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Una izquierda excentrica (a propósito de Brukman, Zanon y el PTS)

21 de mayo 2003

Reformismo

El reformismo pretende humanizar el capitalismo, promover el acuerdo entre el capital y el trabajo y de paso asustar a los obreros con el cuco de la derecha para obligarlos a agachar la cabeza.
“O aceptan las migajas que les ofrecemos desde nuestro gobierno ‘progresista’ o si no se las verán con la represión al estilo menemista”, es siempre su amenaza velada.
Los trabajadores de Brukman, Zanon y otras empresas no se han sometido a este chantaje, han planteado exigencias de todo tipo que desenmascararon sus trampas, y se han convertido así en ejemplos de lucha de clases y de auto confianza obrera. En esto el PTS los ha apoyado, alentado y aconsejado. Es justamente contra esta forma de acción que los reformistas históricamente han utilizado este tipo de chantajes para aplastar las tendencias combativas y revolucionarias en el seno de la clase obrera y fortalecer a las tendencias posibilistas.
Lamentablemente una parte significativa de la izquierda y las direcciones de los movimientos piqueteros han tomado prestados estos argumentos de la centroizquierda en relación al conflicto de Brukman, transformándose en una correa de transmisión de estas ideas.

Los argumentos

Tanto la CCC-PCR, el MTL-PC, el PO, el MST y otras corrientes menores como el MAS, sostienen que si la policía hoy está en la fábrica nuevamente se debe a la “intransigencia” de las trabajadoras por no haber aceptado la expropiación “mamarracho” (como la calificó la propia CCC) que ofrecía la Legislatura el año pasado. Dicen lo mismo que el ex Ministro menemista Enrique Rodríguez del PJ y que los centroizquierdistas del gobierno porteño. Varios de ellos acusan de esta supuesta intransigencia al “malo de la película”...: el PTS1 .
Las trabajadoras de Brukman han expresado en su declaración del 16 de mayo, al contrario de esta galería de críticos, que están “orgullosas de la gran lucha que estamos dando”, y reivindican sus distintas propuestas realizadas a la Legislatura.

Despejando mentiras y falsas acusaciones

No es verdad que el PTS se haya opuesto a la lucha por la expropiación de Brukman. El PTS aconsejó y las obreras y sus abogadas llevaron la propuesta a la Legislatura, a los medios y lanzaron una campaña desde octubre del año pasado (que recorrió el mundo). Son los famosos 4 puntos que fueron publicados en su momento tanto en La Verdad Obrera (16/10/02) como en Prensa Obrera (10/10/02). En una declaración votada en asamblea de trabajadores por unanimidad se decía que ellos luchaban por la estatización bajo control obrero. Pero que frente a la negativa de los legisladores de votarla planteaban un programa transitorio basado en: la expropiación del inmueble, máquinas y marcas, subsidios de 150 mil pesos para mejorar la producción y tomar más trabajadores, salario garantizado y la compra de lo producido por parte de la Ciudad. Basados en estos puntos estaban abiertos a discutir todas las formas legales, incluida la cooperativa.

