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SUBTE

Se venció el acta de paz social en el Subte

El 26 de noviembre se cumple un año de la firma del acta de la paz social, que nosotros rechazamos y que interrumpió la lucha por nuestra organización. La ilegalidad absoluta en la que se mantiene el ministerio de Trabajo sumado al fallo de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo y el próximo vencimiento del acta, hace probable que en los próximos días nos otorguen finalmente la simple inscripción. Saben que de lo contrario ya no podrán impedir medidas de lucha.

Claudio Dellecarbonara

18 de noviembre 2010

Se venció el acta de paz social en el Subte

El asesinato de Ferreyra, fue un recordatorio de la putrefacción de la burocracia sindical, la utilización de sus patotas, el rol cómplice de la Secretaría de Transporte y el gobierno, las precarias condiciones de la mitad de los trabajadores. Contra estos dirigentes vendidos a la patronal nuestro sindicato luchó y se transformó en un emblema de lo que se dio en llamar el “sindicalismo de base”. Hace casi dos años realizamos un plebiscito en el que 2.000 trabajadores manifestamos la firme voluntad de poner en pie nuestra propia organización.

Por su parte, el ministro Tomada, hizo todo lo que estuvo a su alcance para impedir que nuestro triunfo se consolidara y siguió negociando con el patotero Fernández de la UTA, un “símil” Pedraza.

El 26 de noviembre se cumple un año de la firma del acta de la paz social, que nosotros rechazamos y que interrumpió la lucha por nuestra organización. Desgraciadamente, la mayoría del cuerpo de delegados llamó a confiar en la buena disposición del ministerio de Trabajo y la Secretaría de Transporte, cada vez más comprometida con el accionar de la patota de Pedraza con la ilusión de conseguir el sindicato sin enfrentar al gobierno.

El fracaso fue por partida doble. Fracasó la posición de que la firma del acta implicaba más que la simple inscripción, que podíamos evitar el enfrentamiento y que era posible desplazar a la UTA de hecho. También fracasó el intento de hacer del subte un sindicato alineado con el gobierno a través del apoyo a la lista 10 de Yasky en las elecciones de la CTA. El verso de que los trabajadores conseguimos nuestras conquistas gracias a este gobierno naufragó entre el rechazo abierto de más de 20 delegados y casi 600 firmas y la apatía de sectores que no tuvieron la posibilidad de debatir democráticamente. Pero este intento nos costó meses de parálisis, tope salarial y retroceder a la pelea por líneas. Es hora de reunificar nuestras fuerzas en un proyecto independiente de la patronal y el gobierno que retome ya la pelea por terminar de desterrar a la burocracia del subte.

Se abre una nueva etapa

La ilegalidad absoluta en la que se mantiene el ministerio de Trabajo sumado al fallo de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo y el próximo vencimiento del acta, hace probable que en los próximos días nos otorguen finalmente la simple inscripción. Saben que de lo contrario ya no podrán impedir medidas de lucha.

Si aún no logramos la derrota definitiva de la UTA fue porque el Ministerio nos impuso “la paz social”.

Si el año pasado cuando peleamos y nos movilizamos le dimos semejante paliza a la burocracia, hoy, en el marco del repudio generalizado que sufren las patotas sindicales estamos en mejores condiciones de completar esta tarea. El gobierno intentará todo tipo de maniobras.
La única manera de conseguir lo que nos corresponde es retomar nuestros métodos, la organización, las asambleas y lucha del conjunto de los compañeros.

Organizarnos con un programa, estatuto y dirigentes votados por los trabajadores

Con la firma de la inscripción, tendremos que regularizar estatutos y autoridades. Lejos de ser un proceso formal, esta es una oportunidad para reorganizarnos.

En primer lugar, tenemos que impedir que unos pocos decidan sobre lo que nos afecta a todos. El estatuto del sindicato tiene que surgir de un profundo debate en la base y debería expresar una clara posición de independencia de los partidos patronales y el gobierno, que defienda que las decisiones se toman en asambleas y el derecho de las minorías a expresar su opinión ante el conjunto de los compañeros. Que los mandatos sean revocables y que las autoridades del sindicato surjan de elecciones generales, con proporcionalidad, entre otros puntos. Nuestro sindicato tiene que ser una clara alternativa frente a la burocracia, junto con otras expresiones combativas del movimiento obrero.

No hay posibilidad de democracia sindical mientras se mantenga esta casta privilegiada al frente de las organizaciones obreras. Nuestra perspectiva es la recuperación de los sindicatos, para ponerlos al servicio de la lucha de clases y sostener la necesaria independencia del Estado sin lo cual no hay “autonomía” posible. Que tome la lucha por la unificación de las filas obreras, para terminar con la precarización, que hacen de los sindicatos organizaciones antidemocráticas, donde sólo hay derechos y retaceados, para una minoría de trabajadores en blanco. Esta también es parte de nuestras mejores tradiciones, por la cual logramos el pase a convenio de los tercerizados, lucha que retomamos hoy junto a los compañeros de CAF, Metropolitana y de otras empresas.

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