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Partido de los Trabajadores Socialistas
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A 42 AÑOS DEL CORDOBAZO (Sólo en internet)
“Obreros y Estudiantes, unidos y adelante”
Por: Emiliano , Sabrina Chirico

02 Jun 2011 |

La situación Argentina desde mediados de los 60 hasta 1976 acompaña a la crisis en gran escala del capitalismo internacional. En el plano económico, el Cordobazo se enmarca en la declinación de los beneficios capitalistas basados en el boom de posguerra.
Tanto en los estados obreros como en los países centrales, el movimiento obrero internacional, se pondrá nuevamente de pie, luchando contra la burocracia estalinista, y contra los estados capitalistas. La clase obrera llevará a cabo grandes gestas como el Mayo Francés, La Primavera de Praga y el Otoño Caliente Italiano. Que acompañarán la heroica lucha del pueblo vietnamita contra el imperialismo.

El mayo cordobés: el punto de inflexión

A mediados de mayo de 1969 los obreros del gremio metal-mecánico cordobés convocan a una asamblea general. La dictadura de Onganía (apoyada en el peso logrado por el capital extranjero y los grandes grupos locales, que venían adquiriendo importancia en la economía tras el “desarrollismo” impulsado por Arturo Frondizi) había derogado, por decreto del poder ejecutivo nacional, el descanso del sábado Inglés y avanzaba en medidas como el congelamiento de los convenios colectivos de trabajo y salarios. El objetivo era lograr una máxima productividad del trabajo.

Los sindicatos de Metalurgia y Transporte responden el 15 de mayo con una huelga general de 48 hs. Las facultades de Rosario protagonizan jornadas de lucha radicalizadas tras la muerte del estudiante Cabral en Corrientes producto de los enfrentamientos con la policía. El 17 de Mayo se realiza una masiva movilización estudiantil que es salvajemente reprimida. Muere Adolfo Bello estudiante de Ciencias Económicas. En los días siguientes se va gestando la unidad obrero-estudiantil, tanto es así que la CGT convoca a un paro y se une a la movilización de los estudiantes en solidaridad con los caídos, que nuevamente es reprimida por la infantería. Es en este momento donde se desata el Rosariazo, conformándose barricadas en las calles, y luego de varias horas de choques, alrededor de 4.000 manifestantes toman la ciudad, produciéndose la muerte del joven estudiante y metalúrgico Norberto Blanco. En este contexto La Plata, Resistencia, San Juan y Salta toman el ejemplo y acompañan con grandes movilizaciones. Los obreros mecánicos cordobeses deciden en asamblea general marchar al edificio de la CGT. Las principales calles de Córdoba se ven invadidas por miles de trabajadores. Los estudiantes también asisten participando activamente. El Barrio Clínicas (residencia estudiantil) es escenario de un atrincheramiento popular que se enfrenta contra el aparato represivo del Estado.

Como respuesta, las dos CGT convocan un paro general para el 30 de Mayo; Córdoba no podía esperar tanto. El 29 de mayo la ciudad amanece con un paro activo de todos los trabajadores, concentraciones y protestas. Nadie trabaja, todos protestan y el Gobierno prepara la represión. Los estudiantes entran en escena nuevamente, acatando todas las medidas tomadas por la central obrera, millares y millares de volantes exigen la vigencia de los derechos conquistados. Los obreros marchan hacia el centro de la ciudad. Desde las 11 hs. se registran durísimos enfrentamientos en toda la capital, el Barrio Clínicas es tomado nuevamente. A las 12:30hs. es asesinado Máximo Mena, obrero mecánico y estudiante secundario. Se suceden enfrentamientos, manifestaciones y las barricadas que se propagan por las calles, hasta se organizan grupos de francotiradores para hostigar a las fuerzas policiales. Es un verdadera “Guerra de Guerrillas Urbana” que pretende barrer al “Onganiato” y se expresa con fuerza en la consigna: “Abajo la Dictadura” que se esparcirá en todo el país.
El odio brota en cada esquina de Córdoba, un odio distinto, el odio de la clase obrera. Las protestas elevan su radicalización hasta límites impensados, edificios de empresas internacionales son atacados por las manifestaciones. También se queman autos para aumentar las barricadas, se atacan establecimientos abiertos y bancos. Los obreros y estudiantes de Córdoba toman el control de 150 manzanas de la ciudad. La policía derrotada por la alianza obrero-estudiantil, desaparece de las calles. La autodefensa había surtido efecto. La clase obrera se ubica como vanguardia de todo el pueblo contra la dictadura militar.

Por la tarde se hace sentir la reacción: el Ejército Nacional interviene la provincia dejando decenas de muertos y cientos de heridos en las calles entre trabajadores y estudiantes, pero ya era demasiado tarde… El 30 de mayo se concreta el paro nacional.

Los burgueses tiemblan, la dictadura de Onganía sufre la estocada mortal propinada por el levantamiento semi-insurreccional (el carácter de “semi”, tomado de la caracterización de Nahuel Moreno, es debido a que no cuenta con una dirección revolucionaria ni armamento) de la alianza del proletariado y los estudiantes de Córdoba que se adueñaron de la ciudad durante dos días, aunque sin una dirección y un programa para la toma del poder, decidieron el destino de los gobiernos provinciales, sucediéndose desde 1969 a 1971, 6 gobernadores. En las calles entraban en escena las masas obreras y populares cumpliendo el rol histórico de sujeto revolucionario, encabezando acciones independientes que desbordan los objetivos de la dirigencia.

