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Juventud

Luego del papelón burocrático de la FUBA

Un debate de estrategias con la izquierda

29 de diciembre 2003


La situación universitaria presenta una paradoja. Por un lado, la izquierda, principalmente el PO y el MST, avanza en «conquistar» centros de estudiantes de la UBA e incluso, por tercer año, la Federación Universitaria de Buenos Aires. Esto lo hace a través de frentes con agrupaciones kirchneristas (Venceremos-Patria Libre, Cimarrones), o semikirchneristas (PC-MUI, PCR-CEPA), en lo que ya es una estrategia de ocupación «por arriba» del espacio dejado por la Franja Morada.
Por otro lado, las clases medias, de dónde provienen mayoritariamente los estudiantes, luego del 19 y 20 formaron parte de una alianza de clases progresiva con los piqueteros, expresada en la consigna «piquete y cacerola, la lucha es una sola». Hoy, son la base hacia donde se dirigen los discursos reaccionarios contra los piqueteros.
La situación sugiere organizar a los estudiantes para unirse con los trabajadores y piqueteros contra el gobierno peronista K. Como reza la declaración de En Clave ROJA repartida en el Congreso de la FUBA (reproducida en parte en P/12), bien podría haber sido éste «un espacio para la deliberación colectiva y la acción común del movimiento estudiantil» para estos fines. El PO y el MST, en un congreso arreglado con el PCR, los «independientes» y los morados, prefirieron hacer un acuerdo semikirchnerista con Patria Libre, garantizando que la FUBA siga siendo un espacio vacío e impotente para movilizar.
Medios y fines
En el acto del 20/12, «Freddy» Gima del PO, reelecto presidente de la FUBA, sostuvo que con el triunfo del Frente 20 de diciembre «los antikirchneristas vamos a volver a ganar la FUBA» y que ésta seguirá siendo «piquetera».
Esto no es más que una «ilusión óptica»: el Frente 20 de Diciembre no es antikirchnerista porque Patria Libre, uno de sus componentes, afirma en su prensa que K superó sus «expectativas iniciales» y que es el garante de los intereses del pueblo y de la nación, lo que los llevó a dividir el acto del 20. Nuestra lucha apunta a construir un movimiento estudiantil pro-obrero y enfrentado al gobierno. Por ello En Clave ROJA es parte de Oktubre en Ciencias Sociales, junto al PO, MST, Viejo Topo y MAS, y con el que derrotamos al ARI y a los kirchneristas (Vence–El Mate–CEPA). Este es el único frente unitario sin agrupaciones pro-gubernamentales.
La segunda «ilusión» del PO es creer que simplemente conquistando espacios políticos, los estudiantes se hacen piqueteros. Este doble discurso (electoralista) del PO lo lleva a sustituir con el aparato militante la lucha por un movimiento estudiantil activo, que se coordine democráticamente (como inicialmente ocurre con el centro de Humanidades e incluso la FUC con la Coordinadora del Alto Valle en Neuquén) y luche en las calles con los trabajadores y piqueteros.
En el frente Oktubre, una de las peleas centrales que dimos junto al Viejo Topo contra el PO y el MST, fue la necesidad de impulsar un «proceso estatuyente». Nuestra lucha no pasa por «ganar» centros como un fin en sí mismo, sino por refundar los centros y federaciones, realizando congresos o reuniones de delegados; una vía para generar un movimiento estudiantil militante y anticapitalista, y no esos congresos burocráticos del PO y el MST. Por su lado, el MST, ni siquiera habla de una «FUBA antiK»: «El presidente no se baja los pantalones, pero negocia sin consultar al pueblo», dijo Agustín Vanella en P/12. ¡Qué medios tan benevolentes tiene MST para combatir a K! Este partido, bien lo demuestra la experiencia de Izquierda Unida con el PC, fácilmente se adapta a sus socios reformistas. Dos años de FUBA con la Vence, no son gratuitos.
Democratización: ¿cuál? ¿para qué?
Vanella sostiene: «queremos que se haga la asamblea universitaria para reformar el estatuto». En la UBA, gobierna una minoría de los profesores, que maneja los concursos, el Consejo Superior y se rige con el oscurantista estatuto universitario. Este régimen oligárquico, que entrona a una casta de ex-aliancistas y liberales, no es posible derrotarlo en una asamblea universitaria amañada, como la que «exige» el MST. Esta es la posición que sostienen los decanos «progres» y K, como los Schuster (no casualmente el MST en Filosofía tiene un acuerdo con uno de ellos). Estos, cada vez que «la derecha» lo pide, como lo demostró Federico Schuster al intervenir Sociología luego de la elección directa del director, se arrastran y atacan a la izquierda. Con matices, todos defienden el mismo régimen universitario. Para derrotar las camarillas, a su ideología conservadora y transformar el rol social que le imponen a la UBA, hace falta un Congreso Constituyente de la universidad, con mayoría estudiantil, claustro único docente, con voz y voto de los no docentes y con participación de trabajadores combativos. Esto implica la independencia de los decanos y autoridades universitarias. La concepción a la que cede el MST, de que se puede reformar esta universidad, es entendible por sus alianzas con corrientes como Venceremos, que se opuso a la elección directa en Sociología, y defiende el voto calificado de los profesores. Los estudiantes tenemos que retomar los métodos de la Reforma del 18 para acabar con la universidad burguesa. La vía es apelar a las fuerzas movilizadas y poner en pie un congreso en el que lejos de pelear por una utópica y reaccionaria «reforma», se «refunde» la universidad sobre nuevas bases, uniéndola a las necesidades de los trabajadores. Las organizaciones estudiantiles deben medirse por lo que aporten a romper la pasividad y a generar militancia con estos objetivos. El triste último congreso de la FUBA, falló. Y van...

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