El 2 de julio la multinacional norteamericana Visteon anunció el cierre de su planta de Quilmes dejando en la calle más de 240 trabajadores, aduciendo que no es “financieramente viable”.

Visteon es una de las más grandes autopartistas, con más de cien plantas en todo el mundo. Según sus propios informes, cerró 2013 con una facturación de 7.440 millones de dólares -8% más que el ejercicio del año anterior- y obtuvo un beneficio neto de 690 millones de dólares, casi seis veces más que en el 2012. Después de chuparle la sangre a sus obreros por más de una década, ahora quiere cerrar argumentando que sus negocios no son tan buenos como antes. Como Lear en zona Norte, son patronales buitres que quieren mantener sus enormes márgenes de ganancia a costa del sufrimiento de los trabajadores. 

La UOM informó que el gobierno “descubrió” que la empresa no se maneja legalmente ya que ni siquiera presentó un preventivo de crisis, y le exigió que se mantenga tres meses más durante los cuales supuestamente tendría que demostrar el estado crítico de sus cuentas, y se le buscarían nuevos clientes. Pero la patronal, en un comunicado repartido el 8, confirmó que cesó la producción y que, a pesar de las “intimaciones”, cerrará definitivamente la planta a partir del jueves 10.

Esta actuación parte de patronales que, como Lear, pisotean leyes y derechos laborales con total impunidad. Muestra que los trabajadores no tienen nada que esperar de un gobierno que vive cediendo a sus chantajes y solo busca cuidarles las ganancias, como con el plan de “rescate” al sector empresario Pro.Cre.Auto, que en teoría debía preservar los empleos del sector automotriz. En Quilmes el resultado está a la vista y todavía tenemos fresco el recuerdo de la papelera Massuh, cuando la gestión trucha Guillermo Moreno desembocó en un salvataje al empresario vaciador y el despido de todos sus obreros.

En Visteon, la patronal viene desde hace tres años avanzando con el ajuste vía los retiros voluntarios, y en los últimos meses se cansó de dar señales de que iba a golpear mucho más duro. Pero la UOM, en vez de preparar a los trabajadores para responder a los ataques y defender los puestos de trabajo, prefirió negociar y ceder en todo.

El intendente “Barba” Gutiérrez, que además de pertenecer al FPV es el máximo dirigente de la UOM Quilmes, tiene una enorme responsabilidad en permitir que 240 familias metalúrgicas y de su ciudad queden en la calle. Al igual que el secretario general del gremio, el oficialista Antonio Caló.

Los trabajadores tienen que tomar en sus manos la pelea para que ni un solo compañero quede en la calle. En primer lugar, mantener la ocupación de la planta para evitar que la patronal la vacíe y exigir que la UOM llame a un plan de lucha serio, comenzando por las seccionales Quilmes y Tierra del Fuego (donde se encuentra la otra planta).

Frente a las mentiras de la patronal, hay que imponer la apertura de los libros de contabilidad de la empresa para que los trabajadores puedan controlar el verdadero estado de las cuentas. Y si la patronal se va, luchar por nacionalizarla bajo administración de sus obreros.

Tenemos que pararle la mano a estas multinacionales buitres que también están en la zona sur del conurbano y despiden trabajadores como en Shell de Dock Sud y Calsa en Lanús.

Llamamos a poner en pie una gran campaña de solidaridad con los trabajadores de Visteon desde las organizaciones sindicales, estudiantiles, de derechos humanos y políticas. 

Corresponsal Quilmes