Muchos de nosotros dejamos nuestros días en talleres clandestinos con jornadas de hasta 16 horas. Otros cumplimos jornadas extenuantes en fábricas donde estar en blanco no es sinónimo de condiciones de trabajo dignas. Por el contrario, el salario es miserable, el ritmo de trabajo imposible de cumplir y a su vez, cómo si fuera poco, “supervisores-policía” nos sancionan si hablamos entre nosotros, o nos vigilan cuando nos paramos a charlar en la puerta de la fábrica. Quizá tengan miedo que de hablemos sobre esto entre nosotros...

Desde hace unas semanas, jóvenes inmigrantes, en su mayoría trabajadores del rubro textil e indumentaria, venimos impulsando junto a la Juventud del PTS “Cosiendo Conciencia”, con el objetivo de organizar a compañeros y compañeras inmigrantes y del sector dentro del Movimiento Juvenil contra la precarización laboral.

¿Por qué creemos que solo organizándonos podemos frenar los atropellos de los patrones?

Sencillamente porque los empresarios y talleristas piensan todos los detalles para garantizar exprimirnos hasta el ultimo billete. Pero no piensan solos, sino con los distintos gobiernos, como el de Cristina o del de Macri. Sus viajes, sus casas, sus 4x4, su ostentación, se hacen con nuestro sudor, y con nuestra sangre, como en el taller de Luis Viale cuyo incendio se llevó trabajadores adultos y niños. Nuestro trabajo, su bienestar. Nuestros enfermos, su salud. Nuestros muertos, sus vidas felices.

Por su parte, muchos talleristas son paisanos, nos llaman hermanos, nos reclaman que les agradezcamos por el “trabajo” que nos ofrecieron. Ellos no son nuestros hermanos, son nuestros patrones, están mejor, si nosotros estamos peor.

Entonces, si ellos se organizan para enriquecerse y pasarla bien mientras los trabajadores dejamos la vida en las fábricas y talleres, ¿porque nosotros no? Porque con unidad, organización y lucha, se termina su fiesta, y empieza la nuestra.

¿Por qué estamos comprometidos con este proyecto y estando agotados por el trabajo, asumimos con firmeza, responsabilidad y alegría las distintas actividades?

Algunos compañeros durante mucho tiempo estuvimos resignados a que nada podía hacerse. Muchas de las organizaciones de la comunidad en las que confiábamos terminaron garantizando siempre los negociados de los patrones, argentinos, bolivianos, de la nacionalidad que fueren.

Por el contrario, compartiendo luchas, ideas, experiencias, con trabajadores y compañeros, mirándonos a los ojos, escuchándonos, sintiendo como propias las luchas de otros trabajadores y trabajadoras, empezamos a sentir como un ardor que nos corría por dentro. Es el calor de sentirse parte de algo mucho más grande, sin distinción de nacionalidades, géneros. Es sentir que se puede.