Al cierre de esta edición se realizaba una marcha exigiendo más seguridad y justicia por el asesinato en un robo de Iván Senneke. Dicha marcha fue avalada por el Ministro de Seguridad de la provincia y contó con la difusión de todos los medios masivos en Tucumán. Esta difusión se da en el marco de una gran campaña que lleva meses, frente al asesinato de Elda Ana Hovannes, que no tiene otro fin que el de criminalizar la pobreza (1). El reclamo de más mano dura fue parte de la agenda de la oposición patronal, lo que fue denunciado por los candidatos del PTS en el FIT.

Lamentablemente el Partido Obrero viene participando de este tipo de marchas con un discurso ambiguo que apela a “la inseguridad ciudadana” sin explicar demasiado qué quiere decir esto. Así el PO de Tucumán viene cediendo al sentido común que se viene imponiendo en sectores de las clases medias, que genera un ámbito que fortalece la represión contra los sectores populares (2). Lo que no tiene ambigüedad es el contenido de las marchas, dónde los convocantes apelan a endurecer las penas. Ya en otras oportunidades hemos debatido con los compañeros del PO por su persistente ambigüedad frente a los reaccionarios paros policiales por aumentos salariales o condiciones laborales (3).

Un ejemplo de las implicancias de la criminalización de la pobreza es el asesinato del joven Sergio Ismael Lucena a manos de dos policías de civil y uno uniformado en la ciudad de Las Talitas. Por supuesto que este asesinato no tuvo prácticamente cobertura mediática, y medios como La Gaceta se limitaron a titular, sólo en versión online, como: “Extraña muerte en Las Talitas”. Pero los casos cómo estos, donde jóvenes son apaleados por policías, son habituales en las barriadas populares, y es sabido que cuando en los medios se habla de inseguridad, los apaleos y el gatillos fácil se incrementan. Por más que el Partido Obrero vaya con las mejores intenciones, la realidad es que termina fortaleciendo las campañas derechistas.

Para las patronales y los sectores acomodados, fortalecer la represión a los sectores populares es estratégico frente a una crisis mundial que sólo tiene para ofrecer peores condiciones de vida. Por eso, desde el la Juventud del PTS nos proponemos realizar una gran campaña contra el gatillo fácil y la criminalización de la pobreza, denunciando el carácter de clase de las fuerzas represivas y la necesidad de luchar por su disolución.