Ignacio “Coco” Arcidiacono, candidato a intendente por el PRO, revestía como oficial de la Policía Federal en Córdoba en 1974. En ese año, el gobernador Obregón Cano, electo en 1973, fue destituido por un golpe de Estado policial encabezado por el jefe de policía Navarro. Días antes del golpe de 1976, Arcidiacono, ya en el cargo de comisario, era el responsable del Servicio de Inteligencia. También fue denunciado en la ONU por su pertenencia a la Triple A1.

Si hoy se presenta a elecciones de la mano de los empresarios Macri y De Narváez se debe a la impunidad y al encubrimiento del gobierno de Kirchner y su doble discurso manifestado en que, por un lado, inaugura campos de la memoria, mientras López sigue desaparecido y miles de genocidas siguen sueltos por las calles.
No es casualidad que Arcidiacono vaya en listas con los empresarios. Fueron ellos los verdaderos instigadores del golpe, ayudados por la burocracia sindical y los partidos patronales.

Como pudo verse ante la lucha de los docentes de Santa Cruz, en la de los trabajadores del hospital Francés, en las puertas de la fábrica EMFER, con la gendarmería “cuidando” sus puertas para garantizarle los negocios a Cirigliano (grupo TBA) y prevenir cualquier conflicto encabezado por su comisión interna combativa, las patronales, apoyadas por el gobierno, se preparan para enfrentar las futuras luchas. Los trabajadores debemos hacer lo mismo. Hay que darles la espalda a todos los políticos patronales y no solamente no votarlos, sino luchar por poner en pie un gran partido de trabajadores.