por Titin Moreira

Las paritarias coparon la escena en los últimos meses de la vida gremial de nuestro país. La mayoría ya cerraron, falta firmar el SMATA que acordó un 25% hasta abril del 2011 (y por eso una de las plantas de VW de Córdoba rechazó el acuerdo, ver nota) y sigue abierta las del Neumático, y en algunas provincias se reabre el reclamo salarial de los maestros.

Justamente la paritaria docente, una de las primeras, acordó cerca de un 25%. Esa era la “pauta oficial” que empresarios, gobierno y burocracia sindical pretendía imponer ante una inflación superior y que seguía. Y en medio apareció el gremio de la Alimentación. Las bases exigieron a sus dirigentes ir mas allá, el llamado “efecto Kraft” extendió el reclamo general: “vamos por el 35% de aumento”. Las plantas de Arcor Córdoba fueron vanguardia en esa lucha y se consiguió a nivel nacional un 35%.
Esto obligó a varios gremios a subir el reclamo, lo que llevó a la UIA y otras cámaras patronales a poner el grito en el cielo, pese a las enormes ganancias que realizaron el último año.

Salvo en Alimentación y jaboneros, el reclamo –incluso aunque muchas veces fue acompañado de medidas de fuerza- no desbordó a la dirigencia sindical.

El Bicentenario y el Mundial de futbol se dieron en un clima de cierto conformismo social en nuestro país, que el gobierno intentó utilizar para fortalecerse.

Los postergados

En las paritarias muchos quedaron afuera, o solo recibieron una parte de lo que consiguieron los efectivos. Los tercerizados y contratados cobran menos por eso el aumento porcentual se enflaquece en sus bolsillos. Pero la injusticia mayor, la que sufren día a día es la inestabilidad laboral, la que los obliga a su vez a ir a trabajar enfermos, a no poder negarse a hacer trabajos inseguros, o quedarse las horas extras que se le ocurra al patrón.

Ha comenzado desde abajo un reclamo por la IGUALDAD. “No somos trabajadores de segunda, no queremos ser discriminados”. Es el grito de guerra de los pibes (y algunos no tanto) del ex FFCC Roca que cortaron las vías la semana pasada. Piden algo elemental: A igual trabajo, igual salario. Su bandera que cruza las vías dice, grande: “Todos a planta permanente”. Es que muchos hace años que están tercerizados y los vienen “boludeando”-como dicen ellos- con la efectivización. La burocracia verde de Pedraza, empresario y sindicalista, es cómplice de esta situación. Por eso la lucha por la efectivización también es contra esos traidores. En esta batalla, nuevamente los abogados del CeProDH y la Agrupación La Bordó del Roca están a la cabeza de la organización de los tercerizados del FFCC, que siguen con su plan de lucha.

El Roca: lo más visible de un proceso extendido

El reclamo por la estabilidad de los contratados y su efectivización tiene antecedentes en la histórica lucha del Subte para terminar con el trabajo precario y después en el mismo FFCC Roca tuvieron gran repercusión y culminaron con éxito pero sucedieron años atrás. Más cerca en el tiempo la lucha por los contratados de Iveco el año pasado, en medio de la recesión automotriz, encontró a un par de delegados de los efectivos, como Hernán “Bocha” Puddu, en la defensa incondicional de los precarizados, tanto que le costó la expulsión del SMATA por negarse a traicionar a sus compañeros.

Pero este año, con el crecimiento económico, los sectores más desprotegidos tomaron ánimo y se dispusieron a salir a luchar. En Fel Fort hubo una rebelión por salario y también por la efectivización que quedó en promesas incumplidas por la patronal. De ahí los escraches y cortes persistentes de despedidos y organizaciones solidarias como Pan y Rosas, que se producen en la fábrica del mediático Ricardo Fort y que cuentan con el apoyo desde adentro y que han ganado la pantalla de numerosos programas, obligando al gobierno a intervenir y preparando, desde afuera, el clima para saldar cuentas con el fraude laboral del chocolatinero famoso.

En la metalúrgica Sabo de La Matanza se paró y se ocupó la planta contra los 18 despidos de contratados. “Se peleó por la unidad” decía la nota de La Verdad Obrera, que hasta la UOM Quilmes subió a su pagina web. Que en una fábrica los efectivos paren por despidos de contratados no es muy común. Este buen ejemplo tiene otros como el de la Gráfica Donneley (ex Atlántida), donde dirige una Interna clasista encabezada por el compañero Eduardo Ayala, hubo conflicto por la efectivización y se triunfó. (ver nota). En Alicorp (la ex Jabón Federal) se dio un caso parecido, ahí también lucharon en medio de las paritarias por la efectivización de los compañeros contratados y lo consiguieron. También en PepsiCo están comenzando a organizarse los contratados que se niegan a ser material descartable.

Los compañeros de la empresa HAS, una tercerizada aeronaútica, en Aeroparque lograron reincorporar a los despedidos -la mayoría habían sido elegidos delegados- y avanzaron en la organización sindical de base que la empresa se negaba a reconocer. Cortaron la Av. Costanera con apoyo de los delegados y trabajadores de LAN y de Aerolíneas enrolados en el sindicato APA de CTA y así ganaron.

Ahora está abierta una vieja disputa por la efectivización de los tercerizados telefónicos que además pelean por una organización propia ante la cerrada negativa de FOETRA de agruparlos y reconocerlos como telefónicos que son. La Agrupación Violeta está realizando una campaña de difusión y ayudando a la organización de los cientos de compañeros discriminados por Telefónica y Telecom sino también por la dirigencia de FOETRA Bs. As..

Unir las filas obreras

Estos pocos ejemplos muestran que por abajo surge el reclamo de IGUALDAD en las relaciones laborales. La política de las patronales de dividir a la clase obrera se puede enfrentar. Esto a condición de hacer un trabajo paciente pero firme y sin concesiones a los prejuicios que la clase capitalista y sus alcahuetes, los burócratas sindicales, ayudan a implantar entre los efectivos.

Los sectores clasistas, muestran en estas experiencias que con direcciones decididas se puede avanzar. Hay que lograr una gran campaña que cale hondo en amplias franjas de trabajadores, en primer lugar entre los directamente perjudicados, los precarizados, sea cual fuere su modalidad de contratación, para terminar con esta secuela de los 90.
Recuperar a pleno la solidaridad y la unidad entre efectivos y contratados es fundamental para cualquier lucha seria. Y además sin ella, no se puede ni pensar en recuperar las organizaciones sindicales para ponerlas al servicio del conjunto de los trabajadores y sus reclamos. La primer medida, al alcance de las Internas y cuerpos de delegados combativos es reconocerle plenos derechos a los compañeros en negro, tercerizados o contratados, afiliados o no, organizándolo en forma conjunta con los efectivos.

El 2° Encuentro de trabajadores de la Zona Norte del Gran Buenos Aires debe tener entre sus puntos programáticos y de acción la lucha contra el fraude laboral, por la efectivización y pase a planta permanente y de a igual trabajo igual salario. La unidad de las filas obreras es posible.