logo PTS

Nacional

PLAN ESCUDO NORTE

Una vía para relegitimar a las FF.AA. genocidas

Bajo la rúbrica del decreto 1.091, el gobierno nacional presentó el plan Escudo Norte, un programa de control del espacio aéreo con tecnología de radares militares para supuestamente avanzar en “la lucha contra el narcotráfico”.

Miguel Raider

28 de julio 2011

Bajo la rúbrica del decreto 1.091, el gobierno nacional presentó el plan Escudo Norte, un programa de control del espacio aéreo con tecnología de radares militares para supuestamente avanzar en “la lucha contra el narcotráfico”. Desde Santiago del Estero, Cristina, la ministra de Seguridad Nilda Garré y el ministro de Defensa Arturo Puricelli destacaron el papel del Ejército en la construcción de los radares Rasit y las “ventajas” que establecía la “articulación inteligente entre las FF.AA. y las fuerzas de seguridad”, orientadas a captar más de 100 vuelos mensuales de aviones que aterrizan en pistas clandestinas asociadas al narcotráfico, según estimaciones periodísticas.

En verdad, la filiación del proyecto sancionado pertenece a los derechistas del PRO, el duhaldismo y los radicales, los que van aún más lejos promoviendo la Ley de Derribo, una iniciativa que otorgaría plenos poderes a la Fuerza Aérea para bombardear a cualquier “intruso” del espacio aéreo, tal como rige en Brasil y en Colombia.

Sin embargo, tras esta puesta en escena se ocultan otros objetivos, pues de la extensa frontera argentina que comprende 3.600 kilómetros, la política de radarización sólo cubriría 400 kilómetros, apenas un 9% del total. Asimismo, como afirman los técnicos en la materia, los radares Rasit no son adecuados para el espacio aéreo sino para registrar movimientos terrestres de tropas y blindados, alcanzando una altura media de 30 metros, es decir inhabilitados para detectar aviones que vuelan a gran altura. Cabe añadir que el desarrollo del narcotráfico no obedece esencialmente a problemas de índole técnico, sino a la asociación establecida entre los grandes cárteles, las fuerzas represivas y la burocracia civil de los estados nacionales. ¿Cómo es posible sino la situación de EE.UU., la nación más avanzada y la mayor consumidora de drogas ilegales de todo el mundo?

En realidad, como señala Garré, el plan Escudo Norte se trata de “una política de largo plazo”, “una política de Estado”, fundada en la “colaboración entre las FF.AA. y las fuerzas de seguridad” a partir del suministro de “logística” e “infraestructura” (Página/12, 24/07). Bajo el mascarón de proa de la “lucha contra el narcotráfico”, los kirchneristas promueven un precedente que pondría en tela de juicio las leyes de Defensa y de Seguridad Interior, leyes que establecen la división formal entre las FF.AA. y las fuerzas de seguridad, tras la unidad orgánica que formaron durante la dictadura militar contra la población civil. De este modo, los kirchneristas comienzan a adecuar su sintonía con la política reaccionaria de EE.UU. y Colombia, sustentada en el empleo de las FF.AA. en la “lucha contra el narcotráfico y el terrorismo”, una farsa para imponer mayor control social sobre las grandes masas populares.
Así las FF.AA. podrían comenzar a levantar la cabeza y recuperar terreno, después de años de desprestigio masivo por su rol genocida durante la última dictadura. Por ende, “el gobierno de los DD.HH.” se propone relegitimar a esas FF.AA. genocidas y fortalecer el poder represivo del Estado para mantener a raya a los trabajadores y los sectores populares que emplean piquetes y métodos de acción directa para pelear por sus justas demandas, cuando asoma la perspectiva de la crisis económica internacional.
Por el contrario, desde el PTS en el FIT luchamos por el castigo a todos los genocidas y el desprocesamiento de todos los luchadores obreros y populares.

Prensa

Virginia Rom 113103-4422

Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

Temas relacionados: