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Editorial

JOSÉ MONTES, TRABAJADOR DEL ASTILLERO RÍO SANTIAGO Y CANDIDATO A PRESIDENTE DEL FRENTE DE IZQUIERDA PTS - MAS – IS

“Una nueva generación obrera empieza a rebelarse”

Los jóvenes trabajadores de la textil Mafissa en La Plata enfrentan los despidos de la patronal y la represión de la policía frente al Ministerio de Trabajo provincial. Los hombres y mujeres que “filetean” el pescado en Mar del Plata protagonizan una verdadera rebelión contra el empleo en negro de las grandes empresas. En Rosario, los trabajadores del lavadero industrial Virasoro llevan más de tres meses de lucha por la reincorporación de los despedidos, el aumento salarial y el reconocimiento de la nueva comisión interna. En Fate, la gran fábrica del neumático, son elegidos delegados los obreros más combativos tras una dura pelea salarial y contra la burocracia de la CTA. Su espíritu combativo contagió a las grandes fábricas de la alimentación de la zona norte del Gran Buenos Aires. Son apenas algunos ejemplos de una nueva generación que comienza a rebelarse en la clase trabajadora contra la dictadura patronal en la industria que bate récord de producción pero mantiene bajos salarios y alta precarización del empleo.

PTS

4 de octubre 2007

Como planteaste el miércoles en el programa A Dos Voces en TN, en medio de esta campaña electoral que aparece dominada por la candidata oficial y la apatía general, la noticia más interesante parece venir “desde abajo”, desde el movimiento obrero....

Así es, lo nuevo viene de lo que nosotros venimos llamando “el mundo obrero”. Se está dando en la clase trabajadora un proceso que sale poco y nada en los medios y eso es lo que intenté resaltar en el programa A dos Voces. En estos días, podés ver lo que sucedió en la textil Mafissa en La Plata. Una lucha que ya lleva meses, donde sus trabajadores -todos ellos muy jóvenes- enfrentan despidos y fueron reprimidos en su movilización al Ministerio de Trabajo provincial. A su frente hay una nueva comisión interna. Es el caso también de los fileteros de Mar del Plata, protagonistas de una verdadera rebelión contra el empleo en negro. Ahí el enfrentamiento fue violento, no sólo contra la policía, también contra los dirigentes sindicales que colaboran con los empresarios. Vimos hace poco la revuelta de los marineros de Puerto Deseado, contra las pesqueras españolas mientras Cristina estaba de gira en España y en su propia provincia. Y también en Santa Cruz, los tercerizados petroleros de Empasa en Caleta Olivia fueron a la lucha y cortaron la ruta, en el marco que se viene dando una sostenida lucha de los docentes de la provincia. En el cordón industrial de Campana hace poco tiempo, salieron los trabajadores de 14 empresas químicas, organizados en comisiones internas ligadas a la base peleando por las condiciones de trabajo. En Rosario, los trabajadores del lavadero industrial Virasoro vienen en una lucha durísima, más de tres meses con carpas y todo tipo de acciones para reincorporar 70 compañeros que la patronal despidió como reacción a la lucha por el salario y para que le reconozcan a su comisión interna combativa.

¿Podría decirse que este proceso combina la lucha antipatronal y antiburocrática?

Sí, y está empezando también en la concentración obrera más importante del Gran Buenos Aires, en el corazón de la zona norte. Por ejemplo, en Fate, la gran fábrica del neumático, son elegidos delegados los obreros más combativos, en su mayoría jóvenes que empiezan las primeras experiencias en una dura pelea salarial y contra la burocracia del gremio adherido a la CTA. Y mucho de este espíritu combativo pudo verse en las grandes fábricas de la alimentación de la zona que, después de bancarse años de despidos de compañeros contratados, se amotinan y vuelven a entrar a la fábrica saltando los molinetes y apoyados desde adentro con acciones de los compañeros. Fue este año que en PepsiCo recuperaron la comisión interna después que la burocracia de Daer y la patronal les había quitado, con un fraude escandaloso, sus legítimos delegados de base. En la Matanza, que hace unos años destacaba importantes luchas de los desocupados, los jóvenes jaboneros de TVB, la ex Jabón Federal, enfrentaron a la patronal primero para conquistar su organización gremial, luego para reincorporar los despedidos que fueron producto de las represalias que tomó la empresa, y ahora esa interna combativa fue ratificada por la base trabajadora en elecciones que derrotaron a la vieja burocracia del gremio.

