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Partido de los Trabajadores Socialistas
Buenos Aires   |  27 de marzo de 2024
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“No se les puede creer nada a estos funcionarios y empresarios”
14 Jun 2013 |

Entrevista a Claudio Dellecarbonara, dirigente del PTS, delegado de la línea B de subte y candidato a 1° Senador Nacional por la Ciudad de Buenos Aires por el Frente de Izquierda.

Estuviste en Castelar poco después del choque. ¿Qué podés contarnos?

Fuimos en solidaridad con los trabajadores ferroviarios, que vienen denunciando el calamitoso estado del servicio, y a los que hoy se quiere responsabilizar, y hasta se los detiene. También, para solidarizarnos con los usuarios afectados por este nuevo crimen social producto de la complicidad de los empresarios vaciadores, los funcionarios del gobierno y las conducciones burocráticas de los sindicatos, que se llenan los bolsillos a costa de la vida de los usuarios.

¿Qué opinás de las declaraciones de Randazzo y la UGOMS?
No se les puede creer nada a estos funcionarios y empresarios. Hace meses prometieron resolver la cuestión del calamitoso estado del sistema ferroviario, pero mientras hacen reformas cosméticas en los trenes mantienen las concesiones y los subsidios millonarios a empresarios como Cirigliano, Roggio y Romero. Ni ellos, ni los ex secretarios de Transporte Jaime y Schiavi ni Randazzo viajan en trenes, tampoco los burócratas sindicales como Pedraza.

¿Qué proponen los trabajadores del transporte?

Nosotros como trabajadores siempre luchamos por defender las fuentes de trabajo, por condiciones laborales dignas y garantizar condiciones de seguridad para los usuarios, que también son trabajadores. Así lo hacemos desde hace años en el subte, enfrentando la política de vaciamiento y persecución de Macri, y antes del gobierno nacional. Planteamos, como hacemos también en el subte, la estatización de todos los ramales bajo control de un comité de ferroviarios y usuarios populares. Y cuando hablo de trabajadores me refiero a los que trabajan y no a los burócratas que viven sin laburar como los de la lista Verde de Pedraza. Estos comités pueden organizarse con métodos asamblearios teniendo como base las distintas estaciones y coordinando el trabajo a lo largo de las líneas, tomando las decisiones de manera democrática. Hay que hacer un relevamiento en los barrios para conocer las necesidades de la población en cuanto a transporte público, y evaluar hacia qué zonas, hoy marginadas, debería llegar el ferrocarril y otros medios de transporte. Así se lograría una planificación racional, cosa imposible hoy en día, ya que se maneja el transporte público con un criterio basado en el lucro y las ganancias para unos pocos.

¿Y cómo se resuelve el deplorable estado de la infraestructura ferroviaria?

Los únicos capaces de realizar un diagnóstico preciso son los que día a día trabajan allí, quienes tienen que sacudirse de encima a los burócratas de la Verde, que fueron parte de todos los negociados. A partir de los problemas que los compañeros saben de memoria (y que denuncian hace años) se podrá hacer un plan serio, comenzando por los trabajos más urgentes y de fondo, lo opuesto a lo que hace el gobierno, que pinta los trenes, las estaciones y compra plasmas. Hay menos trenes que antes, lentos e inseguros. La gente viaja abarrotada peor que el ganado. Es necesario comprar formaciones nuevas, no aceptar las que ya están en desuso en otros países ni seguir emparchando las que existen, no dan para más. Algunas con 50 años encima.

Todo eso requiere de una gran inversión. ¿Cómo se puede obtener ese dinero?

A los recursos que hoy se llevan los empresarios vaciadores debemos sumarles impuestos extraordinarios a los grandes empresarios del campo y la ciudad. En vez de ofrecerles beneficios como el blanqueo del gobierno, hay que cobrar los impuestos que corresponden a sus riquezas y bienes, abandonado toda política de exención. La timba financiera no paga impuestos. La megaminería paga monedas. Ahí está la plata para invertir en trenes y obras. Además, hay que dejar de pagar la deuda externa, cuyos intereses significan una pérdida de millones cada año en beneficio de fondos buitres y organismos internacionales. Con esto, y recuperando los millones que se llevan como subsidios los empresarios del sector se puede renovar todo el parque rodante ferroviario, cambiar el tendido de vías e incluso extenderlo. Pero el gobierno de los K ni los opositores como Binner, Macri o Carrió lo harán. Sólo una gran movilización obrera y popular podrá imponer a los capitalistas un tren seguro, cómodo, puntual y barato, además de lograr juicio y castigo para los responsables de las masacres de Flores, Once y Castelar.

 

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