PTS
Partido de los Trabajadores Socialistas
Buenos Aires   |  27 de marzo de 2024
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CHARLA-DEBATE EN EL INSTITUTO DEL PENSAMIENTO SOCIALISTA
“Una nueva primavera de los pueblos”
10 Mar 2011 | El pasado viernes 4 realizamos en el Instituto del Pensamiento Socialista una charla debate sobre los procesos revolucionarios en Túnez, Egipto y Libia, “Una nueva primavera de los pueblos”, con Christian Castillo, dirigente nacional del PTS y miembro de la Revista Estrategia Internacional. Más de 170 compañeros presenciaron la charla en el salón (...)
VIDEO: http://www.youtube.com/watch?v=-km-u0-RlOs

Hemos empezado el 2011 de una manera muy turbulenta. Si uno mira lo ocurrido en el epicentro de las movilizaciones y levantamientos obreros, juveniles y populares, en el Magreb, y si se quiere en la península arábiga, la dimensión del proceso es enorme. Porque verdaderamente pocas veces en tan poco tiempo se dan movilizaciones de masas tan significativas (…)

Estamos ante cambios importantes. No sólo a nivel de regiones sino que es posible que tengan un efecto, que trasciendan más allá del epicentro de las movilizaciones. Por eso se ha recurrido a muchas analogías históricas, que tratan de ir más allá del día a día de los acontecimientos, e intentan ver hacia dónde van estos procesos. Nosotros hemos usado una, que es la de la “Primavera de los Pueblos”. Así hemos titulado nuestra nueva edición de la revista Estrategia Internacional (…).

¿Por qué utilizamos esa analogía? El nombre con que se conocen los levantamientos que se suceden en 1848, es el de la “primavera de los pueblos”.

¿Qué había pasado en ese momento? Se venía de una crisis económica muy fuerte, iniciada aproximadamente en el año 1846 en Europa y no sólo se da en el continente sino que también golpea en Inglaterra (…). Hay un alza en los precios de los alimentos, brutal. En algunos países se duplica y en otros hasta se triplica. Hay un aumento enorme de la desocupación en toda Europa y entonces había un olor bárbaro a revolución. Tanto es así que la revolución empieza por Francia, a los pocos días de editarse la primera edición del Manifiesto Comunista, que termina justamente vaticinando el estallido de una revolución, pero en Alemania que era donde se estaban concentrando un conjunto de contradicciones, muy, muy importantes.

Si ustedes ven esos meses en Europa son como los que ahora se están viviendo en el Magreb. El 24 de febrero asistimos a las barricadas en Francia que derrocan al gobierno de Luis Felipe y sube el gobierno provisional. Enseguida estalla el proceso en varias ciudades de Alemania, en Colonia, en Berlín y en otras regiones de lo que era la Confederación Germánica, porque todavía no había un único Estado alemán. Estalla Austria, se levanta Hungría reclamando su independencia de los Habsburgo, la monarquía absolutista que gobernaba Austria y tenía sojuzgado al pueblo húngaro. Toman fuerza las movilizaciones italianas por la unidad nacional, se levantan los polacos para luchar por su independencia. En pocas semanas toda Europa se inunda de revolución. A ese proceso se lo denomina históricamente la “Primavera de los Pueblos”.
Entonces, ¿por qué hemos elegido esa analogía? Como toda analogía histórica sirve para pensar algunos problemas, siempre que uno sepa que no es que está diciendo que toda historia se repite linealmente (en toda analogía hay que saber ver los límites), sino para pensar los puntos de contacto. Entonces, ¿por qué elegimos ese punto de contacto?

Restauración y revolución

En primer lugar porque Europa venía de varios años de restauración. En 1815 ustedes conocerán que Napoleón cae definitivamente, y se instaura un nuevo equilibrio entre las grandes potencias. Todos son gobiernos absolutistas que aunque no cambian el carácter burgués que ya había instalado la Revolución Francesa, las formas políticas vuelven a estar dominadas por los poderes tradicionales. Napoleón, después de años de conquistas revolucionarias, de extender las relaciones burguesas de producción a los países a donde entraba, retrocede, pero gran parte de las transformaciones económico-sociales, sobre todo en Francia, pero también en otros países, que hace Napoleón, se mantienen.

