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Venta de Repsol - YPF

LA FALSA “ARGENTINIZACIÓN”

Venta de REPSOL–YPF: una nueva expoliación

En las últimas semanas el titular de Repsol -YPF, Antonio Brufau, anunció la reestructuración de la compañía. Repsol le transferirá a YPF “todos” sus activos en América latina y posteriormente se venderá el 25% de esta empresa a un empresario argentino, que según todas las informaciones sería Eskenazi, el banquero amigo de Kirchner.

Armando Mouzo

14 de junio 2007

En las últimas semanas el titular de Repsol -YPF, Antonio Brufau, anunció la reestructuración de la compañía. Repsol le transferirá a YPF “todos” sus activos en América latina y posteriormente se venderá el 25% de esta empresa a un empresario argentino, que según todas las informaciones sería Eskenazi, el banquero amigo de Kirchner. Quedarían fuera de esta “latinoamericanización” los activos de México, al igual que los negocios correspondientes al gas natural licuado (GNL), uno de los negocios más rentables en la actualidad. Por último vendería en la Bolsa otro 20%. Esta operación, celebrada en el gobierno como una muestra de la inversión del capital nacional en este negocio estratégico, es un paso más en la expoliación de las riquezas naturales.

El negoción

En primer lugar hay que analizar la historia de la venta de YPF. El gobierno argentino la vendió en el año 1993 en U$S 2.000 millones. En el año 1998, la compró Repsol en U$S 17.000 millones. La diferencia se explica en primer lugar por la subvaloración de las reservas hidrocarburíferas y de los activos de la empresa, y en segundo lugar por la suba del precio del petróleo. Esta operación muestra una clásica forma de multiplicar el dinero por parte de los capitalistas sin invertir un peso. La gestión de Repsol demuestra la misma operatoria: en sólo 8 años superaron lo invertido en la compra (ver cuadro 1), y además valúan sus activos en U$S 14.000 millones.

La importancia de la compra de YPF para Repsol no sólo se cuantifica en las ganancias netas. Lo más importante es la transformación de la compañía, que pasó de ser, básicamente, una red de estaciones de servicio en España, a una de las más importantes petroleras a nivel mundial.

La contrapartida es la caída de las reservas hidrocarburíferas en Argentina, que hoy se estima en unos 4 años, cuando al momento de la venta de YPF se calculaba en unos 30 años.

No obstante, el Estado sigue regalando las reservas al extender las concesiones por 20 o 30 años más. Votó leyes que benefician a estos pulpos imperialistas, como la ley de provincialización que le da la propiedad de las reservas a las provincias y la ley de beneficios impositivos que significa grandes descuentos en los impuestos. Otro robo es la explotación de la plataforma marítima que se realiza en conjunto entre Repsol – YPF, Petrobrás y Enarsa (la compañía estatal), en base a estudios realizados por YPF cuando era estatal.

La retirada

En primer lugar, la venta de las acciones representa para Repsol una forma de “realizar” las ganancias, en otras palabras, recuperar lo invertido para utilizar ese dinero en áreas más rentables. Por este motivo conservan las inversiones en México, y el mantenimiento de los negocios de GNL. Se demuestra que la presunta “latinoamericanización” es una truchada.

Otro de los motivos de la venta es el agotamiento de los hidrocarburos en la Argentina, lo que demandaría nuevas inversiones en exploración. Repsol considera que un socio local facilitaría la búsqueda de apoyo del Estado para dichas inversiones.

Por último, en los cálculos de la empresa influye la inestabilidad de la región provocada por la lucha de clases, como es el caso de Bolivia, o el juego semi-independiente de Chávez en Venezuela. El cálculo que hacen es que un socio local llevaría a un mayor involucramiento del gobierno en defensa de sus intereses, tal como hace Kirchner con Paolo Rocca, titular de Techint, que ante cualquier problema de esta compañía con el gobierno venezolano, acude en su defensa.

De esta manera, en consonancia con el apoyo dado a la privatización de la compañía (ver Kirchner en los ’90), el kirchnerismo se pone al servicio de la expoliación de los recursos naturales por parte de las empresas imperialistas.

Por su parte, la “oposición”, que forma parte de los agentes de estas compañías, no abre la boca ante tamaños negociados. Su preocupación exclusiva es armar una lista más o menos decente para las próximas elecciones.

La única salida nacional

Como ya venimos afirmando, en nuestro país, la “burguesía nacional” es agente de los pulpos imperialistas.
Por esto, sólo la clase obrera, en alianza con las clases medias empobrecidas pueden liderar una lucha por la recuperación de las riquezas naturales, comenzando por la expropiación sin pago de YPF, y la puesta en producción por los trabajadores.

Prensa

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