Forma jurídica y contenido político

La propuesta de entonces de la Legislatura era peor aún que la de Ghelco y Chilavert, con la excusa de que no había quiebra sino concurso de acreedores: ¡ni siquiera se expropiaban las máquinas y la marca! A los dos años había que devolverla, el Estado le terminaba pagando a los patrones el alquiler de las máquinas y del inmueble y se perdía la condición de obreros asalariados. Pero ¿por qué motivos había que aceptar? Tanto para el PO como para el MAS y otros grupos, lo correcto era agarrar la cooperativa que ofrecía Ibarra “como un primer paso” para luego “seguir luchando” por la expropiación definitiva, la estatización, etc. Pero esa cooperativa no era un paso hacia “el objetivo final”, sino un paso atrás que desviaba la lucha que estaban y están dando los trabajadores que ocupan fábricas. Frente a los patrones que cometieron quiebras fraudulentas o huyeron, las trabajadoras de Brukman y también de Zanon no sólo ocuparon la empresa, sino que la pusieron a producir, sin esperar los tiempos de la justicia, de las legislaturas y del papelerío burocrático con el que siempre se enreda a los obreros. Así pudieron vender y cobrar sus salarios, cuestión que no ocurrió en las fábricas donde los trabajadores siguieron al pie de la letra los “tiempos legales” según los consejos del Dr. Luis Caro, pasando meses sin cobrar un peso. La práctica de Zanon y Brukman se popularizó como “fábrica tomada bajo control obrero”, aunque en verdad era más: la administración o autogestión obrera directa. Esta medida tuvo una significación revolucionaria, fue un golpe a la conciencia del movimiento obrero y popular y la que las hizo famosas en el mundo entero. Por primera vez los trabajadores recuperaban viejas tradiciones de lucha de los años ’70 como la ocupación de fábricas pero incluso la superaban, poniendo a producir y mostrando ante millones de trabajadores que no son necesarios los patrones y que el trabajo se conseguía poniendo límites e incluso recortando y eliminando el sacrosanto derecho de propiedad. Si esa experiencia se extendía y generalizaba a cientos y miles de empresas como fruto de la crisis capitalista y la lucha de los trabajadores, entonces entrábamos en una nueva situación política nacional. No es que como dice el PO: “se dejó pasar la oportunidad” de aceptar una cooperativa trucha; sino que era una oportunidad extraordinaria para apostar a una oleada de tomas de fábrica bajo control o gestión obrera.
La respuesta del poder burgués no se hizo esperar. Frente a la amenaza de la toma de empresas, tema que saltó a las primeras páginas de la revista inglesa The Economist, la línea del gobierno fue la cooperativa. Bajo esta forma jurídica se eliminaban las aristas más revolucionarias del movimiento: se conseguía no mediante la lucha de clases y la acción directa, sino con papeles, leyes, trámites, responsabilidades jurídicas, etc. Se reingresaba en la normalidad jurídica y política porque se evitaba afectar la propiedad privada: indemnizaciones, pago de canon y alquiler, que incluso beneficiaban a los empresarios. En fin, la cooperativa fue una respuesta burguesa a la irrupción de una fracción obrera combativa y potencialmente revolucionaria. Por eso se equivoca por el eje el MAS cuando dice que la cooperativa podía darle un estatus jurídico a este proceso. No, la realidad es que el estatus jurídico de cooperativa no se correspondía con el contenido político de esta experiencia. La burguesía tiene más claridad que todos estos dirigentes: el proyecto propuesto por Ibarra expresaba, bajo la forma cooperativa, el contenido político de la reacción burguesa frente a las ocupaciones. Por eso se pusieron firmes y por eso chantajearon hasta el final a las obreras. El PO confunde adrede las cosas, planteando que “no se aceptó la expropiación” cuando en realidad lo que no se aceptaba era la cooperativa “mamarracho”. A cambio los trabajadores, como paso transicional hacia la estatización bajo administración obrera, propusieron los 4 puntos, cuestión que el PO en su momento apoyó sin críticas: en ningún momento dijo públicamente que las obreras de Brukman debían aceptar la expropiación transitoria que ofrecía la legislatura.
El contenido de los 4 puntos son el opuesto del cooperativismo burgués, aunque allí se indique que si se aceptan se puede discutir la forma cooperativa. En realidad es una semiestatización y administración obrera bajo el nombre de cooperativa. Porque se expropia definitivamente y el Estado asegura insumos, salarios, compra, etc. No tiene nada que ver con la práctica cooperativista que establece la legislación argentina y lleva adelante el movimiento del Dr. Caro. Precisamente por esto las obreras de Brukman rechazaron la cooperativa “a la Grissinópoli” que ofreció la Legislatura el año pasado, por más programa “anticapitalista” que se le quiera adosar. Esa sí hubiera sido una “cooperativa roja” que el MAS le endilga a PTS, pero que en realidad constituye la esencia de su propia estrategia.
Agreguemos que la cuestión de la práctica cotidiana de lucha sigue siendo un tema crucial. Porque donde las conquistas se consiguen mediante la lucha de clases y la acción directa, la subjetividad y la conciencia de clase avanzan, se fortalecen. La clave de una política revolucionaria reside en el desarrollo y ampliación de esa conciencia y subjetividad.
Hoy, por haber rechazado las migajas de Ibarra, por haber seguido con su lucha, por haber “derribado vallas” las obreras de Brukman ya han escrito una página en la historia del movimiento obrero argentino, sea cual fuese el resultado del conflicto.
Hoy, lo que se obtenga concretamente producto de la lucha, incluso si es alguna forma de cooperativa en base a una expropiación “a medias” para volver a entrar a la fábrica, será infinitamente más revolucionario que haber aceptado la cooperativa ibarrista en aquel entonces, sin pena ni gloria.

