La campaña electoral, la organización obrera y juvenil, y la estrategia de construcción de un partido revolucionario

La decadencia y giro a la derecha del gobierno (Chevron, Milani, etc.) y la división del peronismo que adelantan la pelea por la sucesión presidencial, junto a los cambios que atraviesa la lucha de clases a nivel mundial y en Sudamérica en particular, abren nuevas perspectivas y escenarios potencialmente más convulsivos para Argentina.

La lista de Sergio Massa “picó en punta” en la estratégica Provincia de Buenos Aires, poniendo al kirchnerismo a la defensiva y buscando capitalizar por centro-derecha el descontento de amplios sectores de trabajadores (lo que intentó Moyano y no pudo). Ahí se presenta una batalla central de esta campaña: que una franja lo más amplia posible rompa con el kirchnerismo por izquierda, por la independencia política de los trabajadores, contra la derecha “de gestión”, “dialoguista”, “no corrupta”, que en realidad es tan o más agente de las grandes empresas y la Embajada norteamericana, antiobrera y “gestora” corrupta de los negocios inmobiliarios como el propio gobierno. Esto plantea una intensa lucha política en cada provincia y región, en particular en las fábricas y establecimientos del GBA.

La otra “campaña”, junto a la político-electoral, es la participación en las múltiples luchas donde se juega la defensa y extensión de la organización obrera y juvenil, enfrentando los ataques que anticipan lo que puede venir después de las elecciones en gran escala: despidos, persecuciones, intentos de terminar con los reclamos salariales, por condiciones de trabajo que “rompen” a los trabajadores, por el pase a planta de los contratados y contra la mayor decadencia (y encarecimiento) de los transportes, la salud y la educación. Por eso, desde el PTS en cada lucha apostamos al reagrupamiento y la coordinación que permitan ganar esas batallas y comenzar a forjar instituciones de defensa y lucha común, lo único que puede permitir prepararnos para enfrentar estos ataques y obligar a las direcciones burocráticas de los sindicatos a dejar de carnerear –aunque sea momentáneamente. Desde el Encuentro Obrero convocado “de apuro” por la CI de Kraft para enfrentar los despidos de contratados (que logró postergarlos), hoy estamos acompañando a las combativas obreras de Kromberg (donde la principal responsabilidad la tiene la CTA de Yasky) y coordinando con los compañeros de FATE y el SUTNA la lucha contra el despido de Sebastián Del Marco y la campaña contra el impuesto al salario. En Rosario, promovimos la unidad con diversas organizaciones en apoyo a los jóvenes metalúrgicos de “Liliana” que permitió imponer el triunfo. Fuimos parte de triunfos en Molarsa de Neuquén (LVO 529) y de los trabajadores/as tercerizados de la empresa HAS Ezeiza. Desde la CI de Alicorp (ex Jabón Federal) impulsamos la coordinación de acciones en defensa de los contratados. El Encuentro Nacional del CeProDH en Córdoba tuvo como una de sus banderas la defensa de los dirigentes y activistas opositores de Volkswagen. En los sindicatos docentes “recuperados” (ATEN y SUTEBAs) y en la fuerte oposición de FOETRA (que obtuvo cerca de un 40% de los votos en las recientes elecciones, siendo nuestro compañero Carlos Artacho candidato a Sec. Adjunto), peleamos para ser parte de estas batallas de la clase obrera.

Frente de Izquierda

En las agitaciones masivas y en los actos que realizamos percibimos lo que también reflejan algunas encuestas: el FIT parte de un piso de conocimiento producto no sólo de la campaña de 2011 sino de haber protagonizado desde entonces hechos de amplia repercusión: las denuncias del espionaje (“Proyecto X”), la patota de Moreno o el juicio por Mariano Ferreyra. Es notorio que en los actos organizados por el PTS las últimas semanas en Matanza, La Plata, Avellaneda, Campana y San Salvador (Jujuy), la asistencia haya sido entre un 50 y un 300% superior a los actos de las PASO de 2011, mientras que en San Miguel es la primera vez que hacemos un acto exclusivo del municipio.

Sin embargo, la publicidad electoral comenzará recién el lunes 22 y se presentan más listas que se reivindican de izquierda que en 2011.

Nuestro desafío es impedir que amplios sectores de los trabajadores, la juventud y las mujeres, apoyen a quienes ejercen su poder contra ellos todos los días, logrando a su vez que el FIT obtenga un buen resultado. Tenemos que superar el piso proscriptivo en varias provincias, y quedar bien ubicados respecto a las otras listas en Capital y Provincia. Queremos poner en la agenda nacional todas las demandas obreras y populares y levantar nuestra respuesta programática y perspectiva de lucha.

