Durante agosto, ya con el acuerdo suspendido, la Argentina le pagó al FMI dos vencimientos por un total de 280 millones de dólares. Con estos pagos, en lo que va del año, Argentina le desembolsó 1.231 millones de dólares. De este total, 267 millones corresponde a intereses y 964 millones a la cancelación de capital.
Estas cuentas seguramente estarán sobre el escritorio del Presidente Néstor Kirchner y del ministro Roberto Lavagna cuando mañana se encuentren con el titular del Fondo, el español Rodrigo de Rato. Y también pesarán en el reclamo para que el Fondo le reintegre al país algunos pagos de capital que ya hizo efectivo desde que en setiembre de 2003 se firmó el último acuerdo.
 
Según ese convenio, las cuentas con el FMI deberían ser distintas a las actuales. Porque entonces se acordó que la Argentina pagaría los intereses con recursos propios, pero los vencimientos de capital quedarían refinanciados del siguiente modo: el Gobierno abonaría en fecha cada vencimiento, y luego el Fondo le reintegraría lo pagado.
Sin embargo, las cosas pasaron de un modo muy diferente: desde setiembre de 2003 hasta ahora, la Argentina pagó 414 millones de dólares por intereses y abonó 1.616 millones de dólares más de lo que recibió por parte del FMI. Un reintegro por 728 millones de dólares que el Fondo debió haber hecho en julio quedó congelado a la espera de la tercera revisión del acuerdo, que se postergó sin fecha. Y los desembolsos posteriores, que la Argentina debería comenzar a recibir a partir de setiembre, también quedaron en el "freezer". Así, el Fondo se quedó con una diferencia de 1.616 millones de dólares.
Con este juego de compensaciones –que en la práctica no se dio– el Fondo fue logrando que la Argentina le disminuyera su deuda, del orden de los 15.000 millones de dólares. Esta es una preocupación central del FMI que tiene otorgados préstamos por 60.000 millones de dólares –más de la mitad de su cartera de créditos– concentrados en 3 países: Argentina, Brasil y Turquía. Por eso, el propio Fondo considera que tiene un "riesgo crediticio" muy alto. Y su obsesión es bajarlo lo antes posible tratando que de bajar su exposición en esas naciones. 
Según las cuentas de Economía, desde que la Argentina se declaró el default el Fondo cobró un total de 1.611 millones de intereses y 1.794 millones de dólares más de lo que desembolsó.
Todo esto fue posible porque el Fondo, junto al resto de los organismos financieros internacionales, quedó como acreedor privilegiado de la deuda, sin quita sobre el capital y sin atraso en el pago de los intereses. En total, entre intereses y deuda de capital, esos organismos cobraron 8.125 millones de dólares.