Lucha de clases y compromisos

El PTS se opone la política maximalista de rechazar compromisos políticos con el enemigo de clase. Los compromisos son ineludibles porque están dictados por la relación de fuerzas sociales y el inevitable agotamiento de las energías que combaten.
Tan poco maximalistas somos que si los obreros de Zanon que hoy están ocupando y produciendo, por diversas circunstancias políticas se vieran obligados a aceptar un nuevo patrón, pero manteniendo a todos los obreros trabajando, el convenio, la interna y el sindicato en pie, nosotros no criticaríamos semejante decisión por parte de los obreros. Porque para nosotros se trata de una lucha de largo aliento, de ir constituyendo un nuevo movimiento obrero clasista y sentar jalones de una dirección revolucionaria. Por eso nada se juega en un acto.
¿Por qué en Brukman las obreras debían aceptar el chantaje de Ibarra? ¿Estaban agotadas las fuerzas de las trabajadoras? ¿Las obreras perdían el apoyo de las clases medias y los vecinos de la ciudad? Nada de eso. La única razón para aceptar por completo la propuesta del enemigo es el cansancio, agotamiento o eventual peligro de derrota o disgregación de las fuerzas propias. Ante el cierto retroceso de las luchas populares que tuvo curso en los últimos meses, la conclusión que se desprendía no era la de entregar todo en una negociación desfavorable sino la de fortalecer la resistencia, y unificar a toda la vanguardia obrera y popular en un solo punto: si tocan a una tocan a todas. Y este era un lema central de los Encuentros de Fábricas Ocupadas y de las permanentes iniciativas de unidad hacia piqueteros, asambleístas y otros. Por esto en Zanon se logró el histórico paro provincial ante la amenaza de desalojo pocos días antes del desalojo de Brukman. La lucha de los trabajadores de LAPA que están a punto de lograr mantener sus puestos de trabajo, desarrollada luego de las derrotas que significaron los desalojos de Sasetru y predios ocupados por asambleas, también mostraba que la relación de fuerzas no era tan desfavorable. Una resistencia exitosa en un conflicto crucial podía transformar la relación de fuerzas general y favorecer el cambio de la coyuntura.
Ahora que la policía desalojó la fábrica los “críticos” de las obreras de Brukman ofrecen este hecho como un argumento pos-facto para justificar su oportunismo de agarrar lo primero que ofrecen. Pero poner al desalojo como “demostración” es sumarse al chantaje del Estado. Siempre que se da una pelea en serio se está permanentemente en el límite de hasta dónde se deben realizar compromisos y hasta dónde debe mantenerse firme (por supuesto que utilizando todos los recaudos legales que se pudieren arrancar, como las dos sentencias favorables en Zanon y otras dos en Brukman). En el caso de Brukman no existían condiciones que obligasen a llegar a compromisos desfavorables para los trabajadores. Y como prueba adicional, es bueno recordar que la orden de desalojo fue dictada por la Cámara del Crimen bajo estricto secreto de sumario y habiendo previamente cambiado al juez Velásquez, todo esto para evitar que se preparara la resistencia como en Zanon.
Pero la lógica del centrismo y el reformismo es la de negociar y acordar siempre, sin siquiera preguntarse o tener la voluntad política de ir más allá de lo que la patronal y el Estado ofrecen.

