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Homenaje

Liborio Justo Quebracho

28 de agosto 2003

El último 10 de agosto fallecía a los 101 años Liborio Justo conocido también por sus seudónimos “Quebracho” y “Lobodón Garra”, maestro de una generación de revolucionarios socialistas en Argentina.
Corría el año 1936 cuando el presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt de visita en nuestro país, fue sorprendido en el Congreso por los gritos de “Muerte al imperialismo” que le propinara en sus narices Liborio, el hijo del mismo presidente el General Agustín Justo.
Quebracho fue el seudónimo militante de quien dio sus primeros pasos en la política bajo la influencia del movimiento de la Reforma Universitaria. Luego de un corto paso por el Partido Comunista, a mediados de los ’30 adhiere al naciente trotskismo argentino. Fue Liborio Justo quien puso en el centro de la reflexión de los seguidores de la IV Internacional en nuestro país la importancia de la lucha por la liberación nacional. Fundó la Liga Obrera Revolucionaria y editó la revista Estrategia Revolucionaria. A mediados de los ’40 rompe, con afirmaciones extravagantes, con el trotskysmo -acusando a León Trotsky de ser agente de Wall Street, por su defensa de la nacionalización del petróleo mexicano en tiempos de Cardenas- sin embargo, eso no lo lleva a renegar del marxismo, ni de la militancia, ni de la revolución proletaria, ni de la lucha contra el stalinismo.
Autor de numerosas obras políticas entre las que se destacan “Bolivia: la revolución derrotada” donde describe y polemiza ardientemente sobre la lucha revolucionaria de los mineros y la clase obrera del Altiplano, o su monumental obra de historia argentina “Nuestra Patria Vasalla”. Incursionó también en la literatura con el seudónimo de Lobodón Garra escribiendo entre otras obras “Masas y Balas” donde relata de forma conmovedora la Semana Trágica y otras gestas de la clase obrera argentina de principios de siglo.
Quebracho, tal como lo recordamos los militantes trotskystas, es parte de la historia de nuestro movimiento y de nuestra clase, en un momento en que la adhesión a las ideas del revolucionario ruso enfrentaba no sólo la represión estatal sino también la calumnia, la infamia y los métodos gangteriles con que el stalinismo intentaba acallarlos. También se mantuvo firme en tiempos en que el peronismo conquistaba a la clase obrera argentina y los trotskystas resistían su influjo obligados a la marginalidad.
Hace un año, al cumplir los 100, Liborio Justo supo ver lúcidamente la posibilidad de la revolución socialista en Sudamérica a partir de la fuerza y la unidad del proletariado argentino y brasilero. La vida intensa y apasionada de Quebracho debe servir de fuente de inspiración para las nuevas generaciones de militantes revolucionarios. El mejor homenaje que podemos brindarle es luchar por hacer realidad su último sueño.

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