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PRIMER BALANCE DE LA GRAN LUCHA SALUBRISTA
Bolivia: ¡Los trabajadores necesitamos derrotar a la burocracia sindical y recuperar la independencia política para vencer en los próximos combates!
Por: Javo Ferreira

24 May 2012 |

Luego de 52 días de paro medico y de todos los trabajadores en salud, al que se sumaron estudiantes y universidades, se obligó al gobierno a retroceder parcialmente en el ataque que significó el decreto 1126. El gobierno busca ganar tiempo para una posible nueva ofensiva luego de la “cumbre por la salud”. Este resultado, auspiciado por la burocracia cobista, de la salud y de las universidades que declara una tregua en el conflicto, salvó a Evo Morales de una nueva y contundente derrota a manos de la movilización.

Fueron casi dos meses en que se reveló de una manera cruda y descarnada el lamentable estado del sistema de salud publica nacional, donde también se puso de relieve el carácter ya reiterado en varias oportunidades por nuestra organización, del papel anti obrero –y en este sentido, neoliberal- del MAS, Evo Morales y García Linera. Pero también en estos casi dos meses de conflicto se pusieron en evidencia los límites de la organización y de la subjetividad de los trabajadores, quienes respondieron al ataque de una forma estrechamente corporativa lo que le facilitó a la burocracia el desenlace del conflicto. En las líneas siguientes abordaremos estos aspectos para pensar cómo prepararnos para los conflictos que inevitablemente quedan latentes luego de la tregua actual.

El ataque neoliberal del 1126 y la crisis de la salud

Como ya hemos afirmado en otros escritos, el decreto 1126 emitido por Evo Morales, es un ataque absolutamente neoliberal que tiene como objetivos la preparación para la reducción del gasto público mediante una medida preventiva de clásico “ajuste fiscal” al reducir de 4 a 3 los turnos en la salud pública, sin aumentar el salario y negándose a la incorporación a la Ley General del Trabajo de todos los trabajadores de salud pública. Detrás de la medida también existían un componente de tipo político: frente al colapso y el pésimo servicio de salud pública, intentar demonizar a los médicos encubriendo la ausencia de infraestructura, de laboratorios, de nuevos hospitales, de ítems para los trabajadores como factores de mayor peso para explicar las condiciones deficitarias de los servicios de salud. Este intento del MAS se basaba en la búsqueda de recomponer su legitimidad “popular”, crecientemente deteriorada, aprovechando la mala imagen de la que gozan en general los médicos por su ubicación semi aristocrática y en algunos casos hasta racista; así mismo este decreto tuvo un componente de un globo de ensayo en la búsqueda de tratar de derrotar a los sectores más corporativos como son magisterio y salud. Hace falta recordar que si los anteriores gobiernos neoliberales no pudieron perforar la salud y educación se debió a la enorme capacidad de resistencia de estos sectores organizados y articulados sobre la base de un corporativismo sólido.

La enorme lucha de la salud, provocando incluso simpatías entre los pacientes, quienes empezaron a llevar adelante huelgas de hambre exigiendo al gobierno el retiro de este neoliberal decreto, puso en evidencia que la crisis de la salud en Bolivia no era una crisis de horas de trabajo como intentó presentarlo el MAS, sino de presupuesto, de ítems, de infraestructura, donde las clases dominantes, los ricos, poseen un sistema de salud privado mientras las amplias mayorías trabajadoras del país están condenados a morir si enferman. Nuestro país tiene los peores niveles de atención de toda la región, con muy pocas camas y centros quirúrgicos que obligan a programar las operaciones y la atención especializada con varios meses de antelación. Mientras Evo y el MAS han mantenido muy altos los presupuestos destinados a la represión de los trabajadores y de los indígenas a través de los presupuestos asignados a los ministerios de gobierno y defensa, la salud y la educación se encuentran muy por debajo de las necesidades de los trabajadores y el pueblo. Esta situación es la que dotó de legitimidad e imprimió un carácter sustancialmente progresivo a la lucha de todo el sistema de salud, los estudiantes y la COB.

