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“MARCHA CONTRA EL HAMBRE” DE LA CTA

¿Un crimen sin criminales?

Bajo la consigna “El hambre es un crimen, lo vamos a parar” la CTA realizó el pasado viernes 12 su marcha nacional a Plaza de Mayo con 20 mil manifestantes. La movilización congregó a una convocatoria más bien popular, destacándose las columnas de los “chicos del pueblo” de las obras y comedores y los movimientos de desocupados. La presencia de trabajadores ocupados fue escasa y sólo ATE convocó a un paro en el marco de la jornada.

PTS

18 de diciembre 2008

Bajo la consigna “El hambre es un crimen, lo vamos a parar” la CTA realizó el pasado viernes 12 su marcha nacional a Plaza de Mayo con 20 mil manifestantes. La movilización congregó a una convocatoria más bien popular, destacándose las columnas de los “chicos del pueblo” de las obras y comedores y los movimientos de desocupados. La presencia de trabajadores ocupados fue escasa y sólo ATE convocó a un paro en el marco de la jornada.

La marcha reunió a todo un arco político que va desde aquellos que -dentro de la CTA- apoyan al gobierno nacional, como es el caso del Frente Transversal de Edgardo De Petris, el mismo dirigente de la Central Hugo Yasky, que suele no tener ni un sí ni un no con el gobierno, pasando por los hasta ayer kirchneristas de Libres del Sur, figuras como el intendente de Morón, Martín Sabatella, hasta opositores como el legislador de Proyecto Sur, Claudio Lozano, acompañado por manifestantes que levantaban banderas estampadas con la cara de Pino Solanas. Estos últimos vienen siendo apoyados por el dirigente histórico de ATE Víctor De Gennaro y la conducción de ATE Nacional de Pablo Michelli. De conjunto, el acto le sirvió a ambas fracciones de la CTA para mostrarse públicamente con capacidad de movilización frente a la CGT, para seguir reclamando por la personería gremial.

Pero la “unidad” lograda en la marcha pudo ser posible porque el apellido “Kirchner” no apareció en boca de ninguno de los oradores -ni de los que tienen afinidad con el gobierno ni de los opositores-. Algo así como acá se puede denunciar que “el hambre es un crimen” pero no a los “criminales hambreadores”. El “compromiso” entre ambos sectores de la CTA sigue firme: mantenerse en una orientación “ni oficialista ni opositora” por la cual desde hace 6 años esta Central se niega a encarar una lucha seria contra el gobierno de los Kirchner, siendo que los dos principales gremios de base que la componen, ATE y CTERA, tienen como patrón directo al gobierno y están entre los peores pagos del país y con mayor cantidad de trabajo en negro. Lo más grave es que mientras miles de trabajadores están siendo despedidos o suspendidos, ante los primeros embates de la crisis, y el gobierno nacional, propone un plan con todo tipo de beneficios para los empresarios, la marcha no fue un acto de lucha sino de denuncia contra el hambre y la pobreza en general, cuidándose muy bien de no destacar ningún enemigo en particular. No sólo no denunciaron al gobierno, sino que bajo el eufemismo de “que la crisis no la paguen los trabajadores” se evitó por todos los medios señalar un programa para que, por lo tanto, la paguen los capitalistas.

¿“Nacionales y populares” con “sojeros Destituyentes”?

Pero la novedad política que trajo la marcha fue que el sector no kirchnerista de la CTA encabezado por De Gennaro y Claudio Lozano la utilizó como plataforma de lanzamiento de un frente de centroizquierda. El ultraoficialista D’Elía fue quien recogió el guante para volver a insistir con que “a la izquierda de Kirchner está la pared”. De Gennaro le respondió que “si hay una pared la pasamos por arriba”.

