por Ana Laura Lastra y Emilio Salgado, delegados de ATE-INDEC, integrantes de la Agrupación Marrón Clasista

Los estatales nos enteramos por los medios que recibiríamos la “grandiosa” cifra del 21% y encima en cuotas. Esa es la paritaria que firmaron Cristina Kirchner y Andrés Rodríguez, secretario General de UPCN y miembro de la Sociedad Rural. El capo de UPCN argumentó cínicamente, para justificar el porcentaje, que los estatales ganamos en promedio $4.000 (sic). Debe de haber multiplicado por dos, porque la realidad dice que la mayoría de sueldos estatales no superan los $2.200, colocándose en el piso de la pirámide salarial y representando la mitad de la canasta familiar.

Millones de pesos para el pago de la deuda externa y el aumento más bajo a los empleados del Estado. Ya habíamos visto a principio de año la “gran ayuda” de Yasky al pactar un 23,5% para los docentes. Festejan los empresarios de la UIA: el gobierno y la directiva de UPCN quieren frenar el “efecto 35%” y sentar un precedente para los trabajadores privados.
 
¿Cómo se llegó al paro del 9?

La directiva de ATE firmó el rechazo al acuerdo y ratificó el paro. En los plenarios se venía expresando la bronca hacia la dirección del gremio. Todos los años lo mismo: algunas marchas y paros aislados, firma en disconformidad, y vuelta a empezar.

Sostuvimos que no había que firmar, pero no solo para “salvar la ropa” y dar todo por terminado hasta el año siguiente. Dijimos que había que darle otra impronta a la lucha, que había que hacer acciones como las de los trabajadores de Kraft, Pepsico y luego Arcor de Córdoba que le impusieron a Daer la firma del 35%, instalando la agenda de reabrir paritarias en varios gremios que ya habían cerrado en abril a un 22 o 25%.

Los estatales habríamos llegado mucho mejor a las paritarias de haber realizado cortes de calles y acciones contundentes que los medios no pudieran obviar. Pero la directiva de ATE, nuevamente, prefirió sentarse a esperar la noticia por la TV de lo que firmara UPCN.

La marcha del paro nacional en Capital fue de sólo unas dos cuadras. Aunque había mucha bronca en distintas dependencias contra el aumento trucho, la directiva de ATE fue incapaz de organizarla. Desde el palco, De Gennaro y Cachorro Godoy esgrimieron: “No nos pregunten ni a UPCN ni ATE, sino a los trabajadores si están contentos con el 20%; que el gobierno haga un plebiscito”. Con esta frase ¿la directiva de ATE daba por cerrada la lucha salarial?

La mística de orgullo de pertenecer a ATE que se busca imprimir, es propaganda política para decir que la misión ha sido cumplida y autoconvencerse de ser una “minoría digna”. Pero este discurso ya no le cierra ni a todos los verdes y muchos menos a la gran cantidad de estatales disconformes.

ATE nuevamente está demostrando ser un gremio que no se propone luchar en serio por salario y que es incapaz de ganarse a la base descontenta de UPCN con acciones concretas.

 
Asambleas abiertas y medidas contundentes

No necesitamos un plebiscito para saber lo obvio. Necesitamos un sindicato que, como expresamos en los centenares de volantes que repartimos en la marcha, siga el camino de los trabajadores de la Alimentación. Un sindicato que trate de conquistar a la mayoría de los estatales y que ganando las calles fuerce al gobierno a reabrir las paritarias.

Hay que sumar a todos los trabajadores, sin importar su afiliación, impulsando asambleas de base en todos los edificios donde se discuta la reapertura de las paritarias (con paritarios reales elegidos en la base) por el 30% de aumento partiendo de un piso de $4.000 como mandató la asamblea del INDEC y que luego tomara el plenario. Hay que luchar por el pase a planta de todos los contratados, por jardines maternales en todas las dependencias, 82% móvil, etc.

ATE debe abrir sus plenarios a toda la base estatal para una lucha seria.