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IRAK

EL GOBIERNO DE OBAMA ANUNCIA EL FIN DE LA MISION DE COMBATE

Retiro de Irak…hacia Afganistán

Barack Obama anunció el “fin de la misión de combate” en Irak, cuando todavía repercute el escándalo por la filtración de documentos sobre la guerra en Afganistán, que expuso una vez más el empantanamiento de la ocupación militar yanqui en ese país.

Celeste Murillo

5 de agosto 2010

Retiro de Irak…hacia Afganistán

por Celeste Murillo

Barack Obama anunció el “fin de la misión de combate” en Irak, cuando todavía repercute el escándalo por la filtración de documentos sobre la guerra en Afganistán (ver La Verdad Obrera N° 384), que expuso una vez más el empantanamiento de la ocupación militar yanqui en ese país. La Casa Blanca, atravesada también por la crisis económica signada por una desocupación del 10% y el polarizado debate sobre la reforma migratoria, intenta –por ahora con dudoso éxito– mostrar un triunfo en el complejo frente militar exterior. Obama anunció en un reciente discurso que se aprestaba a cumplir su promesa de campaña: “Como candidato a presidente prometí dar a la guerra de Irak un final responsable”.

Aunque la Casa Blanca informó que julio había sido uno de los meses con menor tasa de violencia, el propio gobierno iraquí salió a desmentirlo al publicar la cifra de 535 muertos (el mes más sangriento en los últimos años).

De los 144.000 soldados norteamericanos, sólo se quedarán en Irak 50.000 hasta finales de 2011, cuando se espera la supuesta retirada total y transición final, aunque quedarán en el país bases militares. “Diría que 50.000 soldados en el terreno es una cantidad significativa”, dijo un vocero del ejército norteamericano, y agregó: “Todavía podemos hacer mucho con lo que tenemos y tendremos mucha influencia aquí”. Estas declaraciones muestran la verdadera cara del cambio de misión de combate a misión de “consejo y ayuda” en Irak.

Es que las elecciones iraquíes dejaron un mapa político dividido sin ganador claro, que bloqueó hasta ahora la formación del gobierno. Los dos partidos que obtuvieron la mayoría de los votos, La Liga Nacional Iraquí del ex premier Ayad Allawi (la aparente favorita de Washington) consiguió 91 escaños de los 325 en disputa, mientras el partido de Nuri al Maliki (el primer ministro) consiguió 89, mientras que la Alianza Nacional Iraquí (chiítas) que es apoyada por el clérigo radical Al Sadr (con importantes relaciones con el régimen iraní de Ahmadinejad), quedó en tercer lugar con 70 bancas. Este complejo escenario es el telón de fondo del fin de la “misión de combate”. Junto a esto, la situación social signada por la desocupación, la enorme destrucción de infraestructura y las penurias del pueblo iraquí hacen crecer el descontento de la población.

Siguen la ocupación y la guerra

El retiro de tropas en Irak es parte de la estrategia acordada entre el gobierno de Irak y el gobierno de G.W. Bush, una estrategia hoy continuada por el gobierno demócrata que mantiene la ocupación imperialista. Con este retiro, además, Barack Obama se prepara para reforzar y sostener la misión en Afganistán.

Por eso, mientras EE.UU. retira más de dos tercios de sus soldados en Irak (en total desde el inicio del gobierno demócrata), Obama ha triplicado las tropas en Afganistán (de 30.000 a 90.000). La misión afgana, hoy dirigida por el Gral. Petraeus (ex jefe del Comando Central) a quien se le adjudica el “éxito” de la estrategia del aumento de tropas en Irak (conocido como “surge”), expresa la estrategia actual de Obama, que cuenta con el apoyo de los sectores guerreristas del establishment político y el Ejército.

Obama dijo en su discurso: “Pero no se equivoquen, nuestro compromiso en Irak está cambiando de un esfuerzo militar liderado por nuestras tropas a un esfuerzo civil liderado por nuestros diplomáticos”. Sin embargo, lejos de cualquier ilusion, y como lo muestra la estrategia de Afganistán y el aumento de tropas, lejos de cualquier ilusión, Obama no se prepara para finalizar la guerra. La retirada de Irak no es más que el intento de mostrar resultados en el frente externo signado por la guerra, la ocupación y el endurecimiento hacia países como Corea del Norte e Irán, mientras se tensa la carrera electoral para las legislativas de noviembre (que funcionan como una especie de plebiscito general del gobierno demócrata).

La política de la Casa Blanca busca dar respuesta, por un lado, a los demócratas descontentos con la continuidad de la política guerrerista, y, por otro lado, a la derecha republicana que presiona constantemente para intentar capitalizar los reveses del gobierno demócrata. Las guerras, junto con la crisis económica, son los temas que más preocupan a los diputados, senadores y gobernadores que deberán presentarse a elecciones en noviembre de 2010. Y la sangría económica que significa el gasto militar para el enorme déficit norteamericano no hace más que restar adeptos a la guerra. Prueba de esto fue la votación del gasto militar para las guerras de Irak y Afganistán; la cantidad demócratas que votaron en contra de la ley (para otorgar casi 60.000 millones de dólares) se triplicó en relación con la cantidad de 2009.

En este marco, crece el descontento entre la población estadounidense, especialmente entre los sectores que votaron a Obama para poner fin a la política de guerra y ocupación. Al contrario de estas ilusiones, Obama ha venido siendo una clara continuidad en lo esencial de la política exterior imperialista de Estados Unidos.

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