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Zanon: A 10 años del 2001, 10 años de lucha y organización

Al calor de la lucha contra las patronales, el Estado, los jueces y la policía, los ceramistas fueron escribiendo una historia completamente diferente al horizonte “posible” que ofrecen el gobierno y la burocracia.

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7 de noviembre 2011

Zanon: A 10 años del 2001, 10 años de lucha y organización

A 10 años del 2001, 10 años de lucha y organización

Z A N Ó N

FABRICA SIN PATRONES

BAJO CONTROL OBRERO

Zanón es una de las fábricas de cerámicos más grande de Latinoamérica. El viejo Luigi Zanón –su antiguo dueño- era del riñón de los empresarios menemistas que se enriquecían con el auge neoliberal. Mientras en la línea de producción y con ritmos extenuantes los obreros dejaban su vida, Zanón se llenaba de guita. Este patrón es un botón de muestra de una clase social que no solo desprecia la vida del obrero, con cuya explotación y trabajo mal pago se enriquece, sino también muestra un empresariado que vive y parasita de las prebendas del estado. Ayer neoliberal, hoy “nacional y popular”, es la foto de una clase social que defiende a toda costa sus intereses y ganancias, y no duda en descargar sobre los hombros de los trabajadores el hambre y la miseria. Pero la historia de los ceramistas fue diferente. El 2001 arrastraba al pueblo a las calles, a luchar por trabajo, comida, vivienda. Desocupación, piquetes a lo largo y ancho del país, enormes movilizaciones y enfrentamientos con la policía, el grito de “que se vayan todos”, contra los políticos que hacían el trabajo sucio para que los empresarios se salven de una crisis que ellos generaron. Y Luigi Zanón, para no ser la excepción, bajó la persiana, se fue con los millones de pesos en subsidios del Estado (que ya venía recibiendo no solo de Ménem, sino desde la dictadura militar), y dejó a cientos en la calle. Pero, egocéntrico como buen burgués, nunca pensó que los trabajadores no necesitan a los patrones para producir: fines del 2001, comienzos de la ocupación y el control obrero.

Mientras en el mundo prendían de forma impresionista las teorías que hablaban del “fin de la clase obrera”, y algunos autores buscaban “nuevos sujetos” para la transformación social, la ocupación de Zanón fue un ejemplo del potencial del proletariado, que -en alianza con otros sectores- demostró que la respuesta frente a la desocupación y la crisis está en manos de los trabajadores. La fortaleza y la unidad para hacerle frente a esta situación no surgieron de la nada, y solo pueden entenderse mirando hacia atrás. Cuando todavía estaba el patrón, que tenía como fuerza de choque a la burocracia, los obreros comenzaron a organizarse por abajo, en la Lista Marrón (que nuclea a militantes del PTS con independientes). Los compañer@s recuperaron la Comisión Interna para los trabajadores y, forjándose en los ataques de las patronales que impulsaban despidos y suspensiones, lograron recuperar el Sindicato.

En estos años de una argentina “próspera”, con crecimiento económico “record”, los obreros ceramistas tuvieron extendieron su experiencia a fábricas como Stefani, que -frente al vaciamiento patronal- siguió el camino de la gestión obrera. Con estos ejemplos de lucha los ceramistas fueron tejiendo una alianza fundamental con el pueblo neuquino, que hasta el día de hoy se mantiene firme. Por eso, cuando la gendarmería quiso desalojar la fábrica, no estaban solos para bancar la parada: los desocupados, la comunidad mapuche, los combativos docentes, los trabajadores y hasta los estudiantes primarios y secundarios, gritaron “¡en Zanón no pasarán!”.

