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EL PROGRESISMO OFICIALISTA Y OPOSITOR FRENTE A LA DEUDA

Gestos amistosos al capital financiero

El gobierno reivindica el pago de deuda con reservas porque libera partidas del presupuesto. Gracias a esto y a la mayor recaudación por la recuperación económica y el “impuesto inflacionario” (al subir los precios sube la base de la recaudación), este año no está descartado cierto superávit.
El uso de reservas se presenta como parte de la estrategia de “desendeudamiento”. Periodistas oficialistas afirman que “responde a reclamos tradicionales contra el pago de la deuda con ajuste fiscal y contra un mayor endeudamiento” (Zaiat, Página/12, 13/03/10).

Esteban Mercatante y Pablo Anino

18 de marzo 2010

El gobierno reivindica el pago de deuda con reservas porque libera partidas del presupuesto. Gracias a esto y a la mayor recaudación por la recuperación económica y el “impuesto inflacionario” (al subir los precios sube la base de la recaudación), este año no está descartado cierto superávit.

El uso de reservas se presenta como parte de la estrategia de “desendeudamiento”. Periodistas oficialistas afirman que “responde a reclamos tradicionales contra el pago de la deuda con ajuste fiscal y contra un mayor endeudamiento” (Zaiat, Página/12, 13/03/10).

Resultado primario y resultado financiero

Los resultados “virtuosos” que habrían permitido que pagar la deuda “no tuviera efectos contractivos y recesivos” (Zaiat, op. cit.) se deben a la ficción de mirar el resultado fiscal “primario”. Es decir, el resultado antes del pago de intereses de deuda. Esto puede ser engañoso. Por ejemplo, en 2009 un superávit de $17.272 millones (equivalente al 1,53% del PBI) resulta en un déficit de $7.131 millones luego del pago de intereses. En años previos el pago de intereses reducía el superávit, pero el año pasado lo transformó en déficit. La diferencia se salda con más deuda. Producto de la separación entre superávit primario y resultado financiero, esto no se computa como déficit.

Otros maquillajes

El costo de la deuda desde el canje de 2005 ha quedado ligeramente disimulado porque el gobierno sigue mostrando superávit, pero en base a cada vez más maniobras contables.

En 2007, el superávit primario de 3,2% hubiera sido del 2,2% si no fuera por los ingresos extraordinarios producto de la opción de muchos aportantes, reforma mediante, de pasar de las AFJPs a la ANSES, cuyo superávit los K computan en el resultado fiscal general. El superávit financiero hubiese sido casi nulo sin esos fondos.

El aporte de ANSES es más significativo en 2008 a partir de la renacionalización de las AFJPs. Sus recursos aportaron para llegar a un superávit de $14.633 millones luego del pago de intereses, cuando el fisco sólo alcanzó $6.114 millones. La liquidación de las AFJPs no garantizó el 82% móvil sino fondos a discreción del kirchnerismo.

2009 fue más complicado: se sumó a los recursos del tesoro ganancias de la ANSES, utilidades del Banco Central, y u$s2.500 millones que aportó el Fondo Monetario Internacional por Derechos Especiales de Giro (DEG), su “moneda”. Un total de $22.100 millones, sin los cuales el déficit primario habría sido de $4.800 millones y luego del pago de intereses habrían pasado a $29.200 millones.

Todo el maquillaje no cambia que, a pesar de que el ciclo de los Kirchner pasará a la historia como una época de pagos generosos a los acreedores (45 mil millones de dólares de 2003 hasta hoy), haya aumentado la deuda. Desde 2005 aumentó en u$s20 mil millones, a u$s174 mil millones (sumando los bonos en default). Sólo en el último trimestre de 2009 aumentó u$s 5.454.

“Dime para quién gastas…”

Los “progres” consideran todo gasto como una intervención positiva del Estado, aún después de haber presenciado cómo los Estados en EE.UU., y en otros lados, comprometieron su solvencia (y hoy están en riesgo de default) con el único objetivo de salvar a banqueros, que usaron esos fondos para volver a las especulaciones.