Lucha de clases y centrismo

En su momento el propio Altamira criticó las “expropiaciones truchas” y presentó puntos progresivos, incluidos la expropiación definitiva. Pero en los hechos ni él ni su partido hicieron absolutamente nada para convencer a los trabajadores, por ejemplo de Grissinópoli, de luchar en serio por esos puntos. Por aquellos meses el PO boicoteaba los encuentros organizados por Brukman, Zanon, Supermercados Tigre y otras empresas, participaba de los organizados por el Dr. Caro, y antes había realizado un “encuentro de fábricas ocupadas” fantasma, con la sola presencia de Grissinópoli.
En los hechos, mientras se elevan al cielo estupendos programas por abajo se recomienda a los obreros “agarrar” enseguida lo que les tira la burguesía. Esto es lo que viene sucediendo en la práctica política impuesta por los dirigentes en la inmensa mayoría de los movimientos de desocupados: los dirigentes de los movimientos piqueteros, entre ellos del Polo Obrero y la FTC, dan discursos que van desde el gobierno de los trabajadores hasta el trabajo genuino y el reparto de las horas de trabajo. Pero concretamente, con el pretexto de que esas “son consignas políticas que plantean la cuestión del poder”, se niegan a llevar en la práctica una lucha verdadera, día a día, por la recuperación de las fuentes de trabajo.
En realidad los movimientos de desocupados que han planteado una lucha real por trabajo genuino como la UTD de Salta se foguearon en la etapa anterior a la generalización de los planes en el conurbano bonaerense. El PO, el FTC/MAS, el MTL/PC, etc, siempre carecieron de una lucha seria, efectiva, por recuperar puestos de trabajo, y vivieron y crecieron administrando los planes masivos que caían desde el gobierno.
Un discurso de tono revolucionario, una práctica con muchos rasgos de reformismo, a eso le llamamos centrismo.

¿Aislamiento?

Otro argumento menor que se esgrime contra el PTS es que “aísla” el conflicto. Pero esto demuestra, en primer lugar, que no exageramos al decir que nuestros críticos son antes que todo verdaderamente extravagantes. Nunca un conflicto estuvo rodeado de tanto apoyo –nacional e internacional–. Un buen ejemplo fue el multitudinario acto unitario del 1° de Mayo2 . Otra demostración extraordinaria son las reuniones abiertas de los sábados.
Pero ¿alguien ha visto alguna vez una movilización general tan grande en apoyo a una fábrica ocupada como lo realizó en Neuquén la CTA y la Coordinadora del Alto Valle en apoyo a Zanon? ¿Alguien ha visto que los docentes y estatales paren “de verdad” en apoyo a los obreros industriales como lo hicieron el 8 de abril? Si el PTS fuera sectario nunca podría haber aconsejado la más amplia unidad de clase y la más amplia unidad democrática, donde participó incluso el Obispo de Neuquén.

Unidad entre ocupados y desocupados

Tanto el PO como el MAS insisten en que el PTS pretende dividir a ocupados y desocupados, en Brukman y a nivel más general. Pero en Brukman no hubo una pizca de división. Se convocó a todos a luchar en común. Lo que pasa es que ni el PO ni el MAS estaban de acuerdo en realizar acciones políticas hasta el día lunes 21, cuando los piqueteros podían movilizarse. Y lógicamente nadie que pretenda mantener la tensión en torno al conflicto, más durante la Semana Santa, se va a cruzar de brazos a esperar al día lunes. Por eso se organizaron diversas actividades y concentraciones frente a la fábrica. Si había posibilidades de realizar acciones sobre las vallas se hacía; y si no, no, y se seguía juntando fuerzas. Esa es toda la cuestión.
Pero ambos nos critican en general por “despreciar” o dividir a los trabajadores ocupados de los desocupados3 . Sin embargo, el PTS luchó para que los trabajadores de Zanon establecieran una alianza estratégica con el MTD que no es una “pequeña organización” de trabajadores desocupados, sino la organización con más tradición y de lejos la más grande de toda la provincia. Y el PTS es parte del MTD. Es más, el PTS ha impulsado con todas sus fuerzas y contribuyó a poner en pie la única coordinadora real de trabajadores ocupados y desocupados que existe en el país: la Coordinadora del Alto Valle, en la cual curiosamente el dirigente del MAS, Aurelio Vázquez de la Unter (docentes de Río Negro) no quiere integrar.
Además el PTS ha tenido una influencia decisiva para lograr lo que no logró ninguna de las corrientes piqueteras como el Polo, el MTL o la FTC: que los desocupados logren conseguir trabajo genuino. Tanto en Zanon como en Brukman se llevó a la práctica el programa de trabajo para todos y se organizó una escuela de oficios y en Zanon se incorporó a nuevos trabajadores, muchos de ellos de los movimientos de desocupados que se la pasan hablando mal del PTS. Pero además, las luchas de Brukman y Zanon son ejemplares porque han sido parte de todas y cada una de las luchas sociales en este año y medio y han acompañado y luchado codo a codo con los desocupados.

