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SAN LUIS
Educación sexual en los colegios: ¡Saquen sus Rosarios de todas las aulas!
Por: Helena Bustos , Tomás Mascolo

14 Jun 2013 |

Romina García Melo es profesora de la Escuela de Bellas Artes “Nicolás Antonio de San Luis”, fue sancionada por 90 días por pedirle a sus alumnos de 4° grado que leyeran el libro Hay una chica en mi sopa, de la autora peruana Silvia Nuñez del Arco. El pretexto fue que su conducta viola la convención por los derechos del niño. La medida fue avalada por el Ministerio de Educación ya que calificó el hecho de “pornográfico y obsceno”.

La docente aclaró que su propuesta fue “(…) acercar lecturas a los chicos y chicas, en un marco de contención y apoyo, en este caso del docente, para que puedan reflexionar en torno de su sexualidad.” Explicó que al promover la lectura de Hay una chica en mi sopa, buscó “cumplir con el abordaje transversal que plantea la ley de Educación Sexual Integral”. Pero al enseñar que no sólo existe una sóla forma de deseo, se está yendo contra todo un sistema donde la norma heterosexual imperante está amparada bajo el brazo ideológico de la Iglesia Católica y es por eso que Romina fue repudiada.

A su vez, la docente no sólo fue sancionada sino que enfrenta también la denuncia realizada por una madre de sus alumnas, que es docente en la misma Institución. La misma, es devota de la Iglesia Universal del Reino de Dios, uno de los grupos pentecostales que militaron con más fervor y virulencia contra la sanción de la ley de matrimonio igualitario y que, a su vez, declararon “La Guerra de Dios” amparada por el nuevo Papa Bergoglio.

Intentan reducir la sexualidad al aparato reproductor, e intentan ocultar la sexualidad de los sectores LGB (Lesbianas, Gays y Bisexuales). Por otro lado, el cinismo Kirchnerista quiere hacer creer que esta ley es implementada, pero sólo se difunden en las escuelas distintos fascículos con vagas ideas de lo que es la prevención sexual frente a distintas enfermedades y prevención de embarazo, sólo destinadas, claro está, a las prácticas heterosexuales. Es evidente la política reaccionaria que lleva en este sentido tanto el Gobierno como los directivos de la escuela, dónde no sólo se les niega a los alumnos el derecho de saber cómo cuidarse a la hora de tener relaciones sexuales, sino que, además, catalogan un libro que relata una historia lesboerótica de “hacer apología de la droga, el sexo libre y todo lo que uno no quiere para sus hijos”, como manifestaron varios padres de alumnos.

Es primordial una educación sexual integral y laica desde la primaria, porque las escuelas son el ámbito donde las personas LGTTBI más sufren porque comienzan a percibir que no entran en la heteronorma que se les impone como “lo normal”. A su vez, en la escuela secundaria es donde más sufren la culpa y el hostigamiento, la discriminación, llegando incluso al acoso. Y no olvidemos el caso del joven riojano, Carlos Nicolás Agüero, quien en el 2011, luego de la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario, se suicidó por las constantes bromas de sus compañeros sobre su elección sexual.

La Ley Nacional de Educación y la de Educación Sexual, impulsadas por los K, permitieron a las instituciones religiosas imponer su moral, y gran parte del presupuesto educativo es destinado a instituciones religiosas privadas; mientras, en las escuelas públicas falta todo y se caen los techos a pedazos, los docentes cobran bajo salarios y encima son perseguidos y estigmatizados por querer implementar en sus clases una educación sexual que va en contra de los designios de la Iglesia. La religión -que pertenece al “ámbito privado”- es considerada por el Estado como parte de la educación, y es con esta excusa que la Iglesia tiene tantos beneficios, en Ciudad y en Nación: subsidios y salarios millonarios, jubilaciones de privilegio, exenciones impositivas y centenares de inmuebles están en manos de la curia.

Es menester organizarse y luchar desde todos los sindicatos docentes contra la injerencia de la Iglesia en el Estado, y de cómo la misma se opone a la educación sexual, y silencia las más de 300 muertes que ocurren por año a causa del aborto clandestino, mientras se llenan de plata manejando clínicas privadas que lo practican.

* Helena Bustos, consejera por la minoría estudiantil de FFyL y Tomas Mascolo de la JPTS.

 

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