Europa vive un momento de reacción. Los Borbones que habían sido expulsados por la gran Revolución Francesa, vuelven a estar en el trono entre 1815 y 1830. El Zar de Rusia jugaba el papel de garante, en última instancia, de todos los regímenes reaccionarios. Metternich ejercía el poder en Austria, al igual que Prusia. Son todos poderes reaccionarios, un clima muy retrógrado, muy negativo para el movimiento de masas.

Sin embargo ya a comienzos de los ‘40 hay olor a revolución. En Europa los círculos obreros comenzaban a agitarse. En 1830 ya había habido un anticipo, una revolución obrera en Francia que había derrocado a los Borbones y había subido quien fue llamado el rey burgués, Luis Felipe. Y en febrero de 1848, estamos en el medio de una gran crisis capitalista, crisis que Marx pensaba que podía ser la crisis agónica del capitalismo. Este es un gran error de pronóstico de Marx, que después él mismo va a reconocer y que Trotsky señala en A noventa años del Manifiesto Comunista, cuando dice que Marx se equivocó entre los dolores de parto y la agonía del capitalismo. El parto del capitalismo industrial y no la agonía. Por eso Marx termina el Manifiesto diciendo que podemos estar ante el preludio de una transformación análoga de lo que vimos del feudalismo al capitalismo. Bueno, pero 1848 es un gran momento de revolución.

Entonces, ¿qué tiene en común con el proceso actual? También venimos ahora de una época de restauración, después de la imposición de políticas llamadas neoliberales, que empieza a comienzos de los años ‘80 y que provoca un retroceso enorme en el movimiento de masas, pérdida de conquistas, flexibilización laboral, aumento de la explotación de la clase obrera, reconquista por parte del capital de los Estados obreros burocratizados, entrada del capitalismo en China, semicolonización mayor de los países llamados del Tercer Mundo, de la periferia capitalista, privatizaciones. Todo lo que se conoce en general con el nombre de neoliberalismo, es decir, una política de ofensiva capitalista imperialista muy fuerte que provocó un retroceso muy grande en las condiciones materiales de vida de la clase obrera y un gran retroceso en su subjetividad. Donde se impusieron valores culturales e ideológicos totalmente reaccionarios basados en el individualismo a ultranza.

Las ideas que predominaron estos últimos años, si bien tuvieron momentos de sacudidas, se mantuvieron (…); hasta la crisis capitalista que situamos en la caída de Lehman Brothers.

Crisis capitalista

Aunque el proceso de crisis ya venía de un año antes, tiene un pico, un salto cualitativo y el mundo tiene un desequilibrio mucho mayor y hoy vivimos un periodo de desequilibrio causado por la crisis capitalista, que ya lleva tres años. Y es un período donde, más allá de haber evitado una bancarrota generalizada del capitalismo, el capital no logra salir de la crisis. Esta se expresa desigualmente, según las regiones y los países. Por ejemplo, en América Latina la refracción de ese proceso generalizado ha sido favorable para el crecimiento de las economías latinoamericanas a diferencia de los que pasa en gran parte de los países europeos, con excepción parcial de Alemania y también de lo anémico de la economía norteamericana en cuanto a su recuperación. Ha sido una recuperación muy débil pero sin recuperación de empleo, por ejemplo. Donde los bancos han vuelto a ganar cualquier cantidad de miles de millones de dólares. Los Estados han hecho rescates millonarios para que no haya una bancarrota capitalista y están fuertemente endeudados y por eso hacen recortes. Por eso la lucha de los trabajadores de Wisconsin, porque es una consecuencia de la crisis capitalista. Porque tienen que recortar el gasto público para pagar la deuda con la cual salvaron a los grandes bancos y a las grandes empresas capitalistas.

Esto también lo vemos en Europa en el ajuste en el Estado Español, en Grecia, en un montón de países. Eso ¿qué provoca? Acrecienta los choques entre las clases sociales, ésa es la dinámica que vemos. Y a la vez generó, primero una caída y después una suba muy grande de los precios de la materias primas. Eso ¿qué permite? A algunos países obtener recursos adicionales, por ejemplo los que exportan petróleo, Argentina o Brasil por las exportaciones agrarias. Pero en los países que importan alimentos o materias primas, provoca una suba de los precios.
Los países del Magreb son en general importadores de alimentos y otros productos. De los tres países que han estado en el centro de la crisis, uno sólo es petrolero, el caso de Libia. No casualmente es el país que tenía una situación económica distinta a la de Túnez y Egipto. Tenía un crecimiento del 10% anual el último año, más que Argentina. Es uno de los países que más creció. Entonces cuando decimos crisis capitalista y período de crisis capitalista no decimos que no hay países que aparentemente no están en crisis. En Argentina no hay crisis económica ahora. Hay manifestaciones de dificultad en el ciclo de la economía, la inflación, etc. Pero creció un 9%. Lo que estamos diciendo es que vivimos un período de crisis capitalista porque el centro del sistema no se ha recuperado del enorme sacudón que tuvieron y porque evitaron la caída a costa de crear grandes contradicciones como son éstas: estados que han duplicado, triplicado sus niveles de endeudamiento y que para zafar, ¿qué hacen? Atacan al movimiento de masas, lo que lleva posiblemente a la lucha de clases. El resultado de eso puede ser la derrota o el triunfo de las masas, las dos hipótesis están abiertas. O le hacen pagar la crisis al movimiento de masas o la misma crisis y esos intentos generan levantamientos populares o revoluciones (…).

