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TEATRO COLON

Una apertura… que no cierra más

El pasado viernes 28, de haberse cerrado el telón del Colón durante la función de la ópera La Boh˜éme, de Puccini, no se habría abierto más –hasta una verdadera reparación.

Demian Paredes

3 de junio 2010

El pasado viernes 28, de haberse cerrado el telón del Colón durante la función de la ópera La Boh˜éme, de Puccini, no se habría abierto más –hasta una verdadera reparación.

El desperfecto técnico tuvo que ver con el sistema de roldanas (el mismo que funciona desde la apertura de 1908), que trabó el telón y por eso los cambios de escena se hicieron “al desnudo”, ante la vista del público. “Tengo más de 30 años en el teatro y nunca vimos una falla en el viejo telón”, dijo a la prensa Carlos Flores, cantante del Coro Estable del Teatro Colón.

Y no fue el único: Flores denunció también que la semana pasada se quedó junto a ocho compañeros encerrados durante una hora en un ascensor, debido a una falla en el sistema eléctrico.

Con estas primeras muestras quedan más claras las palabras del ministro de cultura porteño Hernán Lombaridi, que dijo el día de la “reapertura” el 24 de mayo: “el rédito del gobierno porteño fue haber podido concretar el objetivo en tiempo y forma”. Esto último es una mentira: pues, como denunciaron los mismos trabajadores del Colón, siguen las obras y solo la sala, el salón dorado y parte del tercer subsuelo fueron en alguna medida reparados/acondicionados para la “puesta en escena” del macrismo; y sí, lo que es verdad, es lo primero: aspirar a algún rédito (político). Por ello la “función de gala” dentro de las instalaciones contó con la presencia del alicaído vicepresidente-opositor Julio Cobos, Reutemann (PJ), Ernesto Sanz (UCR), algunos empresarios como Luis Pagani, Cristiano Ratazzi y Paolo Rocca; y Mirtha Legrand y Ricardo Fort: todo un desfile de empresarios, políticos y personajes faranduleros de la derecha más gorila.

Con un monto de obra que ya supera los 300 millones de pesos, con 400 empleados desplazados de sus funciones –muchos con más de 30 años de trabajo allí- y con 11 secciones del teatro eliminadas (9 técnicas y 2 artísticas), el gobierno de Macri deja en claro lo que es la “cultura neoliberal”: negociados, un arte mercantilizado para una “elite” y papelones (traspiés) varios para quienes quieren (y tratan de) desarrollar la cultura y el arte bajo el capitalismo.

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