En fin, te estoy nombrando sólo algunos casos de un proceso que recién empieza, que todavía no es masivo, pero que ya está bastante extendido a distintas capas de la clase trabajadora. Algo que podemos sintetizar como un inicio de rebelión de una nueva generación, sin gran experiencia previa ni sindical ni política, pero que empieza a desplegar su combatividad y expresar un profundo odio a los burócratas sindicales.

¿Esto está preanunciando lo que va a pasar con la clase trabajadora después de las elecciones?

No se puede saber los ritmos porque muy posiblemente Cristina salga con relativa fortaleza de las elecciones y hay un marco de cierto conformismo con el crecimiento económico. Son distintos tiempos, el de la situación más general dominada por los de arriba y el de la experiencia que van haciendo los trabajadores. Pero en perspectiva se va a acrecentar, porque si lo mirás de conjunto es un claro proceso de recomposición como clase. En el 2004 y 2005 fueron los grandes gremios de los servicios públicos, como las huelgas de subterráneos que rompieron el techo salarial, la de los telefónicos, los aeronáuticos. Luego empezaron los tercerizados con la revuelta encabezada por los petroleros de Las Heras, y siguieron con los cortes de vías en el ex -ferrocarril Roca y del subte Metrovías por pasar al convenio, los pibes de los call center contra las telefónicas. Este año vimos grandes huelgas de los docentes, en Salta, Neuquén y Santa Cruz que empezaron por reclamos salariales y que en los dos últimos casos se transformaron en luchas políticas, volteando al gobernador en la provincia de los Kirchner y con el repudio generalizado a Sobisch por el asesinato de Carlos Fuentealba que obligó a la CTERA al primer paro nacional bajo este gobierno. Y ahora ya estamos viendo los primeras luchas de la clase trabajadora de la industria, lo que es doblemente significativo. Por un lado, porque es el sector de los trabajadores con mayor poder de organización y disciplina para la lucha de clases, aunque todavía se de con formas semi-espontáneas y necesite avanzar a mayor grado de organización del nuevo activismo obrero. Y también porque están dando batalla en el sector de la clase dominante preferencial de este gobierno y el actual esquema económico, las patronales industriales nucleadas en la UIA. Y, en este sentido, podemos decir como Marx, que la burguesía crea, en perspectiva, a “sus propios sepultureros” porque aumenta y concentra el número de proletarios y alimenta la confianza en las propias fuerzas y se van acumulando las experiencias de lucha.

Experiencias que seguramente va a incluir golpes y derrotas que serán parte del aprendizaje, porque la dictadura patronal va a perfeccionar sus métodos de persecución en las fábricas y la burocracia sindical, alentada desde arriba por el gobierno y los empresarios, va a utilizar sus matones como grupos de choque como empezó a hacer la UTA contra los delegados del subte.

Todo esto, desde la dirección nacional del PTS, lo vamos a abordar en el próximo número de La Verdad Obrera en el que le dedicaremos un apartado especial, y anticipo a los lectores para que lo lean y discutan con detenimiento.

Desde esta perspectiva estratégica, en lo inmediato el PTS va a encarar el último tramo de la campaña electoral con el Frente de Izquierda que formamos junto a los compañeros del MAS e Izquierda Socialista

Esta unidad tiene importancia en función de poder dirigirnos a millones que aún confían en los Kirchner y votarán mayoritariamente a la candidata oficial y otras variantes de los partidos patronales. Pero el camino que hemos iniciado cobrará aún mayor importancia después de esta campaña, porque vendrán los ajustes de tarifas y buscarán imponer el “pacto social” con la UIA, la CGT y la CTA para mantener los bajos salarios que se licuan con la inflación y garantizar las superganancias de los capitalistas. La lucha de clases va a presentarse con más dureza y por eso este paso en nuestra unidad deberá afrontar nuevos desafíos. Tendremos la oportunidad de acompañar la experiencia que millones harán con el gobierno y ayudar a orientarlos hacia su independencia política que, para nosotros, se concreta en la tarea de construir un gran partido de los trabajadores.

