El 27 de octubre de 2005 dos jóvenes hijos de inmigrantes fueron perseguidos y llevados a la muerte por la policía parisina en el suburbio (banlieue) de Clichy-sous-bois. La furia de los jóvenes parias que viven en la desocupación (cercana al 40% entre estos sectores), sin papeles y bajo el hostigamiento policial, estalló con toda su fuerza. En pocos días la rebelión se extendió al resto de las periferias parisinas y de otras ciudades. Con piedras y bombas molotov enfrentaron noche tras noche la represión policial. Fueron atacadas comisarías e intendencias y se exigió la renuncia del represor Sarkozy. Sin embargo, sin coordinación ni objetivos claros, el estallido de conjunto expresó su ira fundamentalmente en la quema de cientos de autos cada noche. Tal fue la extensión y furia de la revuelta que en una sola noche llegaron a incendiarse más de 1.000 autos.
Los hechos desnudaron la Francia profunda, donde millones de inmigrantes y sus hijos son usados como mano de obra barata por la burguesía imperialista. Pese a ser el 25% de la clase obrera del país, son tratados como delincuentes, condenados a la pobreza, a una educación de segunda y al acoso policial. Sufren la marginación racial y religiosa (son mayormente musulmanes) aunque constituyen el 10% de la población francesa. Se ven obligados a vivir hacinados en verdaderos guetos, en condiciones precarias y constantemente amenazados con la cárcel o la deportación.
El gobierno respondió a la rebelión aplicando el "Estado de Emergencia Nacional", que significó el toque de queda en los barrios, la policía actuando como verdaderas tropas de ocupación, 3.100 jóvenes presos y casi 700 condenados en "juicios veloces" en los que de hecho no existe el derecho a defensa. Trágicamente los sindicatos y la izquierda oficial no repudiaron la represión ni propusieron una salida de fondo que parta del reparto de las horas de trabajo y la legalización de los inmigrantes, para que sea la clase obrera la que dé una salida ganando como aliados a estos sectores populares que durante 3 semanas demostraron su enorme espíritu de combate.