Los que dicen haber saltado la pared, confluyen de tres vertientes. En el ala “nacional y popular” están quienes acaban de romper con el kirchnerismo, como Jorge Ceballos y Humberto Tumini de Barrios de Pie y Libres del Sur, o el diputado Miguel Bonasso que viene de señalar su “frustración” con el gobierno a quien se enfrentó por el veto a la ley de los glaciares. Curiosamente proponen unirse con quienes fueron acusados de “destituyentes” por los mismos “nacionales y populares”, cuando Claudio Lozano, Pino Solanas y Víctor De Gennaro apoyaron a las patronales agrarias. Por último, así como Kirchner tiene los “barones del conurbanos” la centroizquierda tiene sus “intendentes”: Martín Sabatella, intendente de Morón por la Alianza en 1999, luego reciclado por el kirchnerismo y hoy crítico del gobierno, y hasta el ex Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, el responsable político de la masacre de Cromañón. Incluso no podría descartarse el acercamiento de uno de los más tenaces defensores de la “patria sojera” el oportunista Luis Juez, ex intendente de Córdoba, que acaba de reunirse con Pino Solanas para firmar una declaración común.

¿Se acuerdan del Frenapo?

Una de las críticas centrales de Solanas y Lozano al gobierno radica en que éste no recupera los recursos estratégicos como el petróleo, los ferrocarriles y las telecomunicaciones, para volcarlos al objetivo de fortalecer el mercado interno. En última instancia, vuelven con la idea básica que los llevó en un principio a ver con simpatía al primer Kirchner: que el Estado en manos de una burguesía nacional, es el sujeto que “distribuirá la riqueza”, en completa oposición a que sean los trabajadores y el pueblo los que tomen todo el control de la vida económica y los recursos nacionales. Si esta orientación siempre fue utópica, mucho más cuando se ha desatado una crisis global del capitalismo.

Este tipo de planteo ya tuvo su prueba en la anterior gran crisis económica. Cuando vino la debacle de la Alianza, De Gennaro, después de haber ayudado a encumbrar a Chacho Alvarez y De la Rúa, intentaba construir “poder popular” desde el Frente Nacional contra la Pobreza” (Frenapo): un frente de colaboración de clases, donde participó el mismo Kirchner, las Apymes y la Federación Agraria. Y luego de una masiva “consulta popular” en medio de la catástrofe histórica, el 20 de diciembre de 2001 se negó a movilizar a Plaza de Mayo para “no poner en peligro la gobernabilidad” de De la Rúa.

Independencia política

En momentos en que la clase trabajadora empieza a ser duramente atacada, la dirigencia de la CTA no tiene otra cosa para ofrecer que dos proyectos propatronales. O el apoyo al gobierno de los Kirchner que pregona Yasky o una nueva centroizquierda que será otra frustración para los trabajadores.

Los luchadores de las comisiones internas y cuerpos de delegados de los sindicatos de la CTA no pueden caer en las falsas opciones que representan sus dirigentes, y deben buscar un curso de independencia política, empezando por luchar efectivamente porque esta crisis la pague la clase que la provocó y es causante del hambre y la pobreza. Este fin de año ya está cruzado por importantes luchas obreras contra los despidos y suspensiones, pero en el 2009 esta dinámica seguramente se acentuará por los efectos de la crisis económica internacional. La burguesía local no ofrece otra alternativa que descargar la crisis sobre las espaldas de los trabajadores y los pobres. La independencia política de la clase trabajadora es una necesidad vital, para sobrevivir, y la única vía para que los trabajadores impongan su propia salida.

A los luchadores que integran las filas de la CTA les planteamos la necesidad de empezar a recorrer este camino. Las agrupaciones de los gremios de la CTA que integra el PTS junto a compañeros y compañeras independientes, participaron de la marcha con un volante que exigía a los dirigentes un paro y un plan de lucha nacional para imponer la prohibición de los despidos y suspensiones. Hoy sigue planteada esta perspectiva, la de rodear de solidaridad a todos los conflictos en curso, la de aprovechar las brechas que deja el fallo de la Corte para impulsar la democracia de base impulsando la elección de delegados en todas las fábricas y establecimientos que hoy no tienen ninguna representación.

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