Además de la deuda, el aumento del gasto en Argentina tuvo entre sus principales factores las transferencias a los capitalistas que en muchos casos no tienen otro fin que garantizar ganancias a las empresas, como condición para que no aumenten aún más los precios o sigan prestando servicios. Si directamente se hubiera planteado la renacionalización de los servicios públicos y de las empresas que chantajean con la suba de precios, bajo control de los trabajadores, se podrían haber ahorrado 35 mil millones de pesos en 2009 (45 mil este año). Un monto similar se va en el pago de capital e intereses de deuda.

Lo que los K presentan como medidas redistributivas, la extensión de la jubilación, la asignaciones por hijo y el Plan Argentina Trabaja, implican sumas irrisorias en relación a lo que hoy se necesita para cubrir la canasta básica ($3.800, el doble del salario promedio, y años luz de lo que cobran los sectores más precarios), y todo se financia con una estructura de recaudación basada en impuestos al consumo y retenciones al salario, donde están exentas las rentas financieras, y las tasas de aportes patronales (21%) y los impuestos a los bienes personales (1,25% es el máximo) tienen niveles ridículos, mientras que el impuesto a las ganancias tiene más agujeros -por deducciones- que un colador.

No pagando la deuda, dejando de subsidiar la ganancia -nacionalizando las empresas de servicios públicos y otras estratégicas bajo control obrero-, con la apropiación íntegra de la renta agraria (y no de una pequeña parte con retenciones) y aumentando los impuestos a las grandes fortunas podría garantizarse tranquilamente el 82% móvil a todos los jubilados y trabajo para todos con un salario acorde a la canasta familiar, mediante planes de obras, en el camino de garantizar la escala móvil del salario y el reparto de las horas de trabajo. Estas son medidas elementales de un programa de la clase trabajadora frente a la crisis.

Cuestiones de formas

Aunque el gobierno continúa el giro a los “mercados” buscando avanzar con el canje, los PáginaK pretenden que con la designación de Marcó del Pont surgió desconfianza en el “establishment” (Página/12, 14/03/2010). La verdad es que la reapertura del canje, con apoyo explícito de Hillary Clinton, se haría con los principales bancos internacionales en función de conseguir nuevo endeudamiento. Todos los banqueros defienden el uso de reservas para garantizar la deuda.
Los “mercados” celebran por adelantado el canje, porque “los inversores que aún tienen deuda en default compraron los títulos a precios mucho menores que los actuales” (El Cronista, 17/03/2010). Gracias a esto, los bancos locales mostraron ganancias fabulosas en 2009.

Solanas: ¿El camino de Ecuador?

Proyecto Sur reivindica a Correa de Ecuador, que supuestamente cuestionó la legitimidad de la deuda. Lo paradójico, es que Correa hizo casi lo mismo que Kirchner en 2005, lograr una quita de deuda. Los progres K tienen razón en que “el recorrido ecuatoriano fue realizado sobre la huella argentina, incluso en una magnitud y profundidad menor, lo que se presenta como un sinsentido plantearlo en sentido inverso” (Zaiat, op. cit.), aunque de esto no se deduce que haya que seguir pagando sin chistar.

Solanas propone analizar la legitimidad de la deuda con una Comisión Bicameral, poniendo esperanzas en un parlamento donde la mayoría se compone por radicales que hicieron el mecacanje, el PJ disidente, el Pro y los propios K. Podemos imaginarnos lo que dirán sobre la legitimidad de la deuda.

Como si este planteo fuera mucho, vienen suavizándolo: “Proyecto Sur no plantea un default”, ya que mientras se investiga “es posible realizar ciertos pagos no cuestionados o depositar en el Banco de Basilea como consignación” (www.pinoseplanta.com).

El único planteo sensato es el no pago de toda la deuda. No se puede tener confianza en las alternativas que puedan surgir del gobierno K o el parlamento opositor; sólo de la mano de la clase trabajadora, con un programa independiente de lucha contra el imperialismo y sus socios burgueses locales, puede avanzarse en este sentido.

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