Próximos pasos

En estas últimas semanas de campaña, mientras llegamos a millones con los spots de radio y TV, queremos “escuchar” el retorno y profundizar el debate político en cientos de fábricas, establecimientos y colegios (en las universidades hay receso). Podemos llegar a decenas de miles de obreros en el GBA, en CABA (donde trabajan más de 200.000 obreros industriales, además de los decenas de miles que lo hacen en los grandes servicios), en Córdoba, Neuquén, Mendoza, Santa Fe. A los ingenios de Jujuy y Tucumán. En muchos de estos sectores, nuestro partido tiene destacados candidatos y candidatas y es parte de un amplio movimiento de agrupaciones, donde el debate político es parte natural del intercambio entre jóvenes y trabajadores. La presencia del FIT ha derrumbado muchos prejuicios hacia la izquierda obrera y socialista, un hecho que debemos aprovechar para superar las tendencias corporativas o sindicalistas que tienen su origen en la división de la sociedad capitalista, donde la política la hacen “otros”. Por eso, queremos invitar a todos/as los compañeros/as con los que cotidianamente compartimos luchas y el deseo de organizarse, a dar esta pelea codo a codo con nosotros.

Al mismo tiempo, seguiremos apoyando las convocatorias impulsadas desde sectores en lucha, para poner en pie plenarios o encuentros de frente único que permitan incidir en la relación de fuerzas frente a los ataques patronales, al menos a nivel regional (“tocan a uno, tocan a todos”). El sentido estratégico de este tipo de agrupamientos de Comisiones Internas, delegados y activistas, que agrupan también a sindicatos y corrientes de izquierda, es el de ir sentando tradiciones de coordinación que en momentos de ascenso se transformen en organismos superiores que superen las divisiones por gremio, por sector social. Es muy alentador que en estos plenarios o encuentros se expresen los activistas protagonistas de las luchas o de procesos de organización, no sólo los dirigentes o militantes de las corrientes.

Como desafío particular, la juventud, además de desarrollar los perfiles propios en la voz de los principales candidatos de la JPTS en las listas del FIT, está tomando con entusiasmo las banderas de los fenómenos más avanzados de la lucha de clases internacional, en el marco del fin de la época de restauración capitalista y la declinación de los gobiernos posneoliberales en América Latina. Las corrientes como Marea Popular, que apoya estos gobiernos, representan lo viejo, lo que ya está siendo enfrentado por decenas de miles en las calles. La campaña electoral está al servicio de construir una corriente estudiantil que conquiste franjas pro-obreras e internacionalistas en el movimiento estudiantil, que se consideren parte de esa generación que se levanta en el mundo contra el capitalismo, que enfrente al imperialismo y sus servicios de espionaje, que tome en sus manos la pelea por centros de estudiantes democráticos y combativos.

Los asados-actos convocados para el 27 de julio por el PTS Capital y la Juventud de esa ciudad en el estadio cubierto de Atlanta, así como el del PTS Pacheco en el Club El Talar (Tigre), estarán al servicio de estas batallas.

Estrategia de construcción

Como sostuvimos en el debate entre las fuerzas integrantes del FIT (LVO 526), nuestra estrategia de construcción no subordina la organización de nuestro partido a la participación en las elecciones (lógica de los partidos de las clases dominantes o de lo que llamamos “electoralismo” en las corrientes de izquierda), sino al revés: la intervención electoral y la eventual obtención de diputados, tienen el fin de impulsar la movilización “extraparlamentaria” (única manera de obtener verdaderos triunfos) ante cada oportunidad (como hacemos desde la banca del FIT en Neuquén), hacer agitación política desenmascarando las variantes patronales y de conciliación con la burguesía, difundir nuestro programa y perspectiva, enfrentar la interesada división que establecen los enemigos de clase entre las demandas inmediatas de los trabajadores y sectores oprimidos que en sus lugares de trabajo enfrentan a la patronal y la burocracia, y su representación política. Todo esto se concreta, por un lado, en el impulso de todo tipo de organismo de coordinación (como expresamos anteriormente), y por otro, en la organización de corrientes militantes que agrupen más trabajadores y jóvenes en las principales fábricas, empresas, gremios, colegios o facultades, ya sea en agrupaciones clasistas o en el propio partido. Esas concentraciones serán las que definirán las próximas batallas de la lucha de clases, lo contrario de la atomización social que impone la organización de acuerdo a las circunscripciones electorales, donde un dirigente o activista obrero se ve reducido a un “ciudadano” igual que una monja, un gendarme o cualquier persona.

Aprovechar en forma no rutinaria estos meses significa encarar con pasión la dura lucha político-electoral y la organización para la lucha del movimiento obrero y la juventud, dando estas batallas junto a centenares de compañeros y compañeras que aún no son militantes pero ya están en condiciones de sumarse si se lo proponemos.