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NACIONAL

CRISIS ENTRE EL GOBIERNO Y LA CGT

"Vos tenés tu reelección, yo quiero la mía…"

Hugo Moyano se plantó ante los intentos oficiales de desplazarlo y puso en la agenda el 12 de julio para la elección de la jefatura de la CGT. “Vos tenés tu reelección, yo quiero la mía”, viene siendo su ubicación aún antes de triunfar CFK en las presidenciales.

29 de marzo 2012

Hugo Moyano se plantó ante los intentos oficiales de desplazarlo y puso en la agenda el 12 de julio para la elección de la jefatura de la CGT. “Vos tenés tu reelección, yo quiero la mía”, viene siendo su ubicación aún antes de triunfar CFK en las presidenciales. Este jueves 29 el jefe de la CGT lanzará su carrera hacia el Confederal en un acto de homenaje a la movilización del 30 de marzo de 1982 recordando al dirigente cegetista de entonces, Saúl Ubaldini.

Las tensiones de la CGT con el gobierno empezaron por el intento de conservar el lugar central que Moyano tuvo en la gobernabilidad bajo la gestión de Néstor Kirchner. Pero Moyano ya no es funcional al esquema de poder de Cristina, que se basa en sus votos, en la corte de obsecuentes de La Cámpora y en los capitostes de la UIA para quienes la “sintonía fina” y el techo a las paritarias son música para sus oídos.

A pesar de que su vocero, Julio Piumato dijo que era “el Messi” de la CGT y por eso debiera ser reelecto, Moyano hace unos días salió a defenderse con pobre “habilidad”. Empezó a criticar al gobierno por sus similitudes con Menem y pasó a buscar apoyo en lo más rancio de los dirigentes sindicales de los ‘90 como el menemista Barrionuevo. Visitó el interior de la provincia de Buenos Aires donde el intendente radical de Pergamino, Héctor Gutiérrez, inocultablemente sojero en el conflicto del campo, lo declara “ciudadano ilustre”. TN y Morales Solá le abren las puertas y hasta llegó a defender a la mismísima Ernestina de Noble en la causa por la apropiación de sus hijos.
Todas las fracciones de la cúpula sindical intentan reubicarse ante el desprestigio que tienen ante las bases que ven venir tiempos peores, por un lado, y la política oficial de debilitarlas en un escenario de “sintonía fina” y crisis capitalista internacional.

Moyano pretende armar un frente burocrático defensivo ante los K, centrando sus reclamos en la devolución de los fondos de las obras sociales y el aumento del mínimo no imponible, demandas que tienen todos los dirigentes sindicales. No sólo buscó una alianza con sectores menemistas, también con el duhaldista “Momo” Venegas y hasta el Smata Cordobés y su Secretario General, que es a la vez ministro de Trabajo en el gobierno del neomenemista De la Sota.

Subido al caballo del 54% el gobierno le suelta la mano a Moyano y alienta la división de la CGT, siguiendo la misma receta que con la CTA, en un doble juego que tiene el objetivo de minar las fuerzas del conjunto del movimiento obrero. Su apuesta es que Caló de la UOM o Pignanelli del SMATA, sean los reemplazantes del actual jefe cegetista. Estos pueden, por ahora, controlar a sus bases (con el elemento a favor que la industria automotriz es casi la única que sigue con crecimiento “chino”), pero es difícil que actúen con la “eficiencia” que supo demostrar Moyano en la contención de los reclamos de todos los trabajadores, en un momento más que necesario para el gobierno. La paritaria docente fue sintomática al respecto. La resultante puede ser una atomización de una institución que ha sido clave clave para la estabilidad del régimen político argentino: la burocracia sindical. La “táctica” de CFK de apelar personalmente al pueblo, contra los “privilegios” de los trabajadores, como hizo con los maestros, es de muy dudosa efectividad.

Entre un gobierno que pretende renovar sus alianzas en el movimiento sindical apoyando a dirigentes que son aún más domesticables que Moyano y éste último que busca poner en pie una alianza con lo más podrido de la burocracia menemista y duhaldista y no tiene problemas en desempolvar el discurso más rancio de la derecha peronista, hay una competencia por ver quién se ubica más a la derecha. Incluso Moyano coquetea con ser la “pata sindical” de algunos de los dirigentes del pejotismo que se postule como posible sucesor de CFK.

Los trabajadores nada tienen para ganar en esta “interna” entre los que hasta ayer nomás fueron “íntimos aliados”. Para la vanguardia y la izquierda clasista se trata de aprovechar estas divisiones por arriba para avanzar en la recuperación de los cuerpos de delegados, comisiones internas y los sindicatos, para ponerlos al servicio de enfrentar el ajuste y el techo salarial en las paritarias que impulsa el gobierno y sus aliados empresarios, unificar a toda la clase obrera, entre ocupados, desocupados, precarios, tercerizados, y contratados para terminar con las divisiones que históricamente impuso toda la burocracia, siguiendo a uno u otro proyecto político patronal.

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