Revolución política, revolución social

Ahora bien, hemos usado esa analogía de 1848, la de la “Primavera de los Pueblos” porque venimos de esa restauración, por la simultaneidad de los movimientos que se han dado, por este conjunto de movilizaciones populares, y también porque el proletariado participa pero no es el eje, no es hegemónico, no tiene el liderazgo de la movilización en los inicios del proceso. En 1848 el proletariado entra diluido en el pueblo en general, en febrero voltea a Luis Felipe pero después va a tomar presencia propia. Si en febrero se da el primer proceso en Francia, en junio se da lo que tanto Marx como un analista conservador y actor de los acontecimientos como Alexis de Tocqueville denominaron la primera guerra civil del mundo moderno. De Tocqueville dice que a diferencia de las revoluciones políticas que se habían dado en Francia en los 50 años previos, la que estaban viendo no era una revolución política sino una revolución social; lo decían cuando hablaban de las barricadas que habían protagonizado los obreros insurrectos en París durante junio de 1848 y donde con Blanqui y todos los dirigentes del proletariado francés de la época, presos un mes antes, combaten a las tropas heroicamente durante cinco días hasta que son derrotados. Matan 3.000 obreros, otros van al exilio, es la matanza que va a preceder a la de la Comuna de Paris, tiempo después, en 1871.
Pero ya la burguesía francesa tenía tradición en asesinar obreros insurrectos. Y quien va a estar a cargo de esa matanza va a ser un general republicano y no monárquico, el general Cavaignac, un hombre del Partido Republicano, de la burguesía supuestamente antimonárquica y quien encabeza el estado de sitio en París y la represión del proletariado. Pero aquí estamos asistiendo al surgimiento del proletariado a la vida política. (…)

Marx dice en junio de 1848: “murió un tipo de revolución y surgió otro tipo de revolución”. El proletariado aprendió políticamente que no se iba a emancipar junto a la burguesía sino contra la burguesía. No era simplemente voltear a la monarquía para lograr la emancipación, lograr los derechos políticos sino que para emanciparse tenía que ir más allá. Voltear a la monarquía abre el terreno, el mejor terreno para luchar por la emancipación social. Entonces la obtención de derechos políticos y de derechos de ciudadanía, el sufragio universal no era la emancipación política sino que abría el terreno de la lucha para la emancipación política y eso lo aprendió en las barricadas de junio, el nuevo tipo de revolución.
Dictadura del proletariado, revolución permanente fueron el grito de guerra de la clase obrera enfrentando a sus represores. Ese proceso se cierra en 1850 cuando se estabiliza la situación económica y un poco más tarde en 1851 en Francia donde el sobrino de Napoleón que había sido electo presidente se da un autogolpe e instaura el Segundo Imperio. Se cierra esa etapa, esos dos años de zozobra donde todos los regímenes absolutistas tiemblan y desde el lado de las masas se hace una gran experiencia revolucionaria, donde el proletariado saca una enorme cantidad de conclusiones pero que termina con una derrota política.

Si uno ve el mapa político después de la “Primavera de los Pueblos” es un mapa lleno de gobiernos absolutistas pero también abre el camino al desarrollo industrial de Europa. Se estabiliza el capitalismo y los gobiernos absolutistas producen un salto en el desarrollo capitalista industrial, un salto en la clase obrera mundial (…)

Por estos elementos hemos tomado la analogía, pero haciendo muchas salvedades. Diciendo que esa era la época en que el capitalismo todavía tenía tiempo y espacio, para pegar un salto en su desarrollo. Un desarrollo fenomenal de las fuerzas productivas que tiene lugar en la segunda mitad del siglo XIX.

