La Cámara de Diputados transformó en ley anoche el proyecto del Gobierno que bloquea cualquier tipo de mejora en la oferta a los acreedores de la deuda en default . La aprobación fue por amplia mayoría: 146 votos a favor, 8 en contra y 30 abstenciones.
A veinte años del único debate profundo sobre la deuda externa que hubo en el Congreso –y que demandó cinco sesiones en Diputados– la de ayer insumió apenas unas horas en un clima desapasionado y formal.
Hubo, igual, varias alusiones a la causa judicial sobre la ilegitimidad de la deuda que impulsó en vida Alejandro Olmos, que hace cinco años, luego de casi dos décadas de tramitación, tuvo sentencia favorable del juez Jorge Ballesteros, sin condena para los responsables. Ballesteros giró su fallo a Diputados con el pedido de las leyes que careció para castigar. La Cámara lo archivó.
Justicialistas y radicales –exponentes de los dos partidos que estuvieron en el gobierno desde 1983– votaron ayer a favor, a diferencia del resto del abanico político (aristas, adolfistas, socialistas y partidos provinciales), que optaron por abstenerse, en algunos casos con largos discursos que pudieron emplearse para el voto negativo. Fueron, entre otros, los discursos del socialista Héctor Polino, el arista Eduardo Macaluse, Claudio Lozano (CTA) y del ex oficialista Mario Cafiero.
Además de los bloques mayoritarios, acompañaron el proyecto los bloques filo oficialistas (transversales).
Hubo votos en contra como el del diputado Hugo Martini (del partido de López Murphy) y el ucedeísta cordobés Mauricio Bossa, que consideraron innecesaria la ley. Nélida Mansur (seguidora de Luis Patti) sumó a su bancada en la corriente del voto negativo, y desde la vereda de enfrente, lo hicieron Patricia Walsh (Izquierda Unida) y Carlos Tinnirello (Autodeterminación y Libertad).
Para el jujeño Carlos Snopek, presidente de la comisión de Presupuesto, que fundamentó el voto positivo, la norma conforma un "marco de seriedad". 
Respaldó la visión gubernamental el bonaerense Rodolfo Frigeri, quien compartió la importancia de "definir por ley una política concreta para la negociación de la deuda", tal como antes había reclamado Polino.
El radical Noel Breard, arrancó con los empréstitos contraídos por Bernardino Rivadavia hasta culminar con una profunda autocrítica por la gestión de Fernando de la Rúa. Todo ese proceso lo ubicó en un contexto que definió como "soberanía penetrada".
El demócrata progresista Alberto Natale, en nombre del Interbloque Federal, advirtió acerca del riesgo de repetir el mismo camino que llevó al país al default. Recordó que en 1996 había señalado los mismos peligros, sin que nadie prestase atención. Y que ahora lo hacía porque, según información oficial, la nueva deuda contraída llega a 34.668 millones de dólares. "Cuidado con la nueva deuda", repitió el legislador, sin que nadie se ocupara de formular alguna respuesta.