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Partido de los Trabajadores Socialistas
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ACTO DE LA JP EN EL LUNA PARK (Nota exclusiva en internet)
Los sapos que Cristina invita a comer
Por: Facundo Aguirre

23 Sep 2010 |

En el acto de la JP en el Luna Park, no sólo se vio el intento de formar una fuerza juvenil afín al gobierno, sino de apropiarse para este fin del folklore setentista de la antigua Jotapé. Cuando hablaba Cristina Fernández de Kirchner, en las tribunas se coreaban los cánticos de los ’70. Pero las palabras de la presidenta, que reivindicaba su pasado en la “juventud maravillosa”, desmentían a la vez esas antiguas consignas enarbolando al Perón más derechista, el del slogan “para un argentino no puede haber nada mejor que otro argentino”. La presidenta concluía: “Si nosotros nos hubiésemos podido sentar junto a la Juventud Sindical como ustedes, qué diferente hubiese sido todo”. Todo un balance antirrevolucionario de los ’70 para proponer la “refundación” de una Jotapé “nac and pop” sobre la base de liquidar las pretensiones izquierdizantes de los ‘70 para justificar el rumbo actual y la conciliación entre víctimas y verdugos.

Todos los gatos son pardos

Cuando la presidenta repite el slogan de Perón “para un argentino no puede haber nada mejor que otro argentino”, está tomando al Perón más de derecha, lanzado a garantizar el orden burgués liquidando a la vanguardia obrera y popular surgida en Argentina luego del Cordobazo. Cristina Kirchner afirmó que en su juventud carecían de democracia, para tratar de justificar la radicalización de la Jotapé setentista. Olvida decir que aquella democracia burguesa del ’73 encarnó una política de desvío de un proceso revolucionario que amenazaba en las calles y en las fábricas la dominación del capital. Esta es la razón (y no que no se hayan podido sentar junto a la Juventud Sindical) por la cual el activismo obrero juvenil -y la Jotapé como parte del mismo- va ser atacado sistemáticamente por las bandas armadas de las Tres A y la burocracia sindical, entre las que se encontraban la Juventud Sindical Peronista (JSP) orientada por Lorenzo Miguel desde la UOM[1]. La masacre de Ezeiza el 20 de junio de 1973 fue el punto inicial del enfrentamiento ya que la derecha peronista, orientada por Lopéz Rega junto a la burocracia sindical de José Ignacio Rucci, realizará una asonada contrarrevolucionaria contra los montoneros que les permitirá echar a Cámpora del gobierno –que era apoyado por la Jotapé- y hacerse del poder. Perón, desde entonces, se apoyó en la derecha peronista y sindical para golpear a la vanguardia obrera y juvenil.

El Perón que lanza el slogan repetido por Cristina, lo hace en 1974, luego de haber masacrado a los Montoneros en Ezeiza y dando vía libre a la burocracia y la ultraderecha para actuar impunemente. Allí Perón convoca a Balbín y los políticos burgueses a la unidad nacional para cerrar filas alrededor del Pacto Social.

Los montoneros creían que el peronismo era un movimiento de liberación nacional y que Perón era un líder antiimperialista. Combinaban el apoyo a la estrategia de la conciliación entre la burguesía nacional y los trabajadores, con una estrategia guerrillerista que llevaba a cabo una guerra de aparatos, ajenas a las necesidades de organización del movimiento de masas. Por eso no enfrentaron la estrategia de Perón sino que llevaron a cabo una lucha militar descolgada para presionar e imponerse dentro del peronismo.

Los dichos de Cristina en el Luna Park sobre la unidad nacional y el diálogo entre los jóvenes peronistas son un llamado a reconocer que el problema en 1974 –año del pase a la clandestinidad de los Montoneros- fue que la “Jotapé” había confrontado excesivamente con Perón y que tenía razón la escisión que por derecha sacudió entonces a los montoneros, la JP Lealtad, de que no había que “sacar los pies del plato” y mantenerse incólumes tras la estrategia dictada por Perón. Es también, un llamado a conciliar víctimas y verdugos. Así lo planteó Facundo Moyano quien en el acto previo de lanzamiento de la JSP, también en el Luna, dijo que “los 30 mil compañeros desaparecidos son nuestros y Rucci también”.
Igualando a los caídos en Ezeiza, en manos de las Tres A en las mazmorras de la dictadura, con Rucci, que junto a Osinde y López Rega organizaron Ezeiza y las bandas paramilitares contra la vanguardia obrera y juvenil. Como dice el refrán, de esta forma, en la noche, todos los gatos son pardos. Es un símbolo altamente llamativo que en el acto del lanzamiento de la JSP estuvo presente Juan Carlos Dante Gullo, histórico líder de la JP Regionales de Montoneros y Hugo Moyano, padre de Facundo y ex militante de la Concentración Nacional Universitaria y la JSP en los ’70 (denunciado por haber participado en los grupos ultraderechistas que asesinaron a la estudiante Silvia Filler). Para los Kirchner este balance de los ’70 sirve para reforzar el dispositivo de unidad del peronismo y la burocracia sindical que los sostienen, en nombre de dejar atrás las contradicciones pasadas para fortalecer el movimiento en aras de lograr la unidad de la burguesía nacional (que fue golpista y entreguista, los jefes de los verdugos de los luchadores) y la clase trabajadora (que fue la principal víctima política y social del genocidio).

La derrota histórica de la izquierda peronista

El intento de conciliar a la izquierda con el peronismo y de radicalizar al nacionalismo burgués fracaso trágicamente en los ‘70. Los viejos honores de la JP fueron usados por los Kirchner para reconstruir al PJ que es uno de los partidos de la impunidad. El autoproclamado gobierno de los derechos humanos hace agua cuando cuenta la tropa propia. Como su balance de los ’70 es que hay que servir a los intereses de la burguesía nacional es incapaz de llevar hasta el final la lucha contra la impunidad y el castigo del terrorismo de estado y el genocidio. Tampoco puede llevar hasta el final la lucha contra la derecha que se ha propuesto como épica, porque las fuerzas que nutrieron históricamente a la derecha peronista militan en sus filas. Mucho menos constituir una fuerza “nacional y popular” como pretenden los jóvenes peronistas que fueron al Luna con una política servil al imperialismo (Haití, Irán o las posiciones anticubanas de Timmerman), la Barrick Gold o los fondos buitres. Los Montoneros pensaban que para pertenecer al movimiento era necesario comerse los sapos de Perón. Sin la densidad de aquella tragedia histórica y sin el espíritu revolucionario que animaba a los militantes setentistas, los jóvenes K han asumido que para luchar contra la derecha están obligados a comer sapos. En este sentido van a contrapelo del movimiento estudiantil que ha ganado las calles contra Macri y en defensa de la educación sin comerse los sapos del kirchnerismo.

La nueva juventud militante tiene que aprender de las lecciones del pasado y comprender que el intento de izquierdizar el nacionalismo burgués es una cuestión saldada trágicamente por la historia. La tarea de la nueva juventud militante tiene que ser la de luchar junto a los explotados y ser parte de una fuerza que luche por la independencia política de los trabajadores. Hay que poner en pie una gran juventud socialista y revolucionaria.

 

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