El martes 6 la Sala 1 de la Cámara de Apelaciones en lo Criminal del Departamento Judicial Quilmes excarceló al ex policía José Ignacio Salmo que me baleó y dejó en una silla de ruedas en el 2001 por considerar “desproporcionada” y “arbitraria” la detención ordenada por el Tribunal Oral Cinco hace tan sólo quince días.

Dejar en libertad a policías ya condenados por casos de gatillo fácil es algo que ya vimos en otras oportunidades de parte de una justicia que apuesta a la impunidad. Digamos que tratan de diluir el precedente que significa para otros casos similares que haya habido una condena efectiva. Un precedente que empieza a tener consecuencias concretas con la reapertura de la causa por la Masacre de Wilde y la primer carátula de homicidio alevoso en el caso de Diego Bonefoi de Bariloche que, también, una cámara compuesta por fachos anuló.

Las cárceles están llenas de presos sin siquiera un proceso y en el caso de Salmo se lo deja en libertad habiendo una condena desde hace más de dos años y habiendo una pena de cumplimiento efectivo.

Pero lo más escandaloso es que se extralimitan en su función de resolver sobre la libertad de Salmo y descalifican mi reclamo de justicia por ser de izquierda y luchar en defensa de los derechos humanos. Digamos que este fallo tiene el espíritu de las marchas de los fachos en Bariloche.

Obviamente vamos a apelar y obviamente vamos a seguir en las calles hasta que haya castigo efectivo para Salmo y todos los asesinos de gatillo fácil.

“Por algo habrá sido”

La dictadura estableció una frase para justificar sus aberrantes crímenes: “por algo habrá sido…”, buscando un manto de sospecha sobre la víctima. 

Resolviendo favorablemente un hábeas corpus, de modo completamente ilegal, la Sala I de la Cámara de Apelaciones de Quilmes, excarceló al ex policía José Salmo, que baleó a Carla Lacorte. Salmo fue condenado y detenido hace sólo 15 días. Con singular analogía afirman en el fallo que “…no puede soslayarse que el presente caso ha generado la movilización de determinados sectores en pos de la condena del procesado Salmo emitiendo públicamente juicio de valor, constantes críticas e instalando una suerte de solidaridad con la damnificada, no exento todo ello de cierto componente político…”.

Los actos de las fuerzas represivas del Estado pretenden ser justificados con la misma teoría: la víctima es la responsable de lo que le sucede y de la impunidad que envuelve al caso.

Si se logró que Salmo sea condenado y llevado a prisión es porque Carla supo sumar la solidaridad de familiares de otras víctimas e impulsó una fuerte movilización contra la impunidad.

Hubo jueces que en la dictadura rechazaban los hábeas corpus por los desaparecidos. Hoy hay quiénes los aceptan para liberar policías de gatillo fácil. 

Myriam Bregman, abogada querellante en causas contra los genocidas