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CADA VEZ PAGAN MÁS ASALARIADOS

Hay que derogar el “impuesto a las ganancias”

El gobierno aumentó el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias al 20%. Aquellos que logran cubrir la canasta familiar, hoy valuada en más de $4.000, siguen alcanzados por el impuesto, un verdadero saqueo al bolsillo trabajador.

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15 de julio 2010

El gobierno aumentó el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias al 20%. El mínimo, entonces, para los trabajadores solteros pasa de 4.015 a 4.818 pesos mensuales mientras que para los casados con dos hijos va de 5.554 a 6.662,80 pesos mensuales.

Aquellos que logran cubrir la canasta familiar, hoy valuada en más de $4.000, siguen alcanzados por el impuesto, un verdadero saqueo al bolsillo trabajador. A pesar de la reciente rebaja que parecería indicar lo contrario, cada vez es una franja mayor la de trabajadores obligados a pagar este tributo: en el 2006 eran setecientos mil, y actualmente son un millón y medio, y los que perciben salarios más altos, más pagan.

Esto es así por varias razones: si bien el gobierno anuló la famosa “tablita” de Machinea (primer ministro de Economía de la Alianza), que establecía que a medida que subían los sueldos se pagaba más impuesto, mantuvo la suba del porcentaje que impuso ese Ministro: la tasa más baja subió del 6 al 9%, la siguiente del 10 al 14% y así sucesivamente. Pero, además, la suba en los mínimos no imponibles siempre fue menor que los aumentos de sueldo o la misma inflación; con el agravante de que en 2009 ese mínimo no aumentó.

Pero aun cuando ese mínimo hubiera sido mayor, el impuesto a las ganancias igual es un robo ya que de ninguna manera se puede considerar al salario como una ganancia. El sueldo es la retribución que recibe el trabajador por vender su fuerza de trabajo y puede ser mayor o menor dependiendo, entre muchas variantes, de las condiciones económicas y de la fuerza de la clase obrera para defender su salario. En ningún caso el obrero recibe una ganancia. Al contrario de lo que sucede con el patrón, quien compra dicha fuerza de trabajo durante un tiempo determinado, por ejemplo 8 horas, el trabajador está obligado a producir por ejemplo en 4 horas la suficiente cantidad de bienes que cubre su salario, mientras que las 4 horas restantes son la ganancia del patrón (o dicho en términos marxistas, la plusvalía, es decir el trabajo no pagado). Al aplicar el impuesto a las ganancias sobre el salario, el gobierno establece una nueva carga sobre las clases desposeídas de los medios de producción.

Un sistema impositivo regresivo

Para financiar los gastos del Estado, todos los gobiernos patronales cargan con las cuentas a los trabajadores y al resto de las clases oprimidas. Además del impuesto a las ganancias sobre el salario, otro ejemplo es el IVA, que lo paga el que compra las mercaderías para su propio consumo.
En números significa que si un trabajador gana $3.000, y los gasta en comida y ropa, está pagando $520,66 de IVA, y si durante su vida se especializó, tiene mucha antigüedad en la empresa, hace muchas horas extras y defendió su salario, se ve castigado además con el impuesto a las ganancias.

Por su parte, los patrones pueden deducir el IVA de sus gastos, por lo que sólo pagan el impuesto a las ganancias, del cual deducen gastos, y por otra parte nunca declaran lo que ganan. Pero dentro de los capitalistas hay todavía algunos más afortunados: son aquellos que se dedican a la especulación financiera, que directamente no pagan impuestos. De esta manera, quienes se apropian de la riqueza que producimos los trabajadores pagan mucho menos en impuestos que los trabajadores.

Hay que luchar contra esta injusticia

Mientras los trabajadores son los que más impuesto pagan, son los que menos reciben: ahí están las villas miseria, los innumerables barrios sin agua potable, sin gas natural ni cloacas, muchos sin el acceso a una vivienda. Y para colmo de males, el salario se va deteriorando cada día más producto de la inflación.

Ante esto, el dirigente de la CGT, Hugo Moyano, se limitó a declamar con respecto a la suba del mínimo no imponible, que “el porcentaje es claramente insuficiente”, y por su parte la dirigencia de la CTA no emitió opinión. ¿Llamados a luchar para mejorar la situación de los trabajadores? Ni hablar.

Para mejorar nuestro salario y nuestras condiciones de vida, no podemos esperar nada de esta burocracia sindical, mucho menos de la oposición patronal en el Congreso. Hace falta una gran lucha que comience con la suba del salario mínimo vital y móvil al nivel de la canasta familiar, por la suba de la jubilación al 82% móvil del sueldo actual y por la eliminación del impuesto a los salarios. Junto a esto es necesario pelear por el no pago de la deuda externa, por imponer impuestos progresivos a los capitalistas, para imponer un verdadero plan de obras públicas que satisfaga las necesidades de los trabajadores.

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