Mientras la Iglesia empezaba a promover la idea de plebiscitar el derecho al matrimonio para personas del mismo sexo, cerca de tres mil personas se manifestaron a favor de la ley frente al Congreso el pasado 28 de junio, Día Internacional del Orgullo Gay.

En el acto organizado por la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FALGTB), hablaron la madre de Natalia Gaitán –asesinada por el padre de su novia, por ser lesbiana-, un sacerdote que apoya esta iniciativa, dirigentes de la CTA, actores, representantes de la FUBA, de Familiares de Detenidos Desaparecidos, legisladores oficialistas y opositores, y otros representantes de partidos de izquierda que apoyan la ley del matrimonio gay, como Vilma Ripoll del MST, Vanina Biasi del PO y Christian Castillo del PTS.

El acto estuvo animado por Fito Páez, Vicentico, Pedro Aznar y otros artistas que dieron su apoyo y sus canciones. Finalmente, María Rachid, de la FALGTB, expresó en su discurso el anhelo de que en pocos días se consiga la igualdad de derechos para las parejas homosexuales, insistiendo –contra las presiones de la Iglesia- en que sus derechos no se plebiscitan.

Christian Castillo fue muy aplaudido cuando exigió la separación total y definitiva de la Iglesia del Estado y que el oscurantismo no tenga injerencia en la educación de niñas y niños, en la legislación civil de los derechos democráticos como el que está en discusión, ni en el derecho individual a vivir libremente la sexualidad. También señaló que, para arrancarle al Congreso la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, teníamos que ser miles los que nos movilizáramos el próximo 14 de julio, cuando se debata en el senado.

¡A llorar a la Iglesia!

La Iglesia, golpeada por la pérdida de fieles, la bajísima tasa de bautismos y matrimonios y el mayúsculo escándalo de los curas abusadores que involucra hasta al mismísimo Vaticano, se desespera ante la enorme aprobación social que tiene el proyecto de ley del matrimonio para personas del mismo sexo. Como las amenazas de infiernos tan temidos ya no alcanzan, el obispo que asesora a la Conferencia Episcopal Argentina en materia de leyes, propuso que la ley que está en debate se plebiscite. ¡Un extraño sentir “democrático” invade a la reaccionaria curia! Después de imponer su dogma durante siglos a todos los habitantes, sin importar sus creencias, ahora pretenden plebiscitar un derecho. ¡Pero los derechos no se plebiscitan, se exigen y se conquistan!

Los curas, que promueven la discriminación y la ignorancia y se cuelan por los pasillos del Congreso, presionando a senadores y diputados para que no aprueben el proyecto, los que protegen entre sus filas a abusadores de menores y cómplices de la dictadura genocida, son los que pretenden impedir que gays y lesbianas puedan contraer matrimonio civil.
Ahora, agregan que el matrimonio gay no es una prioridad, que los legisladores debieran ocuparse de la pobreza y no de estos temas.

Para hacer lobby no sólo cuentan con el apoyo de algunos senadores de la oposición, sino también con algunos kirchneristas y, lo que es peor, con el dinero que pagamos por los impuestos con los que el Estado sostiene a esta reaccionaria institución. Por eso, ya es hora de terminar con la dictadura eclesiástica. ¡Basta de subsidios al clero y la educación religiosa! ¡Ruptura de relaciones con el Vaticano! ¡Por la separación total y definitiva de la Iglesia y el Estado!

¡Por una gran movilización para que se apruebe la ley el próximo 14 de julio!

La aprobación de la ley está reñida. El doble discurso del kirchnerismo juega cínicamente con las legítimas ilusiones de miles de personas que quieren conquistar igualdad de derechos civiles. No sólo porque sigue sosteniendo a la Iglesia que lanza sus furibundas campañas reaccionarias contra la ley, sino también porque permite que los legisladores derechistas de todos los bloques pongan en riesgo la aprobación del proyecto. Cuando hubo que votar en el Congreso que se pagaba la deuda externa, que se aprobaba la ley “antiterrorista” de Bush o los superpoderes, el kirchnerismo votó en bloque. Sin embargo, ahora que se trata de aprobar una ley para que gays y lesbianas tengan los mismos derechos civiles que las parejas heterosexuales, los K dan “libertad de conciencia” a sus legisladores: una forma “elegante” de encubrir que entre sus filas hay muchos que no bajaron a la sesión en Diputados por estar en contra de este proyecto y hay otros senadores que ya manifestaron su cerrada negativa a aprobar esta ley en la cámara alta.

Por eso, el movimiento GLTTB y todas las organizaciones sociales y políticas que apoyamos este justo reclamo debemos movilizarnos hasta conseguir que la ley se apruebe sin dilaciones y sin las modificaciones que quieren introducir los legisladores para transformarlo en “unión civil”. ¡No podemos confiar en que estos partidos patronales de la oposición y el oficialismo aprobarán la ley si no es por nuestra lucha activa, en las calles! Por eso, el 14 de julio, tenemos que ser miles de trabajadoras, trabajadores, estudiantes, artistas, intelectuales, los que nos movilicemos con independencia del Estado, el gobierno y los partidos del régimen para arrancar la ley de matrimonio para personas del mismo sexo.

Si logramos que se apruebe, será un primer paso para conquistar todos nuestros derechos y libertades democráticas, mejores condiciones de vida, acceso al trabajo, la educación, la salud y la vivienda –que hoy están vedados para miles de gays, lesbianas, travestis y transexuales- en el camino de derrocar este régimen social basado en la opresión y la explotación de la inmensa mayoría de la humanidad.