Hoy vivimos en otra época histórica, en la época del imperialismo, en medio de una crisis que no es la misma que la de 1848 sino una crisis de una magnitud superior y no vivimos en el momento del surgimiento del proletariado sino cuando la clase obrera mundial ha pasado por todas las experiencias revolucionarias y contrarrevolucionarias del siglo XX, es decir, que tiene una enorme tradición de lucha. Esa es la clase obrera que llega.

Ante los procesos del mundo árabe ¿Cómo nos preparamos revolucionarios?

Primero, hay una lección muy importante, nosotros pensamos la potencialidad y también los límites de estos procesos, pensamos sobre todo cómo estos procesos pueden permitir que surjan partidos revolucionarios, porque no se trata de que se cambie un dictador por una democracia capitalista igual de proimperialista. Nosotros pensamos si estos procesos pueden llevar a una revolución socialista. Para este objetivo, el principal límite que hay en la región es que no hay casi partidos marxistas revolucionarios, los que hay son debilísimos. No hay casi tradición trotskista en esa región del mundo, salvo en Argelia donde existe una tradición (y en menor medida en Túnez y Egipto), pero son grupos muy pequeños. No hay casi grupos que planteen la perspectiva de que gobiernen los trabajadores. Esa idea es débil en la región, pero puede surgir. El movimiento obrero egipcio puede surgir. Nosotros no descartamos que pueda haber saltos (…).

Estas son las dos grandes conclusiones: las masas muestran su potencia, vuelven a la escena histórica, desarticulan el poder constituido, paralizan el país con huelgas generales, cambian la rutina, transforman lo extraordinario en cotidiano, esos son los tiempos de revolución; pero si no hay organización revolucionaria eso no lleva al programa por el que nosotros luchamos, el programa que lleve a la clase obrera al poder, por construir partidos y una internacional revolucionaria que pueda jugar un papel para que el descontento de las masas no sea contenido por el imperialismo o por variantes proimperialistas o variantes islámicas (que terminen haciendo Estados que se vuelven opresivos contra el propio movimiento de masas).

Miren los Estados donde se dan los levantamientos, eran direcciones nacionalistas basadas en el Ejército, que hacían concesiones a las masas, pero terminaron volviéndose todas proimperialistas, como sucedió con todas las variantes nacionalistas (…).

Estas dos ideas centrales hacen que, aunque estemos muy lejos y no podamos incidir en los acontecimientos, más que discutir y debatir, haya una gran discusión abierta en la izquierda mundial entre el sector pro Kadafi, el sector democratista y los que somos revolucionarios socialistas y antiimperialistas, que planteamos que hay que tirar a Kadafi con una política independiente del imperialismo. Esta es una gran lucha política en la izquierda (…)

Elementos de Guerra Civil

En Libia hay una situación de guerra civil en tanto hay enfrentamiento militar entre dos bandos, más o menos constituidos, que se disputan el poder del Estado. Ahora bien, una guerra civil no es igual a otra. No es lo mismo cuando una guerra civil se da producto de una lucha del proletariado contra la burguesía (y se transforma en una lucha contra los explotadores internos) que en este caso donde el bando que se levanta contra Kadafi es un sector policlasista, donde la clase obrera no interviene como tal (Libia es un país atrasado desde el punto de vista de la tradición de tener un movimiento obrero organizado). Una gran parte de la clase obrera en Libia es extranjera y no existen sindicatos autónomos del Estado. Esto da cuenta de que no se trata de un proceso donde la clase obrera se insurrecciona directamente contra la burguesía, sino que es un proceso de lucha contra el régimen, donde en el campo de la lucha contra el régimen hay sectores que quieren mayor autonomía nacional y desconfían del imperialismo, sectores que eran del régimen de Kadafi y se pasaron a la oposición, los que se llaman notables de las ciudades, los jueces, pequeños empresarios, que son los que le quieren dar la impronta a la situación, como así también oficiales del ejército que quieren mantener el control y no quieren armar milicias y que el pueblo se arme.

En síntesis, hay claramente elementos de guerra civil pero no entre el proletariado y la burguesía, sino entre dos coaliciones policlasistas.
Por un lado, el régimen de Kadafi se mantiene en base a un aparato y con sectores leales pero que no expresan ninguna dinámica progresiva del movimiento de masas como sí ocurrió, por otro lado, con la insurrección contra Kadafi, más allá de que nosotros opinemos que hay que construir un ala obrera, socialista y revolucionaria, que se enfrente a los lideres de la coalición que quieren llevarlos detrás del imperialismo y que le den una salida socialista y revolucionaria a esa insurrección.