Por la senda de la burocracia: la CGT y la CGTA

En 1968 se conforma la central sindical CGT de los Argentinos, planteada como una alternativa a las facciones participacionistas encabezadas por Timoteo Vandor dispuestas a pactar con la dictadura de Onganía (62 Organizaciones), aún después de que reprimiera inescrupulosamente la huelga general de marzo de 1967; y la peronista ortodoxa, de las llamadas 62 organizaciones de Pie junto a Perón, encabezadas por José Ignacio Rucci y Atilio Alonso que se conforma con el apoyo de Perón dirigida, en un comienzo, por Raymundo Ongaro, para contener el descontento que rebalsaba a la burocracia colaboracionista. Sin embargo esta central no jugó un rol de dirección en el Cordobazo. Ante la creciente ola de levantamientos obreros la política peronista será la de restablecer la unidad sindical, bajo un mando leal encarnado en la figura de Rucci.

Agustín Tosco, fue uno de los dirigentes más importantes de la CGT Córdoba, su participación en el Cordobazo es destacada ya que apoya las acciones obreras. Tosco pertenecía a la tendencia del “sindicalismo de liberación”, y estaba alineado dentro de la CGT de los Argentinos al ala de los “independientes” dirigida por Ongaro, pero en la provincia mantenía relaciones con el sector “legalista” encabezado, en ese momento por Atilio López (impulsor y referente del retorno de Perón y la conformación del FreJuLi). Tosco llegó a dirigir la CGT cordobesa junto con López, después del Cordobazo, y además lideró la corriente conocida como el “sindicalismo de liberación”, que tenía como estrategia la unidad de las organizaciones obreras con la burocracia sindical y los partidos patronales.

El clasismo: SiTraM y SiTraC

En contraposición a los sectores mencionados surgirá, a partir del ascenso revolucionario iniciado en 1969, una nueva camada de dirigentes y activistas de fábrica antiburocráticos y antipatronales que, como expresión de profundas tendencias combativas de la clase obrera, excederá las fronteras cordobesas y alcanzará su máxima expresión con el clasismo que hará propia la lucha por la independencia de clase.

La formación de los sindicatos clasistas cordobeses, el SiTraM y el SiTraC, desarrollaron en común el enfrentamiento con las viejas direcciones sindicales desplegando nuevas formas de organización basadas en la democracia obrera, un programa contra la patronal, y en algunas definiciones hasta un claro cuestionamiento al Estado burgués.

El clasismo expresó las tendencias revolucionarias de la vanguardia surgida al calor del Cordobazo, y se presentará, nuevamente, luego de un momento de desvío y resurgimiento de las ilusiones generadas por más de 30 años de peronismo -política de contención que se derrumbará con la muerte de Perón-, en las luchas de Villa Constitución de 1974, la huelga general y las movilizaciones contra el “Rodrigazo” en 1975 y en las coordinadoras inter-fabriles del Gran Buenos Aires. Esta perspectiva revolucionaria demandaba resolver el problema de la dirección política del movimiento obrero y las masas. No obstante, las mismas estaban influenciadas por tendencias foquistas y ultraizquierdistas que impidieron que el SiTraC- SiTraM impulsara el partido de clase con el fin de que la vanguardia obrera le disputara la dirección de la clase trabajadora al peronismo. A pesar de que los sindicatos clasistas cordobeses tenían direcciones que luchaban por la independencia política del movimiento obrero, no planteaban concretamente la construcción de un partido de la clase que le disputara abiertamente la dirección al peronismo, y se presentara como alternativa frente a las políticas de conciliación. Así como tampoco se propusieron la construcción de milicias obreras para pasar a la ofensiva insurreccional. De todas maneras, para desviar este proceso fue necesario, para la burguesía, el regreso de Perón que, como declaraba Rucci en La Prensa, tuvo que volver al país para evitar un baño de sangre. Sin embargo, y esto es continuación y a la vez parte de otra historia, terminará impulsando las bandas contra-revolucionarias de las tres A.


Sobre el despertar de la Juventud

En la actualidad, empezamos a ver como la acción directa cobra protagonismo y, en relación a esto, escuchamos como los medios de comunicación mencionan la palabra “Revolución”. Es el activar de la Juventud que levanta su voz contra las nefastas perspectivas de futuro a las que la condenó el neoliberalismo, y hoy sostienen los gobiernos post-neoliberales. Innumerables manifestaciones y revueltas a lo largo del mundo como en el Magreb y Europa son la expresión nítida de que nos encontramos en el umbral de una nueva etapa histórica.

No podemos tropezar con los errores del pasado, sino que debemos apropiarnos de las conclusiones más revolucionarias que, en forma de lecciones, obtenemos de la historia de nuestra clase. Como decía Leon Trotsky: “En los momentos decisivos, cuando el orden establecido, se hace insoportable para las masas, estas rompen las barreras que las separan de la palestra política, derriban a sus representantes tradicionales, y con su intervención, crean un punto de partida para el nuevo régimen. Esto demostró el Cordobazo. A 42 años de esta gesta revolucionaria, las lecciones de la historia nos demuestran que es indispensable la construcción del Partido Revolucionario que exprese las mejores tradiciones de lucha propias de los trabajadores, que sea una herramienta de organización política con perspectiva socialista e independencia de clase. Con este norte es que el PTS apuesta al desarrollo de las tendencias más combativas del sindicalismo de base y se propone seguir construyendo una juventud revolucionaria que luche junto con el movimiento obrero como en Kraft-Terrabusi, el Ferrocarril Roca, Zanon, entre otros.


 

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