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Debates

El Partido Obrero en la reaccionaria marcha Blumberg

30 de abril 2004


Para el PO la adhesión a la marcha del empresario textil Blumberg se explica porque "El movimiento obrero –esto es, el movimiento piquetero- está obligado a tomar en sus manos los problemas de toda la nación oprimida y a darles su propia respuesta, su propia salida" (Prensa Obrera 847). Para que esto sea así, la clase obrera y la izquierda que se reclama clasista tienen que manifestarse de manera independiente, es decir, dando una respuesta a la impunidad, la inseguridad, y las mafias policiales, enfrentando al Estado burgués, al gobierno y a la derecha que encarna Blumberg, cuyo objetivo inmediato es reforzar los mecanismos represivos del estado.
La actitud de PO fue otra. La realidad es que aceptaron la dirección política y el programa de Blumberg ya que concurrieron a una movilización donde incuestionablemente, el empresario textil impuso su programa reaccionario e incluso obligó a los piqueteros a movilizarse sin banderas propias. Por si queda alguna duda, Castells declaró ante los medios que ese día acompañaban la movilización y los reclamos, sin entrar en polémica y Pitrola dijo que eran "solidarios" con la convocatoria. Es decir, con el programa-petitorio que pide penas más duras para los menores y hasta exige que los trabajadores judiciales aumenten la jornada de trabajo. Llama la atención que el PO, que hace del programa un valor absoluto para medir cualquier movimiento, lo haya abandonado sin más, en aras de la confluencia con el ala derecha de la clase media porteña.
La política del PO lejos de postular al movimiento piquetero como "la única mano dura posible y eficaz" (Prensa Obrera 847) lo transforma en furgón de cola de una política que intenta ser capitalizada por la derecha política. En lugar de "cambiarle la agenda" a este sector y "pelear a las masas", como plantean los militantes del PO, lo que hacen es cubrir por izquierda, reforzando las ilusiones entre los trabajadores y el pueblo en un programa burgués y reaccionario que tarde o temprano va a ser utilizado contra la lucha de clases que está volviendo a ocupar un lugar preponderante.
El MIJD y el PO concurrieron a la marcha acompañados de un pequeño sector de compañeros piqueteros, siendo tratados despectivamente en los medios, por Blumberg y en la movilización por el grueso de los concurrentes. Así, presentaron como compatibles los reclamos de las víctimas de la violencia policial e institucional, con los del reforzamiento del aparato represivo y la penalización de la miseria. Los dirigentes del PO y el MIJD olvidaron que, de construirse más cárceles, como piden los manifestantes de la Cruzada contra la inseguridad, serán destinadas a hacinar en ellas a los hijos del pueblo y los luchadores y no para los policías asesinos y torturadores, los genocidas o los ricachones y políticos corruptos.
El PO justifica su participación por considerar que el reclamo contra la inseguridad y la impunidad golpea contra las instituciones burguesas. Militantes de esta corriente comparan el movimiento Blumberg con el de María Soledad Morales en Catamarca. ¡Qué despropósito! ¿Cómo pueden comparar a los "cruzados" contra la inseguridad con un movimiento que terminó con la dinastía de los Saadi? El PO no distingue entre una movilización democrática de carácter popular (aunque con dirección burguesa) de una de derecha –de la alta pequeñoburguesía- que proclama abiertamente el recorte de las libertades y derechos conquistados por la lucha de los trabajadores y el pueblo.
La clase media y la rebelión popular del 2001
El PO explica su actitud diciendo que "Los diarios hablan del temor del gobierno a ‘otro 2001’ por el problema de la seguridad" y agrega que "el Argentinazo está presente en cada manifestación de masas" (Prensa Obrera 847). Pareciera ser que para este partido no cambió nada desde entonces y que los enojados "cruzados" contra la inseguridad son la continuidad ininterrumpida de los caceroleros de aquel diciembre. No se han dado cuenta que estos manifestantes están muy lejos de querer forjar la alianza del "piquete y la cacerola". Desde ese entonces la clase media giró hacia al apoyo al gobierno kirchnerista y la actual polarización la encuentra dividida abrumadoramente entre dos opciones burguesas, la de Blumberg y la de Kirchner. El PO subestima completamente el hecho que la pequeñoburguesía no puede jugar un papel independiente con respecto a las clases fundamentales de la sociedad. Como el movimiento obrero no intervino activamente y de manera independiente en el 2001/2002 y que el movimiento piquetero, por sí solo, careció de fuerza social para imponerse como caudillo del pueblo.
