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Neuquén

“Se pusieron como locos porque nos habíamos rebelado”

PTS Neuquén

13 de noviembre 2008

Entrevista a Marta Díaz, delegada del galpón de empaque Fruticultores Unidos de Centenario S.R.L.

Contanos cómo se desarrolla el trabajo dentro del galpón.

Hace 11 años que trabajo en el galpón, actualmente soy clasifi cadora, pero dentro de la planta tenés varias categorías de trabajo: descartadora, clasifi cadora, embaladores, armadores de cajas, autoelevadoristas, peones varios, etc. En diciembre nosotros tenemos que mandarle un telegrama a la empresa y notifi carle que estamos dispuestos a trabajar en la temporada, que arranca en enero. La temporada es bastante corta, va desde enero a mediados de abril. Vos nunca sabés hasta qué fecha de abril vas a tener trabajo, y en invierno cuando más necesitas el dinero, cuando más gastos tenés, es cuando más difícil se te pone porque no te convocan debido a que la planta no trabaja, entonces vos tenés la opción de salir a buscar otro trabajo, changas o lo que aparezca o te quedas esperando que te convoquen a hacer post temporada, que son trabajos esporádicos de dos o tres días por mes.

En la planta se trabaja en doble turno, y en cada turno trabajan casi 100 personas. Una clasificadora con 11 años de antigüedad como yo puede cobrar como máximo $2100. No hay horas extras por lo que con el doble turno procesan más fruta y acortan la temporada.

¿Cómo son las condiciones de trabajo dentro del galpón?

Nuestro trabajo nos obliga todo el tiempo a realizar movimientos repetitivos con las manos, día tras día es el mismo movimiento, lo que produce siempre el mismo diagnóstico: tendinitis o tendocinovitis. Estas enfermedades te producen mucho dolor, las ART en general sólo te hacen tratar por un par de días y despues debés volver a trabajar al mismo sector donde tus manos siguen sufriendo un deterioro aún mucho peor, ya no tenés fuerza, las sentís adormecidas, tenés pérdida de sensibilidad en los dedos, etc. Por otro lado, estamos paradas las casi 9 horas que dura el turno, siempre con la misma postura, lo que deriva en contracturas con sus consiguientes dolores de cabeza, se te infl aman las piernas y se te llenan de várices.

Otra cosa que sufrimos también es el encierro, porque las clasifi cadoras y las descartadoras estamos dentro de cabinas de vidrio, te sentís encerrada, te falta el aire, el calor de las luces es sofocante, pero intentás calmarte, respirar profundo y seguir porque sabemos que tenemos que darles de comer a nuestros hijos.

Además en la descartadora la fruta viene mojada y con químicos, que son tan fuertes que te irritan la piel, te salen sarpullidos y hongos entre los dedos de las manos, vivís con alergias y congestión. Casi nunca nos dan protectores auditivos, imaginate estar 9 horas diarias durante 4 meses escuchando los ruidos de los motores, provoca la pérdida casi total de la audición de los trabajadores.

También hay muchos accidentes, trabajás tan mal que siempre te torcés un pie o una mano, o generalmente como vamos a trabajar en bicicleta y muchas veces te llevan por delante y vos tenés que trabajar igual, incluso cuando los accidentes pasan dentro de la planta, te dicen “aguantá porque esto te va a traer problemas” y vos sabés que es lo único que tenés, y entonces aguantás.

¿Cómo los trata la patronal dentro de la planta?

Los capataces y el personal jerárquico te tratan muy mal, todo el tiempo te están faltando el respeto. Tenés la opción de ser alcahuete de los patrones, y llevarles información de lo que hacen tus compañeros y por ahí te molestan menos, pero si vos te parás del otro lado la pasás mal.
Desde que soy delegada la paso muy mal. No sólo te maltratan verbalmente insultándote siempre, sino que muchas veces hubo intento de golpes, aprietes, te persiguen todo el tiempo, y todo esto te afecta muchísimo, pero seguís trabajando porque es lo único que hay y tenés que llevar plata a tu casa y además estar entera por vos y tus hijos. Siendo mujer es mucho peor, porque todo lo demás se lo hacen también a los varones, pero con las mujeres es peor, y cuando lo hacen siempre es cuando no hay gente cerca para no tener testigos, saben hacer muy bien su trabajo. Los capataces siempre intentan manosearte, tocarte o apoyarte y las mujeres tienen que bancárselo, porque les hacen creer que tienen la autoridad de maltratarte y de abusar de vos, es como si con cada abuso te dijeran “soy tu jefe, tu dueño”.

Prácticamente no tenemos derechos, no hay refrigerios y si consumís algo sos sancionada, las vacaciones proporcionales no te las respetan, las embarazadas trabajan normalmente hasta el séptimo mes paradas durante toda la jornada y cuando ya nace el bebé sólo tenés media hora de lactancia hasta que cumple el año. Ahí se terminan nuestros derechos como mujeres trabajadoras. Además prácticamente no tenemos ningún apoyo del Sindicato, más bien éste responde absolutamente a la patronal.

Varias veces los encontré hablando y negociando en reuniones cerradas a las que aún yo siendo delegada de la planta no me convocaban y negociaban cosas a escondidas. En las últimas elecciones apretaban a los empleados descaradamente y todos los compañeros que apoyaron a la lista Naranja pagaron caro este apoyo, porque los cansaron a algunos y a otros los echaron. Actualmente estamos en juicio porque intenté hacer tres veces una asamblea en una semana y siempre la frustraban la patronal y el sindicato diciendo que yo no tenía autoridad para convocarlas.

Se pusieron como locos porque nos habíamos rebelado como nunca, antes nadie se había rebelado dentro del galpón, y quieren hacernos pagar el precio.

Prensa

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