Sobre el Doble Poder y los procesos en curso

La existencia de un doble poder es relativa. No hay un doble poder en el sentido obrero del término. Hay nuevos organismos como los comités populares y tendencias a la autoorganización porque hay una desaparición del Estado como en Bengazi. Pero estos no tienen un contenido de clase sino que están dirigidos por los “notables” del pueblo. Pueden transformarse en otra cosa si hay impaciencia por la caída de Kadafi y si se incrementan las penurias de las masas. En este sentido es muy importante el hecho de que gran parte del pueblo esté armado. Nosotros apostamos a que las masas, los jóvenes y trabajadores hagan una experiencia, se radicalicen y tomen sus destinos en sus propias manos, pero no somos ingenuos en cuanto al tipo de organizaciones que existen hoy.

En los procesos revolucionarios en el norte de África y Medio Oriente, vemos muchas contradicciones para que en estos países haya revoluciones socialistas triunfantes. Para nosotros son procesos revolucionarios muy complejos, pero de conjunto si crean una situación de inestabilidad de la dominación del imperialismo, eso favorece un escenario para que emerjan las masas de numerosos países. Por ejemplo, puede reanimar la lucha del pueblo palestino contra el Estado de Israel. O también puede ayudar a la radicalización de los jóvenes franceses (que vienen de la lucha contra las pensiones del año pasado) o de los inmigrantes árabes en Francia que están en contacto con la izquierda francesa y dar lugar a una corriente revolucionaria.

En este marco de crisis hegemónica objetiva del imperialismo, éste cuenta con la ventaja de la falta de una dirección revolucionaria a nivel internacional que esté pensando el proceso actual y cómo ganar influencia en él. Esta es la debilidad desde el punto de vista de las masas.

Sobre la “carta humanitaria” del imperialismo

El imperialismo y los grandes medios pueden magnificar la represión o los bombardeos para justificar una intervención imperialista bajo argumentos humanitarios. Por ejemplo en el caso de Kosovo donde Milosevic estaba llevando adelante una limpieza étnica, los medios como CNN magnificaron los hechos para crear un discurso humanitario y justificar la intervención imperialista. Los que luchaban por la autodeterminación de Kosovo, el ELK (Ejército de Liberación de Kosovo) pasó de ser un grupo progresivo que luchaba por la autodeterminación y contra la opresión nacional a ser un grupo vendido al imperialismo que apoyaba los bombardeos de la OTAN.
El ELK terminó siendo la infantería de los bombardeos de la OTAN. Hoy en Libia también hay una parte que se está vendiendo al imperialismo después de la insurrección y que pide bombardeos (…).

La necesidad de un partido revolucionario

Decir que el actual es un período signado por la crisis capitalista internacional es decir que todo es relativamente inestable. Decir que estamos al fin de la restauración burguesa y que estamos entrando a un nuevo ciclo, significa que toda estabilidad burguesa es relativamente precaria, y eso es lo que muestran los procesos actuales. Por ejemplo, Libia muestra que un país con crecimiento económico puede entrar en crisis y explotar por contradicciones políticas.

Hoy puede parecer que América Latina está creciendo económicamente y está muy lejos de los procesos abiertos y que no va a ser tocado por la crisis capitalista. Sin embargo la dinámica abierta muestra que pueden actuar factores políticos y cambiar rápidamente la situación.

Esto nos hace reforzar nuestras energías para construir partidos revolucionarios y una internacional revolucionaria. Vemos que puede haber choques de clase más decisivos. Nosotros nos armamos teórica y políticamente y tratamos de tener influencia para que las masas den una salida progresiva a los levantamientos populares que lleven adelante. La situación actual mostró a millones en la calle rompiendo el orden establecido. Eso es un elemento excepcional contra los escépticos que piensan que no se puede cambiar nada. Esto es importante para los que opinamos que la acción de las masas en las calles es relevante en la historia.

Es necesario construir un gran partido revolucionario, una gran juventud revolucionaria y una gran corriente obrera clasista e internacionalista.

Esta es la única forma de empezar de nuevo esa dinámica que se abrió en el siglo XX con la Revolución Rusa. La de reconstruir el movimiento revolucionario, de luchar por el socialismo en el siglo XXI y por un gobierno de los trabajadores.

 

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