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Nacionales

A 30 años del Segundo Villazo

6 de abril 2005

La UOM de Villa Constitución encarnó uno de los puntos más altos de organización y lucha de la clase obrera de nuestro país que en 1969 había iniciado un colosal ascenso a partir del Cordobazo.
Recordemos que la burguesía y las Fuerzas Armadas terminaron aceptando como inevitable el regreso de Perón para poner un dique de contención al impulso de las masas y a su radicalización política. En 1973 el peronismo retornará al poder y –en sus diversos gobiernos (Cámpora, Lastiri, Perón e Isabel)- intentará mantener a la clase obrera subordinada y desmovilizada, condenando toda huelga salarial a la ilegalidad a través del Pacto Social y golpeando selectivamente a la vanguardia, mientras se le otorgaba un enorme poder a la burocracia sindical mediante la ley de Asociaciones Profesionales y la participación directa en el gobierno. Pero estas pretensiones del peronismo chocarán con la tenacidad de los trabajadores que en 1974 iniciaron una serie de luchas duras y huelgas salvajes que irán desgastando al Pacto Social. El primer Villazo en marzo de 1974 –que culminará con una gran victoria obrera- será una de las experiencias más importantes que harán los trabajadores con el gobierno peronista. La burocracia de la UOM nacional sufrirá un gran golpe, ya que perderá el control de la seccional Villa Constitución, surgiendo una dirección obrera combativa, antiburocrática, políticamente de izquierda y no peronista, encabezada por Alberto Piccinini y la Lista Marrón.

El gobierno de Isabel y López Rega golpea en Villa

El investigador Oscar Anzorena afirma que el 20 de marzo de 1975 “se realiza el operativo represivo más importante de los últimos años”. Su objetivo asegura “era desbaratar la organización popular lograda en Villa Constitución en torno al sindicato metalúrgico, el único a nivel nacional que no respondía a las directivas de Lorenzo Miguel”. Por aquellos días, Isabel y el “brujo” López Rega alentaban –y organizaban- el terrorismo paraestatal de la Triple A contra la vanguardia obrera. No es de extrañar entonces que el operativo contara con “Cuatro mil efectivos de fuerzas conjuntas (que) se movilizaron para tomar la seccional de la UOM. Allí estaban Acindar (de la familia Acevedo), Marathon y Metcon de la Ford, dándose la convergencia de intereses entre la burocracia (Lorenzo Miguel), la patronal y el gobierno de Isabel”1.
Uno de los dirigentes históricos de Villa, Angel Porcu2 relata “El sindicato fue tomado militarmente e intervenido nuevamente por la burocracia sindical: la Comisión Directiva, Comisiones Internas, delegados y activistas fuimos detenidos, torturados y encarcelados. En total fuimos detenidos unos 180 compañeros. No obstante estar detenidos los dirigentes gremiales y los principales activistas, los 7000 metalúrgicos de inmediato se organizaron y declararon la huelga en demanda de nuestra libertad y la devolución del sindicato a la Comisión Directiva legítimamente constituida. Todo el pueblo de Villa Constitución apoyaba la huelga y a nivel nacional se contaba con la solidaridad de diversos sectores obreros, políticos y sociales.” 

La huelga de 59 días

La respuesta de los obreros a la ocupación militar de la ciudad y a la detención de sus dirigentes fue la huelga total de 59 días. Mientras tanto, la CGT Regional Santa Fe desautorizaba el paro y el 21 de marzo, el Ministerio de Trabajo declaraba ilegal la ocupación obrera de Acindar, amenazando con aplicar la Ley de Seguridad Nacional N° 20840.
El descabezamiento de los principales dirigentes no pudo desorganizar a los obreros. Por el contrario, dio lugar a un proceso de autoorganización que involucró a toda la comunidad alrededor de los trabajadores. El mismo 20 de marzo se formó una dirección alternativa: un Comité de Lucha constituido por dos delegados de Acindar, dos de Marathon y dos de Metcon y, posteriormente, se agregarían dos delegados de Villber al adherirse solidariamente los obreros de esta empresa al paro en Villa. Este Comité publicaría varios Boletines de Huelga. Se organizaron equipos dedicados a la solidaridad, la propaganda y las guardias. Buena parte del personal jerárquico fue retenido en calidad de rehén hasta que son desalojadas las fábricas y la lucha continúa en los barrios. Las comisiones vecinales eligieron responsables para reunirse con los integrantes del Comité de Lucha y encargarse de la recolección de dinero y víveres para los huelguistas. Luis Segovia relata cómo la solidaridad lo salva de ser detenido:“...A la noche, cuando levantaron el operativo entré a Villa (...). A mí no me detienen por el apoyo de masas que hay (...) llegué a una casa y me dice una señora: Pase, usted no me conoce pero yo lo conozco. Mi marido trabaja con usted (...) es por eso que a mí no me agarran: yo vivo dentro del pueblo de Villa Constitución y es el mismo pueblo el que me cuida a mí (...)”.
Los trabajadores del transporte, de la fábrica CILSA, los de la Unión Ferroviaria y La Fraternidad, los empleados bancarios y docentes, la Federación Agraria de Arroyo Seco realizarían medidas de fuerza escalonadas reclamando la libertad de los dirigentes detenidos. La solidaridad se hizo sentir nacionalmente. En la fábrica Martín Amato en la zona oeste del Gran Buenos Aires los obreros votaron donar dos días de su jornal para el fondo de huelga y además realizaron un acto en apoyo que fue reprimido por la policía, siendo detenidos varios compañeros.
El 27 de marzo, a una semana de la ocupación de Acindar, la policía, por la noche, desalojó las plantas ocupadas, deteniendo a más de un centenar de obreros. La patronal y el gobierno multiplicaron las corridas de Falcon verdes, los disparos en la noche, los asesinatos y detenciones, que continuaban impunemente. La resistencia en los barrios se refuerza, y por la noches apagando las luces, con barricadas, y con guardias obreras armadas por los techos para evitar el ataque de los fachos. El 22 de abril hubo una movilización extraordinaria que fue reprimida violentamente con el saldo de 2 muertos, decenas de heridos y de presos.
Las fuerzas hostiles que atacaban a los obreros y al pueblo de Villa lograron el objetivo de quebrar esta gesta. El 19 de mayo aparecería una solicitada firmada por el Comité de Lucha anunciando el levantamiento de la huelga, aunque con el compromiso de no bajar las banderas de lucha. Cuando en junio estalle el Rodrigazo, Villa estará ausente de esa gran gesta de la clase obrera argentina. La derrota había calado hondo, sus dirigentes y activistas pasarán años de cárcel y exilio, y más de 30 de ellos fueron asesinados.

