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VW Córdoba: volvió Walter Silva, tras dos años de dura lucha

Desde el viernes el rumor corrió entre los compañeros. Pese a todas las maniobras de la empresa, después de dos años de despedido y un año con cautelar firme para su reingreso, Walter Silva volvía a trabajar el lunes. Muchos sonreían y se alegraban por la noticia, pero ninguno se confiaba de la empresa. Ya nos tenía acostumbrado a salirse con la suya.

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12 de marzo 2015

VW Córdoba: volvió Walter Silva, tras dos años de dura lucha

Desde el viernes el rumor corrió entre los compañeros. Pese a todas las maniobras de la empresa, después de dos años de despedido y un año con cautelar firme para su reingreso, Walter Silva volvía a trabajar el lunes. Muchos sonreían y se alegraban por la noticia, pero ninguno se confiaba de la empresa. Ya nos tenía acostumbrado a salirse con la suya.

Mañana temprano, todavía faltan 2 horas para el ingreso. Entre mates y criollos, charlamos sobre la gente, quienes no están más en la célula, como cambió la disposición de las máquinas, pasó mucho tiempo y hay que ponerse al día con detalles. Los nervios se sienten en el aire, la ansiedad está a flor de piel. Hay que salir temprano. Antes de entrar hay que saludar a todos los compañeros y familiares.
La gente se para a saludarlo. Que hoy le toca invitar el café, el fin de semana pagar el asado, la charla y la alegría por saber que su compañero vuelve al puesto de trabajo. Una reportera le pregunta, ¿cómo fueron estos dos años?, Walter simplemente responde, “muy difíciles, pero hoy vuelvo”. Finalmente a las doce en punto, la guardia lo deja pasar. Sonriente exhibe su nueva credencial de trabajo, lo acompañan delegados independientes y activistas, también los de RRHH con caras de pocos amigos. 

No va a entrar en planta el lunes. Recursos Humanos preparó una “capacitación” para tenerlo en un aula durante el día. Una tonta maniobra para negar lo que es innegable: perdieron. Adentro la planta está en ebullición. Por donde pasás la gente pregunta y comenta: “¿Dónde está? ¿Dónde va a trabajar?”.

Un compañero comenta “esto es histórico. Nunca lo vi en mi vida. Esto vale por 10 elecciones me dice otro. “El sindicato se debe querer matar” remata un tercero. En su sector, la gente se debate “¿lo van a dejar venir acá?

Lo importante es que Walter ya está adentro. No fue un favor de la fábrica, menos por la mano del sindicato, tampoco la justeza de la justicia (valga la ironía). Fue la lucha, la organización con los de adentro y con los de afuera, compañeros de VW de la agrupación la Tuerca, de Renault, Fiat, Valeo. Fue ligarse a los aliados estratégicos de los trabajadores: los estudiantes, jóvenes incansables, que pusieron el cuerpo sin dudarlo. Fue el apoyo y la organización de los partidos de izquierda y organizaciones de DDHH y, especialmente del PTS, que cuando muchos decían que ya se había acabado la lucha continuó peleando. Fueron los abogados del CeProDH, abogados de trabajadores, que buscaron todas las vías.

Y fue la infatigable voluntad de Walter y Bigua, de sus familias, de su compañera Vanesa. Voluntad de seguir luchando, no solo por su reincorporación. También para que los despidos no avancen. Ellos encarnaron el lema “Familias en la calle nunca más”. Le torcieron el brazo a una multinacional que lucra impunemente con la explotación de los obreros, que cuenta con el gobierno, la policía y el dinero para torcer cualquier voluntad; que no respeta las propias leyes argentinas y se ríe de ellas; que despide a los opositores en acuerdo con el SMATA, acá en Volkswagen y allá en Lear. Como dicen los de RRHH, “acá adentro las reglas son las de la fabrica”. Walter y Biguá demostraron que se puede, que los puestos de trabajo se defienden con lucha y organización.

Aun la empresa sigue maniobrando para que Walter no vuelva a su puesto de trabajo. Le ofrece otro, muy cerca de los buchones del SMATA. Las viejas mañas no se pierden, VW continúa empeñada en discriminar y perseguir a los activistas opositores. Por eso, con las lecciones de esta victoria, debemos continuar la lucha.

Prensa

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