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Reino Unido: multitudinaria marcha contra los ajustes

El sábado 26/3 en una imponente protesta contra el plan de recortes implementado por el gobierno de la coalición conservadora-demócrata liberal, más de 400 mil personas personas marcharon por las calles de Londres.

Alejandra Ríos

31 de marzo 2011

Reino Unido: multitudinaria marcha contra los ajustes

El sábado 26/3 en una imponente protesta contra el plan de recortes implementado por el gobierno de la coalición conservadora-demócrata liberal, más de 400 mil personas personas marcharon por las calles de Londres. Por su magnitud y composición, se convirtió en la protesta sindical más grande de los últimos 20 años y la movilización de masas más grande desde la marcha contra la guerra en Irak en 2003. El centro londinense estuvo totalmente paralizado desde la mañana hasta altas horas de la noche por la protesta que atrajo a casi medio millón de personas.

En casi un año de gobierno, el gabinete encabezado por el primer ministro del partido conservador, David Cameron, y secundado por el jefe del partido demócrata liberal, Nick Clegg, anunció una serie de medidas drásticas destinadas a reducir el déficit, entre las que se incluyen el aumento de las contribuciones a la jubilación de hasta el 50%, la eliminación más de 130 mil puestos de trabajo en el sector público, el recorte del gasto público de los gobiernos locales y el ataque de conjunto al estado de bienestar con la privatización de los servicios en beneficio de capitales privados.

La marcha convocada por la TUC (Confederación Sindical del Reino Unido) bajo el lema “Marcha por una Alternativa”, se viene preparando hace unos meses, pero aún así la recepción y diversidad del llamado excedió la expectativa de los organizadores que calculaban atraer unas 100 mil personas. La respuesta no se debe en absoluto a la política de la TUC, que sólo se ocupó de poner día y lugar a la marcha. A pesar de la pasividad de la burocracia sindical, el llamado fue tomado por el activismo de base que lo utilizó como una oportunidad para expresar su descontento y darle un contenido de lucha activo.

En un momento en el que el gobierno gasta millones por día en su incursión armamentística en Libia, sin considerar los gastos de las guerras en Irak y Afganistán, su política de reducción de los gastos sociales cobra un cinismo mayor y genera oposición como lo demostraban los carteles exigiendo el recorte de los gastos armamentísticos y del Tridente bajo los eslóganes: “¡Que se recorten los gastos armamentísticos, no la educación!”, “¡Guerra a los recortes!” “¡Quiero ir a la universidad, no a la guerra!”

La amplia convocatoria impidió el accionar de las fuerzas del orden de manera discriminada, pero ésto no impidió que acordonaran a un sector de jóvenes más decididos que eligió como blanco de sus pintadas y grafitos los grandes bancos y tiendas de lujo de uno de los barrios más exclusivos. Allí las escaramuzas con la policía duraron hasta las 3 de la madrugada del domingo.
Como resultado de los disturbios y las ocupaciones más de 200 activistas fueron detenidos y hay en curso una cadena de denuncias por el accionar policial.

La movilización terminó en un rally en el Hyde Park, donde la burocracia tuvo que dar cuenta de la participación, pero, como era de esperarse, en sus discursos primó el conservadurismo. Cuando el líder del partido laborista Ed Miliband en un momento dijo que “había que implementar algunos de los recortes” recibió un abucheo general. Está claro que de estos dirigentes y políticos no puede venir una alternativa para el pueblo trabajador y los sectores más necesitados.

La marcha del sábado mostró la gran bronca que hay frente a los ataques y representó un gran golpe para el gobierno, compuesto en su mayoría por ricos y millonarios, que ve crecer su impopularidad día a día. También mostró una gran disposición a la lucha y la capacidad de organización de los trabajadores y las masas de la ciudad. Luego de la marcha se han llamado a reuniones para seguir discutiendo cómo seguirla y si bien es temprano para pronosticar la dinámica del ambiente de oposición y lucha se trata de un buen comienzo para empezar a discutir un plan obrero que de una salida de fondo, para que la crisis la paguen los capitalistas y no los trabajadores.

Prensa

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