Con esta política de mano dura, Berni se hizo presente en la escuela e insistió con su racismo hacia los habitantes de la villa 20 y en especial del asentamiento desalojado, diciendo que “los violentos ya no están” y que “dicho asentamiento era un nido de violencia”. Todo contra los pobres, mientras el predio desalojado se encuentra frente a un campo de golf donde el PRO realizará los Juegos Olímpicos Juveniles en 2018. Un contraste absoluto, separado por una avenida. De un lado pobres sin hogares y reprimidos, y del otro, deportistas de la “alta sociedad”.
La campaña de inseguridad busca claramente enfrentar pobres contra pobres, mientras se defienden los negociados del PRO. Berni, por más que discuta con el PRO por televisión, es la mano dura contra los pobres en el sur de la ciudad. En la reunión con los docentes de la escuela, prometió solucionar este grave problema instalando una garita en la esquina y más patrullaje en la zona. Más policía, ninguna solución. Lugano es un barrio militarizado. Pero esta política encuentra rechazo en numerosos docentes y padres que afirmaron no estar conformes con las “soluciones” aportadas por Berni, ya que no resuelven de fondo ninguno de los problemas reales que atraviesan a los vecinos, tanto de vivienda, como de educación.
Solo basta pensar que el helicóptero que utiliza Berni para sobrevolar las manifestaciones, un Eurocopter EC 135 fabricado en Alemania, cuesta entre US$ 3500 y 4500 la hora de uso. ¿Cuántas escuelas y jardines maternales podríamos construir con lo que cuesta el helicóptero de Berni? ¿Cuántas fuentes de trabajo? ¿Cuántas viviendas? ¿Cuántos hospitales?
Hoy la escuela volvió a abrir, pero el barrio continúa militarizado. No hay clases “normalmente”, como quieren mostrar. Menos para los chicos de las familias desalojadas, que perdieron todo ante las topadoras que demolieron sus casas. Como hacía durante la última dictadura militar el intendente porteño Osvaldo Cacciatore, topadoras contra los barrios humildes. Esta es la salida que el PRO y Berni tienen para las familias sin vivienda, mientras estigmatizan como delincuentes a los pobres e inmigrantes, para conseguir una base social para tal fin.

El problema de seguridad en Lugano claramente es la connivencia de la policía con las mafias y narcos, como quedó demostrado en el desalojo del barrio Papa Francisco, donde la zona llamada “de los narcos” ni se tocó, mientras se dejó a cientos de familias en la calle. Por eso, para comenzar con una solución para Lugano, es necesario pelear por un plan de viviendas para los sin techo y por la urbanización de la Villa 20, como piden los vecinos del barrio. Y para que haya clases, ¡los docentes trabajamos sin la Gendarmería! Fuera la policía de los barrios, desmilitarización ya de Lugano.