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Una vez más disparan sobre la juventud

21 de febrero 2008

En los últimos años pudimos ver como cada vez que en nombre de la inseguridad se lanzaban políticas como las que quieren implementar Scioli y Stornelli se le terminaba dando un aval extra para que la policía se sintiera liberada en el accionar del gatillo fácil y las torturas en las comisarías. Por ejemplo en el 2004 cuando estaban en boga los secuestros express (muchos de ellos protagonizados por policías y ex policías) el gobierno nacional y en particular el de Solá en Buenos Aires tomaron gran parte de las “propuestas” represivas de Juan Carlos Blumberg. El resultado fue que los casos de gatillo fácil a nivel nacional se incrementaron (según datos de la CORREPI ) de 104 en el 2003 a 184 en el 2004 y 196 en el 2005, la amplia mayoría de los mismos protagonizados por la bonaerense. Además, en ese lapso se multiplicaron los procesamientos de luchadores obreros y populares. Si esto ocurría en la época de Solá, que trataba de sostener esta práctica represiva amparándose al mismo tiempo en un discurso de defensa de los derechos humanos, qué podemos esperar de una gestión que casi prácticamente tiene un discurso puro de mano dura. Por lo pronto, desde el 10 de diciembre ya tenemos 12 nuevos casos de gatillo fácil, la mayoría de ellos en la provincia de Buenos Aires. Y decimos “casi prácticamente de mano dura” porque, para no salirse del doble discurso kirchnerista, Scioli ha dicho retóricamente que la inseguridad no sólo se enfrenta con policía sino también “nombrando más gente en salud y educación”. Sin embargo no hay ningún anuncio concreto en el sentido de aumentar el presupuesto de estas áreas. Pero es interesante lo que el ex motonauta está reconociendo más allá de su hipocresía: la situación de marginalidad en la que vive un amplio sector de habitantes de la provincia, en particular los jóvenes de entre 15 y 24 años. Según un estudio de Artemio López un 22% de esta franja de edad está desocupado, el 35 % vive por debajo de la línea de pobreza y un 10 % directamente es indigente. Vale aclarar que la amplia mayoría de los que tienen trabajo están precarizados o en negro. En la misma investigación se consigna que sólo uno de cada cuatro jóvenes termina la primaria y el 55% no finalizó sus estudios secundarios. Mientras los empresarios del campo y la ciudad llenan sus arcas con un record de crecimiento económico, mientras crece vertiginosamente el consumo de los sectores acomodados de las clases medias, hay una parte de la población que sigue igual que en el 2001. Y es en esta parte de la población justamente, los jóvenes de entre 15 y 25 años, que se registraron, según datos de la CORREPI , el 49,10% de los casos de gatillo fácil y represión policial en los últimos 12 años a nivel nacional, la amplia mayoría en Buenos Aires. Es decir la única salida que tiene Scioli para los que “se caen” del crecimiento económico récord , más allá de la retórica, es más represión en manos de la institución que tiene una participación más que probada en todas las actividades criminales que se producen en Buenos Aires, a veces en forma directa, a veces aprovechándose de los pibes caídos en la marginalidad. La bonaerense es la inseguridad. Los marxistas revolucionarios luchamos por la disolución de la policía y todas las fuerzas represivas de este Estado de opresión de clase. En esa perspectiva consideramos que es un primer paso fundamental avanzar en la coordinación de los familiares de víctimas de la represión, los organismos de derechos humanos y las organizaciones obreras, en particular estas últimas ya que son los hijos de los trabajadores, como es el caso de Giuliano Gallo fusilado hace quince días en Bahía Blanca, los que más sufren la represión y además estamos empezando a ver como vuelve a utilizarse la policía contra las luchas que se desmarcan del pacto social del gobierno, los empresarios y los dirigentes sindicales traidores. Y fundamentalmente son los jóvenes los que tienen que enfrentar este flagelo que los tiene como víctimas principales. En los centros de estudiantes, en los barrios, los pibes ocupados y desocupados tienen que empezar a organizarse para ponerle un parate a esta verdadera criminalización de la juventud y la pobreza que es continuidad del genocidio antiobrero de los milicos del 76.

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