Una nueva tragedia evitable sacó a la luz la verdadera cara de la “revolución ferroviaria” del ministro Randazzo, un conjunto de políticas que buscan emparchar y disimular la desidia que durante décadas fue dejando en ruinas al transporte ferroviario, sin tocar ni un pelo a las empresas responsables de ese desastre.

El sábado 26 de abril falleció trágicamente un ferroviario tercerizado de apellido De León a consecuencia de un accidente absolutamente evitable, provocado por las pésimas condiciones de trabajo a las que condenan las empresas contratistas a los compañeros. Como denuncian trabajadores de Ferrovías (Línea Belgrano Norte), operarios tercerizados de la empresa FERROMEL se encontraban realizando trabajos de vía cerca de la Estación Montes, cercana a Boulogne, una zona muy poco iluminada. Las jornada comenzó a las 6 de la mañana de ese sábado y a las 20 horas, en plena noche y casi en la oscuridad seguían realizando tareas alrededor de una máquina, manipulando tubos sobre un terraplén. Mientras el compañero De León sostenía un tubo, el terraplén cedió y la máquina maniobró golpeando su cabeza; murió al instante. De inmediato, trabajadores de Ferrovías (tanto efectivos como tercerizados) decidieron parar la línea conmocionados por el hecho, para repudiar lo que significó (por la desidia y la desprotección en que trabajan los tercerizados) prácticamente un asesinato.

El ministro Randazzo ya no oculta su intención de ser candidato presidencial por el kirchnerismo en el 2015 y para eso quiere “mostrar gestión” en materia ferroviaria. Además de nuevo material rodante (locomotoras y coches adquiridos a China, como los que ya corren en la línea San Martín) también “apura” renovaciones de vía y obras como pasos bajo nivel en distintos puntos de la red ferroviaria. En ese apuro recurre a empresas contratistas amigas que garantizan una superexplotación de trabajadores tercerizados, utilizados como “descartables” mediante contratos inestables y precarios, y a menor costo que con trabajo en blanco. Las consecuencias las pagan los trabajadores, dejando su salud (son moneda corriente las lumbalgias, hernias, etc.) y en algunos casos incluso la vida, como sucedió con De León. Todo esto bajo el control policial de la UOCRA, cómplice de las empresas, que impide cualquier tipo de organización de los compañeros, y la “vista gorda” de la Unión Ferroviaria, La Fraternidad y todos los gremios ferroviarios burocráticos.

FERROMEL, lo mismo que la empresa HERSO, es propiedad del grupo empresario EMEPA que a su vez gestiona la operatoria de la línea Belgrano Norte (Ferrovías) y ahora también la línea Roca (Argentren). EMEPA se auto-contrata para realizar obras, en otro fraude escandaloso que es habitual desde que existe la tercerización. Randazzo y el gobierno mantienen el mismo esquema que quedó cuestionado con el asesinato de Mariano Ferreyra y el pase a planta permanente de más de 2000 tercerizados; el trabajo precario es uno de los motores de la trucha “revolución ferroviaria”. Por más que el kirchnerismo intente lavarse la cara presentando recientemente un proyecto contra la precarización laboral, con esta muerte tenemos una prueba más de la hipocresía de quienes basaron su “modelo” en ella: el 51,3% de los trabajadores en Argentina cumple sus tareas en algún tipo de condición de precariedad.

Desde la Agrupación ferroviaria Naranja (ferroviarios del PTS e independientes) llamamos a redoblar la lucha por erradicar la tercerización, comenzando por exigir justicia ante la muerte del compañero De León y castigo a los responsables.

– Justicia por el compañero De León.

– Pase a planta permanente de todos los tercerizados, reincorporando a los que fueron cesanteados o despedidos.

– Fuera las empresas privadas del ferrocarril, administración bajo gestión de los trabajadores y control de comités de usuarios.

– Mariano Ferreyra ¡Presente!