidas llegan muy tarde y responden a cálculos electorales, en primer lugar de Randazzo.

Militantes K gritan escandalizados por las críticas a esto, para que no se oiga a los familiares de las víctimas de la masacre de Once, un auténtico crimen social que sacudió el esquema de gestión privada heredado del menemismo y que este gobierno sostuvo por años. La oposición tradicional salta alertando contra un supuesto “peligro populista” de tomar medidas que pudieran afectar a intereses privados, reflotando los fantasmas del Estado como “mal gestor”, como puede leerse en medios como La Nación. Macri también dijo lo suyo, aclarando que estatizar le parece algo anticuado. No sorprende, viniendo de un funcionario aliado de los Roggio en el subte, cuya familia se benefició durante décadas con las concesiones y licitaciones estatales a privados en distintos rubros.

Randazzo y CFK prometen maravillas sobre la nueva Ferrocarriles Argentinos S.A. y la recuperación de un tendido federal de la red ferroviaria. Pero tras 12 años este gobierno “nacional y popular” aún no rehabilitó ni un kilómetro de vías. En épocas de la antigua Ferrocarriles Argentinos, salían de Constitución 118 trenes semanales de larga distancia hacia 20 ramales distintos; actualmente salen 21 por semana, hacia 6 ramales. O el caso del expreso de Constitución a Mar del Plata, que hace 40 años tardaba 4 horas y media y hoy -con la incorporación de los trenes chinos 0 km.- tarda alrededor de… ¡7 horas y media! En el Roca desde 2008 están electrificando las vías desde Constitución a Temperley: en 7 años aún no finalizó una obra de 17 kilómetros. En lugares donde se renovaron las vías, los cambios siguen siendo antiguos, lo que imposibilita al tren subir la velocidad y andar seguro. La gestión privada del ferrocarril constituyó una regresión tal que aún se está muy lejos de recuperar índices de hace 4 décadas.

El ferrocarril argentino fue administrado por capitales extranjeros y nacionales, gobiernos en democracia y en dictaduras (y hasta por la burocracia sindical de Pedraza en el Belgrano Cargas). Todos son responsables del desastre al que se llegó. Las empresas privadas que fueron concesionarias o administradoras deben devolver cada peso que recibieron en concepto de subsidios y pagos por servicios a las empresas tercerizadas truchas que eran de su propiedad.

Es necesaria una salida de fondo, en el marco de un plan general de transporte. Esto sólo es posible en manos de quienes sabemos cómo se hace y qué es necesario para lograrlo: los propios trabajadores ferroviarios junto a comités de usuarios populares. Para alcanzar esa salida tenemos el obstáculo de la burocracia verde de la Unión Ferroviaria, alcahueta de Randazzo y su campaña electoral. Por eso, luchamos por recuperar nuestros cuerpos de delegados y sindicatos para avanzar en rehabilitar el transporte ferroviario.