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FUERA LA MINERA A CIELO ABIERTO

¡Viva la lucha de los pueblos del noroeste!

La represión policial contra el pueblo catamarqueño y tucumano que enfrenta la megaminería en las rutas argentinas se concentra cerca de los Valles Calchaquíes, en Tinogasta, Belén, Santa María, Amaicha del Valle y Andalgalá.

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16 de febrero 2012

¡Viva la lucha de los pueblos del noroeste!

La represión policial contra el pueblo catamarqueño y tucumano que enfrenta la megaminería en las rutas argentinas se concentra cerca de los Valles Calchaquíes, en Tinogasta, Belén, Santa María, Amaicha del Valle y Andalgalá (ver mapa).

El viernes pasado (10/02) los encargados fueron el grupo especial de la policía (Kuntur), que reprimió salvajemente a los ambientalistas en Tinogasta, hiriendo a niños y mujeres con gases lacrimógenos, palos y balas de goma. Pero no fue el único pueblo donde la represión actuó. También en Belén, los ambientalistas sufrieron palos y gases policiales, y fueron detenidas más de 50 personas. Similares niveles de represión cayeron también sobre el pueblo en Santa María (Catamarca) y Amaicha del Valle (Tucumán). (ver recuadro)

En Andalgalá (donde al cierre de esta edición los ambientalistas conmemoran los dos años del comienzo de la resistencia), patotas armadas por las empresas mineras junto a policías provinciales mantienen sitiada la zona y las rutas, revisando autos y las pertenencias de las personas que circulan por la zona. “Inclusive -expresa la agencia FOCO- no dejaron entrar a una delegación del SERPAJ, organización de Derechos Humanos del Premio Nóbel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel”.

Bajo control del capital imperialista

En estas localidades del noroeste argentino, como en Chilecito (La Rioja), donde frenaron los proyectos mineros con la acción directa, los ambientalistas enfrentan a la minera Alumbrera, que hace unos 15 años está instalada, robando y expoliando los recursos naturales sin control ambiental ninguno, en sociedad con gobiernos provinciales y la nación.
En el caso de Minera Alumbrera, se trata de una empresa gerenciada por australianos, bajo control de capital británico. Para completar el cuadro del resto de las mineras instaladas, como la Barrick Gold (San Juan) o la Anglo Gold Ashanti que explota el Cerro Vanguardia (Santa Cruz), hay que agregar al capital norteamericano y canadiense, para descubrir la industria minera “nacional”.

A la vez, los capitalistas que controlan la Barrick Gold y Anglo Gold Ashanti son los principales accionistas de la operadora del yacimiento Bajo La Alumbrera, que compró en Santa Cruz la mina a cielo abierto “Cerro Negro”, una de las reservas de oro y plata más grandes del país.

Semejante entramado financiero del capital anglosajón, no es ajeno naturalmente a las acciones de la compañía Falkland Oil and Gas, que se encuentra instalada y explorando yacimientos en las Islas Malvinas.
¿Qué tiene este negocio minero de “nacional y popular”? ¿No sabe nada de esto el gobierno kirchnerista…? ¿O más bien lo avala y fomenta?

Minería menemista

El marco legal para este saqueo y barbarie ambiental se sostiene en la legislación minera de la era menemista de los ‘90, que tiene completa vigencia. Entre los puntos que benefician al capital extranjero y legalizan la expoliación de los recursos naturales se descubre la inhibición total del Estado Argentino para emprender la explotación de yacimientos minerales, un régimen especial para las inversiones mineras que limita a las provincias el monto de regalías (a 1,5%) y la eximición del pago de impuestos provinciales y municipales, y otorga un marco legal que les garantiza todos estos beneficios por 30 años, sin que nadie pueda cambiarles estas reglas, a menos que el cambio sea en beneficio de las empresas extranjeras.

Estas formas de producción capitalista de minería a cielo abierto están prohibidas en varios estados de Canadá y Estados Unidos, como Ontario, Montana, Winsconsin y Colorado. Y lo mismo ocurre en la Comunidad Europea, donde está prohibida por poner en serio riesgo el agua y la biodiversidad.

Con todo, frente a la crisis abierta por la lucha y la acción directa de los ambientalistas, el gobierno kirchnerista, a través del Ministerio de Planificación y la Secretaría de Minería, que dirigen Julio De Vido y Jorge Mayoral, realizó una reunión con los gobernadores de Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza, Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz. De la reunión salió una nueva comisión de la burocracia estatal que llevará el nombre de Organización Federal de Estados Mineros (OFEMI), que dicen buscará verificar “el cumplimiento efectivo” de las normas vigentes en materia de gestión minera y ambiental. ¿Será un reconocimiento de su incumplimiento durante más de una década?
Nada dice, naturalmente, de la ley de minería menemista ni de la opinión de los pueblos que rechazan la expoliación y la contaminación de la minería a cielo abierto mediante la acción directa, y no están dispuestos a dar “licencia social”.

Despilfarro y contaminación sin control estatal

“Las explotaciones mineras a cielo abierto con cianuro que las corporaciones han instalado en el noroeste argentino -expresa Javier Rodriguez Pardo de la UAC, como Bajo La Alumbrera y Veladero, vuelan los cerros con explosivos y se utilizan diariamente, 80 a 100 millones de litros de agua potable que son mezclados con 10 toneladas de cianuro. Al año, son 4000 toneladas”. La dosis letal es de sólo 300 miligramos, y su efecto crónico (por exposición a bajas dosis que se prolonga en el tiempo) provoca problemas cardiovasculares, respiratorios, neurológicos, gastrointestinales, endocrinológicos y reproductivos.

