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PRECARIZACIÓN LABORAL

UNO DE LOS PILARES DEL MODELO KIRCHNERISTA

La precarización laboral mata

Héctor Perrone tenía 68 años pero debía seguir subiendo andamios (en negro) cuando cayó del octavo piso de una obra en Nueva Córdoba.

Lucho Aguilar

2 de agosto 2012

Héctor Perrone tenía 68 años pero debía seguir subiendo andamios (en negro) cuando cayó del octavo piso de una obra en Nueva Córdoba. Julio César Abraham hacía mantenimiento, como tercerizado, en el Ingenio Concepción de Tucumán, cuando le cayó encima el jugo industrial a 100° de temperatura. Mario Acosta, un trabajador contratista de Telefónica, cayó al vacío luego de ser electrocutado en un poste de Haedo. A Facundo Poletti las máquinas de la autopartista Fric-Rot le arrancaron las manos.
No son números, no son accidentes. Los capitalistas le llaman “el boom de la construcción”, “el boom automotriz”, “el boom de la agroindustria”, y le ofrendan diariamente los cuerpos y las vidas de la clase obrera. Las de Héctor, Julio, Mario, David. En realidad, el “boom de la precarización” es una masacre lenta.

Condiciones de los noventa

En 9 años de gobierno, el kirchnerismo mantiene la mayoría de las condiciones estructurales que las derrotas de los 90 impusieron a la clase obrera. Precarización laboral, tercerización y trabajo en negro, falta de organización sindical en los lugares de trabajo, salarios alejados de la canasta familiar que obligan a jornadas agotadoras. Condiciones que empeoran para la mujer y la juventud trabajadora. En defensa de ese régimen social la patota de Pedraza atacó a Mariano Ferreyra y los tercerizados ferroviarios.

Esa realidad –que no resiste ningún relato oficial– se completa con la continuidad de la Ley de Riesgos de Trabajo del menemismo. Nacida en 1995 para bajar los costos patronales y terminar de convertir la vida obrera en un casillero en el balance contable de las empresas, las ART (Aseguradoras de Riesgos de Trabajo) se convirtieron además en un fenomenal negocio para financieras y aseguradoras. Ocho millones de trabajadores están hoy en manos de esa corporación de banqueros y matasanos. Como los definió una obrera de Kraft, “son los que cuando llegás doblada, te dan una pastilla y te mandan a la línea de nuevo”.
Uno de sus pilares es la eliminación del listado de enfermedades profesionales de algunas de las más comunes: hernias, alergias, lumbalgias, tendinitis (esa que causa gracia a la Presidenta).

Así, el negocio de las ART facturó $ 45.000 millones en los últimos diez años de “modelo productivo”. El 2011 fue récord (anote Presidenta): aumentaron un 1500% su recaudación (Tiempo Argentino, 27/5).
Otros 8 millones de trabajadores ni siquiera tienen el “derecho” a la pastilla milagrosa. Como Héctor, como Julio, Mario y David, están tercerizados, en negro, hacen los trabajos más riesgosos, sin la mínima “prevención” ni cobertura. Hasta quedan afuera de las trágicas estadísticas de “accidentes laborales”. Si en 2010 para los organismos oficiales murieron 871 en su lugar de trabajo, pero se calcula que una cantidad similar falleció pero no estaba registrado. La confesión criminal de la burguesía, como siempre, oculta una parte de la verdad. Miente.
Según un estudio de la Comisión de Salud de la CTA, más de 7.000 trabajadores y trabajadoras mueren por año, 20 por día, entre “accidentes laborales” y enfermedades derivadas de las condiciones de trabajo, como el cáncer, los accidentes cerebro-vasculares, las enfermedades infecciosas y pulmonares.

Contra la dictadura patronal

El gobierno “nacional y popular”, garante de los negocios capitalistas, no se ha conmovido ni con la sangre ni con las lágrimas derramadas. Sólo ha cedido ante los fallos que declaran inconstitucional algunos artículos de la Ley de Riesgos de Trabajo. Hace años que promete reformar la ley, pero no se pone de acuerdo con sus aliados de la UIA y la CGT. El proyecto oficial contemplaría una indemnización ampliada para reducir la judicialización, la actualización anual de los resarcimientos, comisiones mixtas con participación de los trabajadores y la obligación de las ART de visitar una vez al año las empresas. Así, se adaptaría a los últimos fallos pero manteniendo lo esencial del sistema, con la salud obrera en manos de un puñado de capitalistas, con la “fiscalización” de una burocracia que cuando no ha sido coimera se convirtió en parte del negocio.
Fue Gerardo Martínez – en la dictadura buchón y hoy “sindicalista modelo” – el que acordó la Ley de Riesgos de Trabajo con Menem y el Grupo de los 8 en los ’90. La burocracia, se sabe, fue garante de la división de las filas obreras y la precarización laboral. Gracias a ella, los precarios tienen menos derechos pero más accidentes. El final era previsible: Moyano terminó montando la ART Caminos protegidos, Lescano la aseguradora Luz, el portero Santamarina fundó Interacción y el petrolero Pereyra la suya.

Víctor De Gennaro, dirigente de la CTA opositora y diputado del partido de Binner, propone eliminar las ART y crear un Banco de Seguros de Accidentes de Trabajo, con la elección de delegados de prevención. Pero no plantea ningún plan de movilizaciones para imponer esas medidas. Quiere impulsarlo con la bancada socialista, los que gobiernan la provincia con el récord de accidentes laborales, una provincia donde la CTA tiene peso entre los metalúrgicos pero no puede parar las muertes en los hornos.

Por eso, la lucha contra la precarización, contra la masacre lenta de los accidentes y enfermedades laborales, es parte de la pelea contra los capitalistas y contra la burocracia sindical que nos entrega.

Hay que retomar las tradiciones de los obreros del SITRAC-SITRAM, que en los años ’70 se rebelaron contra la “maquinita de enfermar”; de las obreras de Kraft que fueron a la huelga durante la Gripe A y tras la muerte de Marcela Ortega; de los obreros de Zanon, que pararon 9 días cuando Daniel Ferrás murió por falta de atención médica.

Para pelear por el pase a planta permanente y convenio de todos.

Para lograr la anulación de la Ley de Riesgos de Trabajo y la eliminación de las ART, junto a todas las leyes laborales que permiten la precarización.

Para que los trabajadores sean atendidos por las obras sociales, con todos los gastos a cargo de la patronal.

Para poner exigir comisiones de Seguridad e Higiene, independientes de las empresas, con delegados elegidos en asamblea (de efectivos y contratados), que tenga poder para paralizar las tareas riesgosas e investigar los accidentes.

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