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Mundo Obrero

Una discriminación alevosa que los trabajadores tenemos que repudiar

Me entero de un hecho indignante. La empresa de supermercados mayorista Vital despide a un trabajador de su plantel al descubrir, por Facebook, que éste mantenía una relación sentimental con otro trabajador. Escribe: Claudio Dellecarbonara

Claudio Dellecarbonara

8 de septiembre 2011

Me entero de un hecho indignante. La empresa de supermercados mayorista Vital despide a un trabajador de su plantel al descubrir, por Facebook, que éste mantenía una relación sentimental con otro trabajador.

Daniel Barboza, de 30 años, al igual que el resto de sus compañeros, sufría diariamente la explotación y la prepotencia patronal. Pero además estaba obligado a ocultar su condición sexual para no ser despedido.

Inmediatamente, Daniel comenzó a ser objeto de acoso laboral y de una constante persecución por parte de su jefe. Le fueron asignadas las tareas más pesadas, y de un día el otro la patronal empezó a cuestionar su trabajo.
Este maltrato laboral le ocasionó problemas de salud: una lumbalgia que lo tuvo postrado una semana. A su regreso al trabajo, la patronal le volvió a destinar tareas en sectores donde debía reponer mercadería de peso. Pero el castigo no fue suficiente, y finalmente lo terminaron echando el 20 de agosto pasado.

La situación de Daniel y la de su pareja, Joel Hurtado, de 23 años, es terriblemente opresiva. Joel trabaja como repositor del Frigorífico Riosma y se ocupaba de la reposición de sus productos en la misma sucursal de Daniel. Pero ellos no podían ni saludarse para no “levantar sospechas” ante la mirada inquisidora de los supervisores.

Cansado de esta situación, y apoyado por sus compañeros, Daniel se atrevió a blanquear su relación con Joel. Esto fue el colmo para una patronal explotadora y homofóbica.

Por supuesto, no se trata de un hecho aislado. Diariamente se conocen casos de discriminación y abusos patronales: compañeras que son despedidas si quedan embarazadas, compañeros inmigrantes que trabajan de sol a sol por un salario miserable. Pero ahora toma notoriedad pública un caso de discriminación sexual, tan repudiable como cualquier otro caso donde un trabajador es avasallado en sus derechos.

Nuevamente los empresarios del comercio aparecen en el centro de la escena. No les basta su práctica antisindical, las persecuciones y los despidos de los delegados de base como el caso Daniel Romero, delegado despedido por la empresa Disco (Jumbo). Ahora incurre en un hecho de alevosa discriminación. Esta es también una persecución de clase.

Los trabajadores y trabajadoras tenemos que sacarnos de encima todos los prejuicios y la ideología reaccionaria que las burocracias, las patronales y la burguesía desparraman para dividirnos y explotarnos mejor. Nuestra tarea es no sólo luchar por unificar las filas de los trabajadores, no sólo entre permanentes y contratados, entre nativos e inmigrantes, sino también por defender los derechos y las libertades sexuales, culturales e ideológicas (siempre que no sean reaccionarias) de todos y todas.

“Muchos compañeros me felicitaron por el coraje de haber admitido nuestro amor, sabiendo que si se enteraban me iban a echar”, dijo Daniel. Un ejemplo de solidaridad y anti discriminación que todos deben imitar. Por Daniel, y por todos y todas los que sufren la explotación y la discriminación, debemos luchar para terminar con estos atropellos.

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