Pero, no sólo estas cifras suenan terribles; el saqueo impune de las riquezas es mayor: “las mineras -continua Rodriguez Pardo- extraen y exportan sin control público oro, cobre y plata y se llevan gratis más de 60 metales. Dejan apenas el 1,5% porque les descuentan los gastos de extracción, molienda y flete hasta puerto de destino y están exentas de la casi totalidad de los impuestos. Sólo Alumbrera exporta por más de u$s 1500 millones al año. Según la Secretaría de Minería de la Nación, el complejo aurífero Veladero, Pascua-Lama –de la Barrick-Gold, en San Juan- tiene reservas de 41 millones de onzas de oro, 1400 millones de onzas de plata, cobre y casi todos los metales. A valores de hoy, superan los u$s 85.000 millones”.

Semejantes números, además, son acompañados de un control casi feudal del territorio por parte de las mineras, que junto a matones y ayuda de la policía provincial no permiten ni acercarse a sus alrededores a los diputados nacionales y provinciales; como lo sufrieron recientemente Jorge Cardelli, diputado por Proyecto Sur y nuestra diputada provincial por Córdoba, Liliana Olivera.

¿No contamina la minería a cielo abierto?

El cianuro, que se utiliza junto a otros ácidos en la minería a cielo abierto, es el recurso clave para separar los minerales de las rocas que son voladas de las montañas. Es decir no hay megaminería sin cianuro ni toneladas de sustancias tóxicas, como no hay soja sin glifosato. Técnicamente se llama proceso de “lixiviación” (que implica tratar una sustancia sólida con disolventes para separar sus partes).

Varios ex trabajadores de Bajo La Alumbrera denunciaron hace un tiempo la contaminación ambiental en el suelo, napas subterráneas y cursos fluviales de las provincias de Catamarca, Tucumán y Santiago del Estero, hallándose niveles de metales en los afluentes que la minera desecha en el canal DP2 en Tucumán y que desembocan en el Embalse de las Termas de Río Hondo.

Raúl Montenegro, biólogo y profesor titular de Biología Evolutiva, en la Universidad Nacional de Córdoba, y miembro de la FUNAM, denunció en su momento que “debe asumirse que los impactos ambientales y sociales de Alumbrera incluyen impactos ambientales negativos en por lo menos cinco provincias de Argentina: Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero, Córdoba y Santa Fe” (…) y que “los impactos negativos recibidos por la cuenca del Salí puede repercutir en el sistema del Dulce, que llega hasta la laguna de Mar Chiquita (…) Cabe reiterar que la mina tiene influencia sobre la cuenca de los sistemas Vis Vis-Amanao en Catamarca, y por trasvasamiento y contaminación posterior en la cuenca del sistema Salí-Dulce en Tucumán, Santiago del Estero y Córdoba”.

En Catamarca, la exposición directa a la contaminación recae en los alrededores de pueblos como Andalgalá, Belén o Tinogasta. Asimismo, la minera Alumbrera transporta los desperdicios, concentrados de metales y barros ácidos a través de un ducto de más de 300 km de longitud a una planta de procesamiento en Tucumán, pasando sobre el lecho de los ríos, que varias veces se rompió.

Nacionalizacion de los recursos naturales

Varias puntos resultan de lo dicho y recogido en este artículo. Es indudable que la minería a cielo abierto es una forma de producción capitalista. Una forma de extracción altamente contaminante y destructiva de la naturaleza. Asimismo, una entrega de los recursos naturales al imperialismo, que es avalada y sostenida por el gobierno kirchnerista desde hace varios años. Un saqueo colonial.

¿A cuánto se vende una onza de oro?: 800 dólares. ¿Cuánto les cuesta en la Argentina a las mineras producirlo? Sólo 130 dólares. Sus márgenes de ganancias superan el 80%.

Con todo, ¿cuánto vale el agua (un recurso que utilizan en toneladas diarias y sobre el cual no pagan ni un peso, y que dicho sea de paso, cada vez escasea más en el mundo)?

Por eso, la resistencia y la lucha de los pueblos del norte argentino debe ser tomada por toda la clase obrera y la juventud trabajadora.

Los capitalistas, desde el gobierno, junto a cámaras empresarias y burócratas sindicales,dejan a los trabajadores sin opción, obligados a conseguir algún puesto de trabajo a costa de la contaminación. Una maniobra barata para sostener los desastres y la desidia capitalista. Pero ¿no son acaso los obreros los que más sufren junto al pueblo trabajador la contaminación y las condiciones miserables de la producción capitalista en barrios, fábricas y empresas? ¿No descansa acaso en sus manos también la capacidad y la fuerza para ponerles freno y transformarlas?

Debemos, entonces, unir las fuerzas con los asambleístas y terminar con la minería a cielo abierto en todo el país. Nacionalizar las empresas sin pago y poner los recursos naturales bajo control de los trabajadores junto a las organizaciones sociales y ambientalistas. Es decir, expropiar a los expropiadores y echar a los expoliadores capitalistas.

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