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Cultura

Un día en la vida (de dos miserables)

Mientras se anuncia otra película dedicada a los mexicanos que cruzan la frontera (en este caso , basada en el libro La Mara), sigue en la cartelera de un cine porteño Los bastardos, segundo film de Amat Escalante, estrenado en Argentina –luego de ganar en 2008 como mejor película en la Competencia Latinoamericana en el Festival de cine de Mar del Plata- el 30 de diciembre pasado.

Demian Paredes

27 de enero 2011

Mientras se anuncia otra película dedicada a los mexicanos que cruzan la frontera (en este caso [1], basada en el libro La Mara), sigue en la cartelera de un cine porteño Los bastardos, segundo film de Amat Escalante, estrenado en Argentina –luego de ganar en 2008 como mejor película en la Competencia Latinoamericana en el Festival de cine de Mar del Plata- el 30 de diciembre pasado.

La historia narra un día en la vida de Jesús y Fausto, dos mexicanos indocumentados que realizan trabajos por día en la ciudad de Los ˜ángeles. Allí esperan al llegar –junto a más “espaldas mojadas” (tal como se los llama)-, a una esquina, a que algún auto o camioneta los lleve a trabajar por 8 o 10 dólares la hora (limpiando terrenos, cavando zanjas o cosechando).
En el caso de los dos protagonistas, sin embargo, su jornada de explotación terminará en una noche “de trabajo” especial: asaltar la casa de una mujer de clase media acomodada, a punta de escopeta. Mucha tensión claustrofóbica habrá desde el ingreso al hogar de esta mujer, separada y madre de un joven displicente.

Exageradamente comparada por algunas críticas con Caché del “cineasta quirúrgico” Haneke (Escalante más bien reconoce a La naranja mecánica, A sangre fría y la violencia diaria de la guerra de Irak como influencias directas, y dice: “a veces pienso de qué otras cosas se puede hablar. No me viene hacer una historia de amor o una comedia. Siento la necesidad de hacer cosas que me están conmoviendo en este momento de la vida, que me llegan por los medios o veo en la calle. Todo lo que es del momento tiene una carga dramática que puede funcionar. Las películas que son potentes e interpelan al espectador cuentan hechos que pasaron o que están pasando actualmente” [2]), Los bastardos habla de una cruda realidad de miseria, explotación y creciente odio (de clase).

Tal como se hizo con Un día sin mexicanos (2004), en clave de comedia light –con un final muy bobo y utópico-, o con Machete (2010), de Robert Rodríguez, en un mix de denuncia social a la ultraderecha yanqui, la superexplotación y utilización de “los chicanos” en prácticamente todos los órdenes de la vida norteamericana y homenajes al cine “clase B” y “de aventuras” [3], este film de Amat Escalante sigue, con su lenguaje propio (grandes planos fijos, excesiva tensión que tiende a perderse en secuencias muy, demasiado largas, “realista” crudeza), anunciando lo que se incuba –y puede estallar de diversas maneras- entre los que provienen del sur del Río Bravo.

Por Demian Paredes
(Autor de los blogs www.eldiablosellama.wordpress.com y www.artemuros.wordpress.com)

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