Una nueva tradición en el movimiento obrero

En base a la experiencia adquirida al calor de la lucha contra las patronales, el Estado, los jueces y la policía, los obreros ceramistas fueron escribiendo una historia completamente diferente al horizonte “posible” que ofrecen el gobierno y las burocracias de la CGT y la CTA. Hoy el Sindicato Ceramista plantea en su estatuto librar “una lucha consecuente por los legítimos intereses de la clase trabajadora y en alianza con los sectores populares buscando elevar la conciencia de clase de los trabajadores y lograr una sociedad sin explotadores ni explotados”. Frente a los burócratas empresarios y vendidos, en el SOECN los dirigentes regresan a la línea de producción junto a sus compañeros tras finalizar su mandato, y son revocables en cualquier momento por la asamblea de trabajadores. Porque confían en las fuerzas de la clase, unen las filas obreras, y se quieren sacar de encima a la burocracia y a los patrones, hoy Zanón es una trinchera conquistada al servicio de la emancipación trabajadores y el pueblo.

Una historia de lucha con mucho futuro

Pero no es ni Zanón, ni Stefani, ni el SOECN lo más importante en esta historia. Lo fundamental es que esos trabajadores están demostrando en chiquito lo que mañana pueden hacer en grande: controlar y poner a andar las grandes industrias, que producen bienes indispensables para la vida, pero que frente a la avaricia capitalista son orientadas según el lucro, dejando como resultado tercerización y desocupación. ¿Acaso tiene sentido que cierren empresas que pueden producir soluciones para el drama de los miles que no tienen vivienda, escuelas o los hospitales que tanto hacen falta? La experiencia de Zanón demuestra que las metalúrgicas, automotrices, las fábricas de la alimentación, los ferrocarriles, los colectivos y los subtes… en fin, los engranajes de la sociedad, pueden ser controlados por los trabajadores.

Cuando la burocracia asesina de Pedraza mató a Mariano Ferreyra, las cuatro fábricas del Sindicato Ceramista pararon al instante la producción, manifestando su profundo dolor y repudio por el asesinato de un compañero de clase. Por eso los ceramistas impulsan el periódico “Nuestra Lucha”, junto a los obreros de Kraft, Pepsico, Subte, ferroviarios y el sindicalismo de base de todo el país, y organizan encuentros nacionales de trabajadores clasistas. Para coordinar las luchas y dar paso a una corriente clasista, que le dispute el poder a la burocracia, atacando pilares centrales de la clase enemiga como la propiedad privada, o su preciada tercerización laboral que les permite ganancias millonarias. Son los que enfrentaron a su patrón, y se plantean enfrentar a un sistema que con sus políticos del PJ y la UCR y los partidos patronales, condenan a millones a la miseria. Por eso los obreros de Zanón fueron parte del Frente Izquierda en Neuquén y, producto del apoyo y el reconocimiento de todo el pueblo, lograron la primer bancada obrera en la historia de la Patagonia, para construir una alternativa política de los trabajadores que vaya de frente contra la casta de políticos burgueses que mienten y se enriquecen a costa del sudor de los obreros.

Desde la Juventud del PTS estuvimos a la cabeza de acompañar estos 10 años de organización y lucha ceramista, porque apostamos a construir una juventud revolucionaria que ate sus destinos al desarrollo de una corriente clasista en el seno de la única clase capaz de barrer con las patronales que condenan a millones a la superexplotación y a la miseria. Porque Zanon es una amenaza vigente, un “mal ejemplo vivo” para la burguesía ante una crisis internacional inminente, que regodea las fronteras del contiene. Es el producto de la fusión de un programa revolucionario con la vanguardia obrera para que la crisis la paguen los patrones. Cuando la irracionalidad del capitalismo vuelva a ofrecer como “solución” el cierre de miles de fábricas, la destrucción de millones de puestos de trabajo -privilegiando el afán de lucro y la sed de ganancias por sobre las necesidades del pueblo trabajador-, la experiencia ceramista muestra que la desocupación y la miseria no son un destino inevitable, que los trabajadores pueden levantar una política de nacionalización bajo control obrero de las fabricas que cierren. Que frente a la “miseria de lo posible” que ofrecen las patronales y sus políticos, puede haber una alternativa obrera y anticapitalista, dispuesta a pelear por cambiar la sociedad de raíz. Fueron 10 años de lucha y organización, 10 años de gestión obrera, y Zanón sigue de pié, condensando las mejores experiencias de un movimiento obrero que se levanta, se recompone y se prepara para nuevos combates de clase.

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