La burocracia en general y la burocracia del colegio médico en particular

La burocracia sindical con su política basada en el lenguaje “combativo” pero con métodos respetuosos de los cuerpos orgánicos alargó el conflicto, impidió la unidad de los que luchan y aseguró un respiro al MAS. Durante estos largos días de enfrentamientos, huelgas, choques con la policía, detenciones y hasta torturas a una enfermera (Boyan), la burocracia sindical realizó todo lo posible para evitar la elaboración de un genuino plan de lucha unificado desde las bases, reduciendo el pliego de demandas de la COB a 8 puntos, algunos tan generales que hasta los mismísimos Evistas podían coincidir, como por ejemplo la demanda de “reactivación del aparato productivo”. La COB en ningún momento dijo cómo debería llevarse adelante esta medida, ¿de la mano de las trasnacionales o no?, ¿hay que nacionalizar los recursos naturales o no? ¿Hay que ponerle impuestos progresivos a los ricos o no? ¿Hay que terminar con las fabulosas ganancias de los banqueros o no?. Por otro lado, mientras el gobierno mantenía el conflicto apostando al desgaste y a la división de los diversos sectores en lucha, la burocracia coadyuvo en esta estrategia, evitando la centralización y unificación de los movilizados. Esta política pegó un salto luego del ampliado minero en Sta Cruz, cuando se decidió por parte de la FSTMB suspender toda ayuda a la IX marcha indígena arguyendo la defensa de fuentes de empleo, en un tácito frente único con el gobierno y las patronales mineras. Es indudable que esta política requería la menor participación posible de los trabajadores de base organizados sobre la base de la democracia obrera y sus delegados con mandato, sino que había que reducir todo a ampliados rutinarios que se encargaban de prolongar la lucha sin darle una perspectiva revolucionaria que era lo que correspondía ante el ataque del MAS. Nuestra organización exigió, tanto en los volantes como en una carta a la COB la convocatoria a una gran cumbre, obrera, indígena campesina y popular que sobre la base de asambleas y delegados con mandato pudiera elaborar un pliego de demandas y un plan de lucha escalonado hasta vencer. No lo hubo y eso facilitó la labor de negociación tras bambalinas que suspendió el conflicto.

Sin embargo, es necesario profundizar en el examen de la lucha. Mientras la burocracia obrera, jugó sus fichas con lenguaje combativo, la burocracia médica y sectores de las camarillas de los centros estudiantiles ligados a Unidad Nacional de Doria Medina o de la derecha regionalista en el oriente, debilitaron la movilización al sostener en sus discursos y pancartas un lenguaje lindante con el racismo y anticubano. Así por ejemplo los estudiantes de medicina de la UPEA, y a quienes no se puede acusar de K’aras, ni de ser blanco-mestizos, ni adinerados, conducidos por esta burocracia clase mediera, llegaron a quemar una bandera cubana, al identificar las políticas antiobreras del MAS con las del estado cubano. Esta situación le restó un importante apoyo popular a la lucha, ya que sectores postergados de la población han podido acceder a la salud gracias precisamente a los cubanos. La combinación de algunos discursos médicos junto al atraso enorme en la subjetividad de los que luchan, dificultó la derrota de la burocracia del colegio médico a manos de las enfermeras y manuales quienes podrían haber impreso al conflicto un discurso y un lenguaje más popular, debilitando más rápidamente las posiciones del gobierno.

Los “izquierdistas”: una estrategia reducida a la “lucha”, es una No-estrategia

El conjunto de los sectores que se reclaman clasistas al interior de la COB como podían haber sido el combativo magisterio urbano de La Paz, o agrupaciones que se reclaman del campo obrero, lamentablemente no sostuvieron una política antagónica a la oficial que emanaba de los cuerpos orgánicos. Así por ejemplo el dirigente del magisterio, Miguel Lora Ortuño, afirmaba en una nota de prensa que los diversos sectores tendían a la unidad y no veía necesario establecer una distinción política con la burocracia médica para poder separarse de los elementos ligados a la oposición patronal y semi racista, a la que no concede importancia alguna: “Sorprende escuchar los discursos de los dirigentes médicos, señalan que en la acción han llegado al convencimiento de que su lucha no es limitadamente gremial y sectorial. Están convencidos que se trata de una lucha política y que su victoria depende de la victoria del conjunto de la movilización. Sus capas más avanzadas buscan con avidez una dirección política que encarne las condiciones de la actual lucha. Los mecánicos piensan que la movilización de los profesionales de la medicina encausa de manera natural hacia la derecha. Nada más falso, su contacto en la lucha con los explotados los encamina al encuentro con las tendencias revolucionarias. La única derecha vigente en Bolivia es el gobierno del MAS que, día a día, se muestra como instrumento de las transnacionales y de los empresarios privados nacionales” . La capitulación a la burocracia del colegio médico, a sus discursos anti cubanos, y a su política meramente corporativa, se da a través de la negación de la existencia de una derecha alternativa al MAS, (como si Doria Medina y sus operadores y dineros, así como los cívicos orientales o las cientos de alcaldías del MSM no existieran) como en la temeraria afirmación de que se “encaminan al encuentro de tendencias revolucionarias”. Estas afirmaciones embellecedoras de la burocracia se vieron reforzadas en la exigencia a la burocracia cobista de abstenerse de declarar la huelga Gral. indefinida, ya que no sirve si no se paraliza el aparato productivo, afirmación correcta pero que no tenía ninguna política alternativa para organizar la lucha. Peor aún ya que hubieron organizaciones que reclamaban precisamente esto: la huelga general indefinida, sin detenerse a reflexionar sobre cómo garantizar una verdadera huelga, es decir, la política de la burocracia sindical en momentos de crisis. Sobradamente conocemos en Bolivia que no solo se traiciona negociando sino también con radicalismos verbales impotentes que terminan desmoralizando a los que luchan.

