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Partido de los Trabajadores Socialistas
Buenos Aires   |  27 de marzo de 2024
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Nuestro periódico después del paro nacional
Por: Lucho Aguilar

24 Apr 2014 |

El 10 de abril, Henry Ford y Panamericana fue uno de los epicentros del paro nacional. 400 obreros industriales junto a estudiantes y una destacada participación del PTS, protagonizaron la jornada mostrando una alternativa a la burocracia. El hecho no pasó desapercibido en las fábricas cercanas a la Panamericana. Por eso los que habían parado y marchado volvieron con el periódico, a hacer correr nuestras conclusiones, y medir el clima en los lugares de trabajo. Una nueva actividad militante para muchos.

Lo sintetizan dos obreros mecánicos que encabezaron el piqueteo en las puertas de VW. “El piqueteo fue la frutilla de una intensa serie de agitaciones del LVO en todo Smata: Gestamp, Lear, Johnson, y otras autopartistas, donde vendimos 250 periódicos. Hicimos una gran agitación en las puertas de la VW, 120 periódicos, luego de haberles bloqueado los portones el día del paro. Había trabajadores con remeras verde del Smata que se llevaban el periódico. Les decíamos que éramos del PTS, los que cortamos la Panamericana junto a Kraft y Lear. La recepción fue muy buena. Agitábamos “Parazo contra el ajuste” y muchos respondían “Vamos, sigan así”, no hubo un solo obrero que se tirara contra el bloqueo, el paro o el piquete en la Pana. En el gremio tenemos estructuras con el 25-30% de recepción de nuestra prensa”. Rompimos el cerco con que la burocracia quiere aislar a los trabajadores.
En el Parque Industrial Pilar, donde los piquetes ayudaron a paralizar 200 fábricas, se vendió ampliamente en Unilever y WorldColor.

En Donnelley el periódico pasó de mano en mano, en todos los sectores. Los activistas querían ver cómo se había reflejado su impresionante participación en Panamericana. No habían estado solos, como cuenta ‘˜ácido’, “los compañeros contaban cómo los estudiantes contagiaban energía, no podían creer como chicas de 17 años iban adelante junto con nosotros”.

En la Alimentación también hubo muy buena recepción: en Kraft y Pepsico se pasó en mano adentro, en Stani se vendieron 100: “llamó la atención que, no sólo jóvenes, sino compañeros de muchos años de fábrica se acercaron a comprarlo”.

El resultado no era casual: si el éxito del piquete en la Panamericana y el paro en varias fábricas había sido producto de una militancia previa de nuestros compañeros, la buena recepción del periódico tenía que ver con el nuevo clima tras el parazo del 10 de abril y con el lugar conquistado como referencia de la izquierda y el sindicalismo combativo de la zona norte de Gran Buenos Aires

En el Oeste los docentes de la lista marrón del SUTEBA lideraron los piqueteos en las fábricas. En Jabón Federal “cayó bien la unidad con los docentes, y muchos trabajadores lo sintieron como “su” paro”.

En la zona sur se destacaron los ferroviarios. La Naranja del Roca fue la única corriente que participó del corte en el Puente Pueyrredón. Con ese entusiasmo fueron a recorrer estaciones y cuadrillas. “En Villa Elisa donde se generó una reunión espontánea para intercambiar impresiones sobre el paro”. Un trabajador, el más “viejo”, pidió la palabra: “si no era por la izquierda que hizo los piquetes, el paro no existía... Hubiera sido como un feriado”. Uno de los militantes de la Naranja seguía la reflexión: “eso no es algo de ahora, eso es porque el partido se viene preparando hace muchos años y ahora empiezan a verse los frutos”.

En La Plata se vendieron 750 periódicos, con los estudiantes de Humanidades y los estatales como avanzada, sobre todo en los Hospitales, los ministerios y el Astillero Río Santiago.

En Capital, los compañeros de la Violeta (Telefónicos) militaron el periódico en varios edificios de Telefónica y Telecom, donde se vendieron 100 periódicos el primer día.“El paro generó mucha simpatía y abrió discusiones, incluso en edificios como Juncal que íbamos por primera vez”. En el subte fue una herramienta para discutir contra el pianellismo y la UTA. El paro había pegado: “hay muchos laburantes que se dicen K pero son críticos del gobierno, y estaban calientes con los dichos de Néstor Segovia en 6,7,8, porque la mayoría de ellos quería parar”.

Del interior también llegaron repercusiones. En Córdoba: en la metalúrgica Valeo, que viene de un conflicto, vendimos 60 periódicos en una ida. Los compañeros querían saber como fue el paro en otros lugares y juntarse con compañeros nuestros que son reconocidos activistas obreros. La misma cantidad se vendió en un rato en Acindar (Villa Constitución), donde hubo un ausentismo masivo para adherir a pesar de la burocracia de la UOM. También se repartieron, más de 200, entre los docentes salteños en huelga.

Si la circulación de la prensa de la izquierda es un dato para analizar el ánimo y la politización de los trabajadores, la repercusión de La Verdad Obrera es un buen reflejo de los alcances del paro del 10 de abril. Pero todavía queda mucho por mejorar el trabajo con el periódico, para hacer llegar las ideas de la izquierda revolucionaria al movimiento obrero. Una tarea que lejos está de limitarse a la agitación ante hechos como un paro nacional o las campañas electorales, sino que se nutre de un trabajo paciente pero profundo desde hace años, para insertarse en la clase obrera, organizar a sus sectores más avanzados, y ganar a los mejores compañeros para la militancia revolucionaria.

El de los militantes mecánicos que contamos al principio es un buen ejemplo para multiplicar la llegada de La Verdad Obrera, aprovechando la experiencia que están haciendo los trabajadores con el gobierno y la burocracia, y el lugar conquistado por el PTS en la vanguardia obrera.

 

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