Nuevos métodos

Los trabajadores de Brukman y de Zanon inauguran métodos de democracia obrera que estaban ausentes de la práctica obrera de las últimas décadas. Su fuente principal es la deliberación democrática y abierta. En el medio del conflicto por la recuperación de la fábrica las obreras convocaron a todos los partidos y movimientos para discutir en común los pasos a seguir. Lo mismo sucedió los días y semanas siguientes, como las asambleas públicas que se realizan todos los sábados, donde todas las corrientes pueden decir lo que se les ocurra. ¡Son deliberaciones de cara a toda la vanguardia y a las masas! Esto es inexistente en el seno de los sindicatos en los que la burocracia pretende manejarse con puño de hierro.
Y es difícil de encontrar en el seno de los movimientos de desocupados, divididos según los partidos que los orientan y proclives a los acuerdos de cúpulas más que a la deliberación horizontal. Si el PTS o cualquier luchador, asambleísta o quién fuese, pretendiese participar de sus asambleas y cuestionar la política de los dirigentes del Polo Obrero u otro movimiento, resultaría una empresa harto imposible. Ese método existía en las asambleas de los desocupados, como en Cutral Có o Tartagal. Las corrientes de izquierda son responsables de ese verticalismo y de imponer “corralitos” a cada uno de “sus” movimientos.
También en esto Zanon y Brukman son la expresión, desgraciadamente aún minoritaria, de lo más avanzado de la clase trabajadora, que curiosamente tanto el PO como el MAS pretenden ignorar olímpicamente.

Fortalecer a la vanguardia obrera

Es indiscutible que Zanon y Brukman están mostrando los gérmenes de este nuevo movimiento obrero. Si algún valor tiene la lucha de estas empresas es que, más allá de las cuestiones reivindicativas, están sentando un nuevo jalón en la conciencia y la organización del proletariado.
Hoy millones de obreros pueden decir frente al despido y el cierre, “la fábrica es nuestra”. De lo que se trata es de saber si un nuevo movimiento obrero emergerá bajo la influencia de una ideología sostenida en la lucha de clases y en su independencia política. Sin esta sólida base la apelación del PO a “la lucha por el poder” como el “anticapitalismo” del MAS no son más que frases vacías, detrás de las cuales ocultan una política un tanto oportunista.
La experiencia de estas fábricas, hoy ya ha dado una nueva camada de nuevos dirigentes obreros, que son reconocidos, que tienen nombre propio y que en su mayoría no son miembros del PTS. Ellos están anunciando el germen de ese movimiento y la influencia de que es capaz una política revolucionaria. El PO, el MAS y otros grupos políticos de la izquierda se han negado a reconocer públicamente este hecho político de primer orden, que es constatado por cualquier luchador honesto y sin prejuicios de aparato. Lo que pasa es que si estas corrientes lo hicieran, entonces tendrían que reconocer, con todo lo que quieran criticarle al PTS, que éste ha sido capaz de contribuir a forjar este germen de un nuevo movimiento obrero, y que tiene ganado un puesto en la lucha por la recomposición de un proletariado revolucionario, luego de 25 años de retroceso.

La situación de las cooperativas hoy

El “Programa Facultad Abierta”, perteneciente a la Secretaría de Extensión Universitaria de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, publicó un trabajo titulado “Informe del Relevamiento entre Empresas Recuperadas por los Trabajadores”. A través de una encuesta realizada a 59 cooperativas vinculadas al Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas, este detallado informe revela crudamente en qué situación se encuentran hoy estos emprendimientos. Algunos de esos datos:

- Un 17% de las empresas relevadas no están produciendo en la actualidad. De las recuperadas entre el año pasado y éste, no producen nada el 27%, mientras que el 42% funciona a menos del 10% de su capacidad.
- Las que más producen: sólo el 18% está trabajando a más del 60% de su potencial.
- El 46% de estas empresas afirman que producen por debajo de su capacidad por la imposibilidad de “colocar la producción en el mercado”.
- El 54% afirman no realizar ninguna actividad además de la producción, mientras que sólo dos de cada diez dicen participar de “reuniones políticas o asistir a manifestaciones”.

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