Las causas de la derrota

Pese al heroísmo de los trabajadores y el pueblo, del Comité de lucha, de los piquetes de autodefensa para enfrentar a los fachos, la huelga de 59 días se perdió. El segundo Villazo fue derrotado esencialmente porque debió enfrentar aislado a una “santa alianza” que unía a las fuerzas de represión, a la gran patronal, al gobierno peronista y a la burocracia sindical. Desde el punto de vista de la fuerza del proletariado argentino, este movimiento expresó la derrota de un sector de la vanguardia obrera surgida del Cordobazo cuando la clase trabajadora más concentrada del país, la del Gran Buenos Aires, recién comenzaba a ponerse en marcha.
En el plano estrictamente subjetivo, el segundo Villazo sufrió las consecuencias de un aislamiento que se vio agravado por la decisión de los dirigentes de la UOM Villa Constitución, René Salamanca del Smata Córdoba, Agustín Tosco, de no constituir en abril de 1974 -en el plenario de Villa, donde participaron la mayoría de las organizaciones obreras combativas-, una coordinadora nacional antiburocrática y clasista. Una organización así hubiera tomado la bandera de los sindicatos clasistas de Córdoba (SiTraC-SiTraM) de principio de los ’70, nucleando a todos los sectores antipatronales y antiburocráticos y hubiera servido para unificar a la vanguardia obrera y enfrentar en mejores condiciones los golpes que se avecinaban. La política de los dirigentes para que la coordinadora no tomara cuerpo se basó en la necesidad de no romper lanzas con los Montoneros que por entonces no quería enfrentar al Pacto Social ni a Perón.3
Las secuelas de la derrota de marzo de 1975 fueron duras. Desde ese entonces, un ala de la gran burguesía alentará la salida golpista y los métodos de la guerra civil para aplastar a los obreros. Villa fue a escala local, un ensayo de revolución y contrarrevolución, que planteó a la clase trabajadora la necesidad de superar los límites de las direcciones existentes y asumir una estrategia política y de combate a la altura de las circunstancias, lo que se corporizaba en la dirección de un partido obrero revolucionario.


1 “Entre los que formaban parte del operativo se encontraba Aníbal Gordon y otros 500 hombres, la mayoría de ellos exhibiendo los brazaletes del Ministerio de Bienestar Social de la Nación, desde donde López Rega comandaba la Triple A”, denuncia Carlos Juvenal en “Buenos Muchachos”. Durante esa siniestra madrugada hubo 300 apresados y 20 desaparecidos. El ex comisario de la Policía Federal Rodolfo Peregrino Fernández confesó que Martínez de Hoz (otrora Presidente de Acindar) le pagó 100 dólares a cada uno de los represores. La represión contra los obreros de Villa Constitución fue comandada por el comisario Antonio Fischietti, alias “El padrino”reclutado por las Tres A desde la delegación de la Policía Federal de Tucumán. Como se puede apreciar, el anticipo de los grupos de tareas de la dictadura militar se pusieron en práctica desde mucho antes –y con el aval del peronismo- contra los obreros de Villa.
2 Uno de los tres obreros de Acindar que iniciaron la formación en 1970 de la agrupación clandestina 7 de Septiembre, luego Lista Marrón y posteriormente transformada en dirección del Sindicato por la lucha del primer Villazo, fue Angel Porcu, el Gringo.
3 Luego del triunfo del primer Villazo, la directiva de la UOM Villa Constitución convocó a esta instancia representativa del activismo y de las luchas contra el pacto social. En aquel plenario nacional fue patente la ausencia de la JTP. Esto se debió que esta corriente no quería enfrentar al pacto social ni romper con Perón, que dicho sea de paso en menos de un mes los echaría de la Plaza de Mayo. Fue por no enfrentarse a la posición de esta corriente que los principales dirgentes del plenario opusieron tanta resistencia a la propuesta de impulsar una coordinadora nacional realizada por el PST que participó con una numerosa delegación obrera. Una propuesta similar adoptó Política Obrera.

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