Lamentablemente, si desde hoy las fuerzas de la izquierda no podemos dirigirnos unificadamente a esos millones para llamar la atención sobre lo que vendrá, se debe a que en la izquierda hay dos proyectos. El MST de Vilma Ripoll esgrime el argumento de la unidad por una “nueva izquierda” sin ninguna delimitación de clase y por ello buscaron un frente con políticos arribistas de la vieja centroizquierda, como Pino Solanas, co-fundador junto a Chacho ˜álvarez del Frente Grande, componente del Frepaso que fue parte de uno de los gobiernos más antipopulares, el de la Alianza de De la Rúa. Es una izquierda no apta para la lucha de clases sino para la conciliación. El Partido Obrero oscila entre la autoproclamación sectaria y el oportunismo en los momentos decisivos de las luchas como lo demostró avalando el llamado a la “paz social” del Obispo y la Sociedad Rural en Santa Cruz. En cambio, el frente de izquierda que hemos constituido presenta una idea clara: la necesidad de la independencia política de la clase trabajadora. Y postulamos a la cabeza de las listas a luchadores obreros, estudiantiles y de la izquierda clasista, que son parte de los nuevos procesos que se vienen dando en el país.


¿Qué programa?

¿Qué puntos del programa del PTS son claves para agitar y propagandizar en la perspectiva que está planteada?

En los próximos días publicaremos un nuevo material para distribuir masivamente en los lugares de trabajo y en los centros de estudio, que contiene una serie de medidas de emergencia.

Así como a fines del 2000, cuando comenzó la recesión, nuestro partido destacó consignas como la de ocupar las fábricas ante los cierres y despidos y ponerlas a funcionar bajo control de los trabajadores, lo que luego se confirmó vital en Zanon, Brukman y tantas fábricas recuperadas; ahora tenemos que empezar a responder a los primeros síntomas de lo que puede ser la futura crisis capitalista. Ya la inflación es un problema clave para el bolsillo del pueblo trabajador, está planteando la necesidad de luchar por un salario equivalente al costo de la canasta familiar y una cláusula gatillo que lo reajuste según inflación, es decir la escala móvil de salarios para todos los trabajadores, incluyendo los que están en negro o bajo distintas modalidades de contratación precaria. Pero el problema de fondo es que los que forman los precios son unas pocas industrias y firmas comerciales concentradas.

Se necesita el control en los centros de producción y distribución que empieza por la apertura de los libros de las empresas, por abolir el secreto comercial con el cual los capitalistas ocultan la verdad sobre sus cuentas, mediante comités de vigilancia obreros y populares para demostrar a todo el pueblo que el traslado de sus costos a los precios es sólo sed de ganancias. Para combatir a los grandes exportadores que trasladan a los precios internos sus ventas al exterior, que se hacen en dólares mientras pagan salarios en pesos, se necesita el monopolio estatal del comercio exterior para que el Estado fije los precios garantizando a los pequeños productores un precio acorde a sus necesidades y bienes baratos para la mayoría de la población.

En segundo lugar, el gobierno ha logrado inculcar la engañosa idea de que ha solucionado el tema de la deuda externa, cuando según distintos cálculos se deben entre 150.000 y 200.000 millones de dólares. En el próximo gobierno el tema de la deuda será una espada de Damocles sobre la nación y hay que hacer carne entre los trabajadores una vieja consigna de la izquierda: el no pago de la deuda externa que vuelve a cobrar nueva vida.

En tercer lugar, la entrega nacional de los recursos del gas y el petróleo que se ha puesto de manifiesto con la crisis energética, así como el colapso del transporte público que muestra la pesada herencia de los ‘90, plantea reestatizar todas las empresas privatizadas bajo administración de los trabajadores en la perspectiva de señalar el camino de poner todos los recursos estratégicos de la nación en manos de los trabajadores y su gobierno en función de las necesidades populares.

Por último, la desaparición de Julio López muestra no sólo la impunidad de los viejos genocidas de ayer, sino también la permanencia en la fuerza armada más numerosa del país -la maldita policía bonaerense- de más de 9.000 agentes que revisten desde la dictadura militar y donde se encuentran los secuestradores y sus encubridores. Es una necesidad educar desde ahora a la vanguardia de los trabajadores en la perspectiva de disolver estas bandas armadas y su reemplazo por milicias obreras y populares.

Estas, entre otras medidas, serán difundidas ampliamente por el PTS en la perspectiva de preparar una salida revolucionaria a la próxima crisis capitalista.

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