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Partido de los Trabajadores Socialistas
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1976-2010 A 34 AÑOS DEL GOLPE
La resistencia obrera a la dictadura
18 Mar 2010 | La “resistencia obrera” a la Dictadura es un hecho histórico relevante que se encuentra escondido y silenciado. Desde La Verdad Obrera nos acercamos a dialogar con Alejandro Schneider, profesor e historiador de la UBA, que ha investigado y escrito sobre esa gesta; repleta de obreros anónimos; de héroes de verdad. Ver entrevista completa en (...)

¿Qué relación ves entre el nivel de ataque implantado por la Dictadura y la resistencia obrera?

En el libro de la Conadep, que es un texto enmarcado dentro de la “teoría de los dos demonios”, surge claramente (si uno lee con atención los testimonios) el carácter de clase de la Dictadura. El secuestro de los trabajadores de la Ford o en Astillero Astarsa dan testimonio y muestra la relación entre la patronal, los militares y la burocracia sindical. Esta triada es la que permite sostener a la dictadura, y queda demostrado en los secuestros cuando la empresa les señala a los grupos de tareas y la burocracia cómplice da los datos de los compañeros. Un ejemplo de estas formas de accionar es la dirección del Smata, José Rodríguez, donde aparecen muchos testimonios y causas judiciales abiertas. La clase obrera desde el propio 24 de marzo empieza a combatir y la principal resistencia era la defensa de sus compañeros.

¿Cómo fue la mañana del 24 de marzo en la Zona Norte…?

Hay una situación de militarización en los grandes establecimientos, como en Ford, que en ese entonces tenía cerca de 5000 trabajadores. Las Fuerzas Armadas saben qué objetivos estratégicos deben controlar y establecen patrullas militares en un cordón central como es el de la Panamericana, donde se encuentran Paty, Fanacoa, Matarazzo, fábricas que venían de procesos de lucha. Esa mañana los principales cordones industriales amanecen con retenes militares.

¿Cómo se resiste?

La clase trabajadora fue ideando nuevas respuestas, tomando medidas en condiciones de clandestinidad, a reorganizarse en bares, picnics y asados. Sin que aparezca ningún dirigente ni figura que salga a la luz, crea comisiones internas clandestinas y empieza a reemplazar a los compañeros que son secuestrados. Encara nuevas formas de lucha: trabajo a desgano, lentitud para realizar tareas, ausentismo, paro de brazos caídos; limita la producción… Nuevas formas de organización y las tareas clandestinas se extienden por fábrica durante los primeros años, por lo menos hasta el ‘79, hasta que empiezan a darse procesos de coordinación y el paro general de abril del ‘79 es la primera gran medida de fuerza, el primer paro nacional. Pero no se llega así como sin nada: es una sumatoria de luchas y un proceso de aprendizaje.

¿Y la dirigencia sindical?

Se ponen al frente, más tarde, de un proceso que viene dándose molecularmente por abajo. Algunos dirigentes sindicales aprovechan el descontento de la base y empiezan cuestionar el modelo de negociación con la Dictadura, el sector de los 25, que después va a ser la CGT Brasil y de donde van a salir Saúl Ubaldini y Lorenzo Miguel. Al ’79 se llega con una combinación de elementos. En el segundo semestre hay medidas de fuerza muy importantes, en Standard Electric por ejemplo, hay una ocupación de fábrica y el Ejército negocia cara a cara con los obreros. Ese envalentonamiento se fue acumulando tras la serie de experiencias a partir del ‘76.

Un hito importante fue la huelga de la Ford en septiembre del ’76, que marcó un antes y un después. Primero porque fue un huelga importantísima a pocos meses de empezada la Dictadura, que los obreros de las terminales automotrices hacían independientemente de la dirigencia sindical; una huelga por problemas salariales, por los desaparecidos y condiciones de trabajo. La respuesta de la Ford fue cerrar y determinar quién puede entrar y a partir de entonces en el campo de deportes se instaló el Ejército y los obreros empezaron a trabajar a punta de pistola.

En la zona norte hay una segunda o tercer línea obrera que queda, y que logra organizarse no sólo en las fábricas, sino en los barrios. Esta es una de las características que tiene la Zona Norte, y se crea una relación muy estrecha entre fábrica y barrio. Tenés la estación Boulogne, que tiene un barrio ferroviario pegado. La estación Victoria, del que tiene la seccional de La Fraternidad un barrio alrededor. El barrio FATE, Ford, Wobron en Panamericana.

Hay una importante presencia de activistas políticos, muchas veces por fuera de la dirección que estaban en otra o tenían otra táctica.
¿Qué importancia tiene la resistencia obrera en la caída de la Dictadura?

Importantísima. El régimen está en crisis en el ‘81. La salida de Viola es parte de esa crisis. Hay un cambio en la política económica. Y la debilidad del gobierno de Viola se expresa porque es un año de importante nivel de conflictividad, que ya no se da a nivel molecular o regional. La CGT amenaza y realiza medidas de fuerza, el SMATA también, empiezan a aparecer las marchas de San Cayetano, por “Pan y Trabajo”. Eso explica el gobierno de Galtieri y la fuga hacia adelante con la Guerra de Malvinas. Recordemos que en la movilización del 30 de marzo de 1982, más de 700 trabajadores fueron presos y se utilizaron 40 colectivos para reprimir.

Por Hugo Echeverre y Lucho Aguilar

 

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