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INTERNACIONAL

El Estado de Israel deporta activistas pacifistas

En un escándalo de ribetes internacionales, las autoridades israelíes deportaron a 38 de los 124 activistas que arribaron con la campaña “Welcome to Palestine”, en tanto los 86 restantes fueron detenidos en las cárceles de Guivón y Ela, a la espera de su pronta expulsión.

Miguel Raider

14 de julio 2011

En un escándalo de ribetes internacionales, las autoridades israelíes deportaron a 38 de los 124 activistas que arribaron con la campaña “Welcome to Palestine”, en tanto los 86 restantes fueron detenidos en las cárceles de Guivón y Ela, a la espera de su pronta expulsión. Más de 300 activistas pacifistas de diversos países fueron invitados por 30 ONG palestinas para participar de una iniciativa solidaria en pos de un Estado palestino independiente. Para desactivarla, el primer ministro Benjamin Netanyahu ordenó la militarización del aeropuerto David Ben Gurión y acordó con las compañías Lufthansa, Easyjet, Air France y Malev impedir el viaje de otros cientos de activistas seleccionados en una lista negra.

Simultáneamente, tras un acuerdo establecido con el Ejercito israelí, la Unión Europea impidió la salida de los barcos de la 2° Flotilla de la Libertad que proyectaban desembarcar en las costas de la Franja Gaza con alimentos y materiales de primera necesidad, rompiendo el bloqueo por aire, mar y tierra establecido desde 2007 que castiga a 1,8 millones de palestinos encerrados en un gueto a cielo abierto. Así, la UE cubrió las espaldas del Estado de Israel, un Estado terrorista que hasta cometió actos de piratería como el secuestro de la 1° Flotilla de la Libertad con el saldo de 11 activistas pacifistas asesinados por las tropas israelíes.
La censura y el sabotaje de las iniciativas enunciadas revelan el “estado de psicosis” que describen los periodistas israelíes, sobre todo después del 63° aniversario de la Nakba (catástrofe), cuando cientos de refugiados palestinos se movilizaron a distintos puntos de las líneas de frontera israelíes exigiendo el derecho al retorno a sus tierras originarias. Los efectos benéficos de la primavera árabe trajeron nuevos bríos a las demandas democrático estructurales del pueblo palestino.
En su “psicosis”, los sionistas no se limitan sólo a emitir infinidad de leyes racistas, sino que se apoyan sobre la política contrarrevolucionaria de Arabia Saudita y las burguesías árabes reaccionarias que pretenden aplastar a las masas y sus reclamos democráticos. No por nada, Tzipi Livni, la principal líder de la oposición, celebró una reunión con una delegación del carnicero Muammar Kaddafi, con la perspectiva de “establecer prontas relaciones con Libia”.

Ni Obama ni la ONU

Las autoridades del “Cuarteto de Medio Oriente” condenaron a los activistas de Welcome to Palestine y de la 2° Flotilla de la Libertad, mientras continúan avalando el bloqueo a Gaza. Integrado por EE.UU., la ONU, la UE y Rusia, el Cuarteto se propone elaborar una declaración anclada en la propuesta de Obama de restablecer las negociaciones entre israelíes y palestinos para crear un futuro Estado palestino basado en las líneas de frontera anteriores a la Guerra de los Seis Días en 1967. Como señaló la jefa de la UE, Catherine Ashton, “la propuesta de Obama podría constituir una alternativa a la puja palestina para el reconocimiento de un Estado palestino independiente en la sesión extraordinaria de la ONU de septiembre, que podría convencer a los palestinos de que se abstengan de avanzar con sus planes”. Obama procura evitar la sesión de la ONU donde el Estado de Israel recibiría una catarata de denuncias, producto de su política terrorista y su negativa al derecho de retorno de 7,1 millones de refugiados palestinos, así como al establecimiento de la capital palestina en Jerusalén oriental. A partir de su alianza estratégica, EE.UU. se vería obligado a rechazar toda iniciativa contra el Estado de Israel, utilizando el poder de veto que le confiere su asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU, dejando al desnudo su política reaccionaria.

De todos modos, la vía de la ONU para establecer un Estado palestino independiente en Gaza y Cisjordania, tal como impulsan Al Fatah y Hamas, no es más que una utopía reaccionaria. ¿Qué clase de Estado independiente es posible en dos porciones de tierra sin unidad territorial ni control sobre recursos estratégicos como el agua y la energía? Hace 63 años que la ONU celebra resoluciones a favor de los palestinos, formalidades que duermen el sueño de los justos mientras los sionistas continúan expandiendo las colonias. Así la ONU calla ante los sucesos de Lifta, una de las pocas aldeas palestinas previas a la Nakba que aún permanece en pie, la cual será borrada del mapa para construir un complejo de viviendas de vacaciones para los israelíes. Como dijo Eitan Bronstein, portavoz de Zochrot (grupo progresista israelí), “el mensaje es que estamos terminando lo que comenzamos en 1948”, aludiendo a la limpieza étnica palestina que constituyó el pilar sobre el cual se edificó el Estado judío.

El derecho a la autodeterminación nacional del pueblo palestino sólo puede surgir de su propia movilización independiente, apoyada sobre los pueblos árabes oprimidos que luchan contra las burguesías árabes colaboracionistas de EE.UU. y su aliado, el Estado de Israel.

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