Estas diversas concepciones basadas en la unilateralización de la lucha como medio y fin, impide el combate a la burocracia sindical que también “lucha”, además que termina evadiendo la necesaria lucha política, confunde combates progresivos con luchas reaccionarias como afirma el mismo Lora: “(…)los objetivos que enarbolan son sectoriales y bastante dispares entre sí. Los que dependen de un sueldo postulan como objetivo el salario mínimo vital (canasta familiar), los médicos salen contra la jornada de ocho horas que pretende imponer el gobierno, los trabajadores salubristas exigen su derecho de ser incorporados a la Ley General del Trabajo, los transportistas se movilizan por el incremento de tarifas y los reordenamientos vehiculares municipales, los indígenas del TIPNIS por la defensa de su hábitat natural, los estudiantes universitarios contra la ley financial que está provocando la huida en masa de sus mejores docentes, (…) éstos se encuentran ocupando el mismo escenario en sus movilizaciones y, de manera natural, surge la tendencia a actuar de manera unitaria”. Evidentemente una concepción así, es la expresión de una concepción estrechamente sindicalista y por lo tanto incapaz de unificar no cualquier lucha sino las luchas que van en un sentido progresivo. Esta vulgar concepción de la política expresada por Lora, además de capitular a la burocracia médica, a la pequeño burguesía reaccionaria del transporte, termina capitulando a la oposición patronal al reducir todo el combate en un frente único antigubernamental sin ningún límite de clase. Evidentemente aunque se denuncie la negociación establecida por la burocracia, por haber traicionado la “lucha” es incapaz de forjar una alternativa que pueda derrotarla al calor del conflicto, es decir, no a la apacible espera de la traición sino poder desenmascarar a la burocracia en el mismo momento que va transcurriendo la lucha.

Por una política obrera independiente

En los inicios mismos del conflicto nuestra pequeña organización manifestó la necesidad de unificar a todos aquellos combates progresivos, como el de la IX marcha del TIPNIS contra la trampa de la ley 222, de unificar la lucha salarial con la de los salubristas contra el 1126 y por su incorporación a la Ley General del Trabajo. Manifestamos que esta unidad no podía ser establecida por la rutina de una COB débil o por pactos por arriba de algunas direcciones sindicales como maestros y colegio médico, sino que era necesario convertir a los decenas de miles de movilizados en sujetos de la política, en los verdaderos conductores de la lucha que ellos mismos sostenían, únicas garantías contra la negociación tras bambalinas, y único mecanismo que hubiera permitido pelear por otra estrategia alternativa a la de la burocracia, y esto era una gran cumbre que convocada por la COB incluyera a la CIDOB, a los marchistas de la IX, a los salubristas que mantuvieron valientemente una huelga larga, a los estudiantes que día a día chocaron con la policía, y que sobre la base de un mandato de sus bases, elegidos en asamblea estos delegados fueran capaces de dirigir un conflicto escalonado en forma unitaria y sobre la base de un pliego único de demandas. Esta política no solo que hubiera ayudado a separarse claramente por ejemplo de los Doria Medina o del Granado, sino también de empezar a derrotar a la burocracia sindical con ayuda de los trabajadores de base no solo movilizados sino organizados democráticamente.