El PO es la contracara del progresismo que justifica su servilismo frente al gobierno burgués de Kirchner diciendo que éste es el hijo legítimo del Argentinazo. Con una lógica similar pero en un sentido inverso, el PO ve en cualquier movilización opositora –independientemente de su contenido- la vigencia de aquella rebelión popular. Esto sucede porque este partido –más allá de las palabras- no mide las políticas y los fenómenos sociales en términos clasistas, es decir marxistas, sino bajo el prisma híbrido de oposición y oficialismo.
Manifestaciones de masas
Para el PO, si la movilización es contra el gobierno es progresiva, independientemente del contenido, pero la marcha de los "cruzados" de Axel no fue siquiera de oposición, lo que el mismo PO se ve obligado a reconocer, cuando titula, en la tapa de Prensa Obrera 847, que "Kirchner firmó el petitorio Blumberg".
Necesitado de otro argumento, el PO apela a decir que la cantidad de gente que concurre a una movilización dictamina su contenido, más allá de la dirección, la política e incluso el programa. Pitrola declaró al diario Clarin (20/04/04) que "no vamos a aceptar que una movilización de 150.000 es de derecha". ¿Por qué? ¿Desde cuándo? El Partido Obrero parece haber olvidado la historia. Salvando las distancias, pues Kirchner no es un nacionalista burgués y Blumberg no es la cabeza de una derecha política golpista, PO "olvida" que en Argentina en 1955 el gorilismo antiperonista, la UCR, el Partido Comunista y Socialista y la Iglesia Católica realizaban mítines de masas contra Perón –dicho sea de paso del mismo sector social que hoy pide mano dura junto a Blumberg-. Otro ejemplo es el de Venezuela: el golpe del 11 de abril contra Chavez fue precedido por una manifestación superior a la de Blumberg, de los "escuálidos" de los barrios ricos y de clase media alta de Caracas. Actualmente movilizan también a miles contra el gobierno.
El PO nos puede decir que la gama que va de la extrema derecha hasta Blumberg es todavia enorme, y estamos de acuerdo. No es nuestra intención comparar la marcha de los "cruzados" contra la inseguridad con la manifestación activa de las camisas pardas y los fascistas, sino recordarle a un partido que se reivindica trotskista, que no es el número lo que determina el carácter de una movilización, ni tampoco el hecho de ganar las calles, sino su dirección y su política.
Una línea de clase
El PO, el MIJD y el MST cruzaron, al concurrir a la marcha de Blumberg, una línea política de clase aceptando los presupuestos y las consignas de la reconstrucción de la autoridad estatal.
Luchar porque la clase obrera acaudille a la nación oprimida significa llevar el conjunto de las demandas populares y democráticas al combate político abierto contra el Estado burgués. Esto pasa hoy por levantar un programa independiente para constituir una alianza obrera y popular que enfrente las pretensiones de la derecha y el progresismo que por distintas vías (o confluyendo, como en el tema seguridad) buscan reforzar las instituciones descompuestas del Estado burgués
Llamamos a los militantes de estas organizaciones a la reflexión y a cambiar esta grave orientación política impulsada por sus direcciones. Hay que poner en pie un movimiento común por el desprocesamiento de los luchadores obreros y populares, por el juicio y castigo a los responsables del gatillo fácil, por la disolución de las fuerzas represivas y por la defensa de las libertades democráticas amenazadas por el movimiento de esta nueva derecha social y el gobierno "progresista" de Kirchner. Y esto no puede hacerse marchando detrás del empresario textil Blumberg y sus "cruzados" reaccionarios.
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Del Papa polaco a Nito Artaza "piquetero"
No es la primera vez que el PO concurre a marchas y actos claramente reaccionarios. Siempre con la misma argumentación: cambiar el contenido. Así lo hicieron cuando en 1982 en plena guerra de Malvinas el Papa polaco Juan Pablo II vino a predicar la rendición Argentina frente a los británicos. Lo mismo ocurrió hacia fines de ese año en la marcha convocada por la Multipartidaria (que agrupaba al conjunto de los partidos patronales) que le pedía a la dictadura -que estaba huyendo del poder- que garantizara un cronograma electoral.
Cuando el atentado a la Embajada de Israel en 1992, el PO concurrió al acto organizado por la Embajada, el gobierno menemista y la oposición burguesa. La misma actitud tomó en los atentados a la AMIA en 1994, donde se empezó a acusar abiertamente de responsable al estado iraní, en consonancia con los intereses del sionismo y el imperialismo yanqui de culpabilizar al terrorismo islámico y demonizar la causa palestina.
En octubre del 2002 titularon en el número 777 de Prensa Obrera "Nito Artaza es piquetero" quien resultó un arribista que terminó candidateado por la UCR y defendiendo a la Corte Suprema menemista. Como se ve, la reciente concurrencia a la marcha de Blumberg, tiene sus antecedentes.






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