Cumbre obrera aprueba instrumento Político de la COB: Stalinistas y masistas se oponen

En momentos en que la COB había declarado el paro de 72 hs., se convocó a una cumbre obrera nacional en la ciudad de Oruro, que aunque no se trataba de la misma política que la sostenida por la LOR-CI al ser convocada para los secretarios generales de los sindicatos de base y sin la debida preparación la misma, amenazaba convertirse en la instancia capaz de unificar por lo menos a los sectores asalariados con un plan de lucha escalonado, terminó convirtiéndose en un ampliado nacional ya que en días previos a la cumbre los operadores del gobierno lograron que a la cumbre se llegara con los conflictos semi resueltos o debilitados. Así la burocracia sindical luego del paro firmó los acuerdos con el ministerio de gobierno suspendiendo todo plan de lucha y aislando a los salubristas, luego la CEUB que actuaba en calidad de mediadora terminó también tras las huellas del comité ejecutivo de la COB, los mineros le quitaron apoyo a la IX marcha del TIPNIS. La convocatoria a la cumbre fue confusa, donde incluso decenas de sindicatos de base no tenían idea de la misma. Con la cancha rayada, la cumbre se transformó en un ampliado del comité ejecutivo. En este ampliado se definió –una vez más- el lanzamiento de la comisión política para la formación del instrumento político de los trabajadores a la cabeza de la FSTMB. No abrigamos ninguna expectativa en estos afanes de la burocracia, lanzados únicamente para mejorar su posición negociadora del pliego frente al gobierno con la amenaza de la creación de un partido, que frente al desgaste del gobierno pueda ser una atractiva alternativa a ojos de la vanguardia obrera y popular. Consideramos que si los trabajadores de base intervienen en la creación de este partido basado en los sindicatos será un importante primer paso de los trabajadores hacia su independencia de clase. Aunque pocos creen que los burócratas se atrevan a lanzar el desafío de poner en pie el partido de la COB, los resquemores por parte de los operadores del gobierno no se han dejado esperar, debido por un lado al desgaste del MAS que alimenta la pregunta, ¿después del MAS qué?, y por una creciente lucha de clases que tiene a una burocracia muy débil e inexperta como dique de contención. En un comunicado recientemente emitido, los oficialistas y colaboradores del PCB afirman su ataque a los trotskistas y su oposición al IPT de la siguiente manera: “Esta visión de conjunto registra además la emergencia intermitente de una tendencia pequeño-burguesa como el aventurerismo ultraizquierdista, sobre todo trostkista el cual trata de sentar sus reales con un discurso propiciatorio de los planes desestabilizadores de la reacción y el imperialismo. (…)De esta manera, la llamada Cumbre Sindical de Oruro, después de las escaramuzas de los médicos que resisten una jornada laboral de ocho horas y la manipulación de direcciones universitarias prebendalizadas, intenta ser el escenario propicio para el lanzamiento de una agrupación ciudadana mal bautizada como “instrumento político”. La intencionalidad real consiste en juntar en una sola alternativa eleccionaria a corrientes opuestas al proceso de transformaciones del país, con el objetivo de ensamblarlas bajo un comando único, con el modelo de la derecha venezolana cuya consigna es “todos contra Chávez(…) Debemos en consecuencia tener los ojos bien abiertos ante el plan de convergencia de la contrarrevolución que aprovechando el nombre de la COB, pareciera dotar de un tinglado inmejorable a aquellos neoliberales que pretenden recobrar el poder, para privatizar los recursos naturales y desmontar las conquistas sociales alcanzadas en estos años(…), tendrán en los comunistas una barrera infranqueable para sus intentonas provocadoras condenadas a la derrota total, pues aspiran a fracturar la unidad de la gloriosa Central Obrera en pos de fines mezquinos electoreros y sectarios, pese a su retórica pseudorevolucionaria”(1). Una vez más los stalinistas del PCB se convierten en la avanzada del MAS y en los adelantados a impedir que los trabajadores den un paso en su independencia política no solo de la derecha neoliberal sino también del masismo neoliberal. Por nuestra parte, consideramos de primer orden que la COB, capitaneada por los trabajadores organizados desde abajo se doten de una herramienta política, para pelear por sus derechos y demandas, para enfrentar al imperialismo y las trasnacionales y sus socios locales. En este instrumento político los revolucionarios de la LORCI pelearemos para que el mismo adopte un programa de acción claramente revolucionario, lo que se traduce en un mayor protagonismo obrero en la conducción de las fábricas y el país en desmedro de la actual clase dominante protegida por el MAS.

 

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