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Un buen Pino para Papel (Prensa)

Pino Solanas, desde que creció como gran “estrella” de la centroizquierda en las elecciones últimas, ha batido dos récords no envidiables. Por un lado, no ha convocado o incluso participado en las más importantes movilizaciones y hechos de las luchas de trabajadores a nivel nacional.

Octavio Crivaro

2 de septiembre 2010

Un buen Pino para Papel (Prensa)

Pino Solanas, desde que creció como gran “estrella” de la centroizquierda en las elecciones últimas, ha batido dos récords no envidiables. Por un lado, no ha convocado o incluso participado en las más importantes movilizaciones y hechos de las luchas de trabajadores a nivel nacional. No participó de la marcha del 24 de marzo atacada por los K, no llama a movilizarse contra Macri en “su” Capital, no fue a las numerosas acciones a favor de los trabajadores de Kraft, y contra la represión de los K. Pino es el candidato eterno y por eso le gusta hacer buena letra, lejos de esa izquierda que se expresa en las calles, en ruidosas marchas; cerca de los canales de TV.

El segundo récord “solanista”: Pino nunca defendió una posición independiente del gobierno de los K y de una oposición que defiende con igual saña los intereses de los capitalistas, aunque en este caso sobre todo agrarios y de la prensa, como Clarín y La Nación. Si Pino no dudó en apoyar el salvataje K al Grupo Marsans disfrazado de estatización de Aerolíneas Argentinas, menos le molesta apoyar los reclamos de las patronales agrarias y de su líder ideológico: el Grupo Clarín. Incluso con la ley de medios, lanzó una palada de cal y una de arena: a pedido de Clarín solicitó que el gobierno quite del proyecto la posibilidad de las telefónicas para adquirir medios, y luego votó la ley K. Más tarde Cristina dijo que no se podía ocultar que las telefónicas terminarían imponiéndose...

Ahora, Pino sabe que para ser candidato opositor con posibilidades “de pelear”, hace falta contar con la bendición de Magnetto y la difusión de Clarín. Y en aras de lograr ese apoyo, prefiere silenciar ante el rol histórico nefasto del “gran diario argentino” y su multimedios, que detrás de su defensa de la “prensa independiente”, vela por los intereses de los grandes empresarios, instala campañas a favor de la mano dura y, sobre todo, defiende sus propios negocios y “asuntos” como la apropiación de hijos de desaparecidos por parte de Ernestina Herrera de Noble.

Esta vez, frente al intento gubernamental de cancelar la licencia de Fibertel - una de las empresas de Clarín- para hacer espacio a sus amigos de las telefónicas, Pino, en vez de atacar los dos extremos de este ovillo monopólico, sale a decir que “detrás de la medida, se esconde el designio kirchnerista de seguir construyendo un nuevo grupo mediático” y que “la sola existencia de Fibertel y de los operadores de telefonía celular tampoco es garantía de democratización.” Pino se olvida a decir que no solo no es garantía, sino que es la confirmación de un gran negocio monopólico, ante el cual calla..

Días después, frente a la presentación del informe “Papel Prensa”, que el gobierno no se privó de presentar junto a Papaleo, que apoyó a López Rega y la AAA, y Osvaldo Cornide de la CAME, impulsor del lock out patronal en 1976 a favor del golpe, Pino dijo que fue un “papelonazo”, ya que el informe fue escrito por Guillermo Moreno, el patotero del INDEC.
Cuando lo que corresponde es denunciar el comprobado impulso a la dictadura que hizo Clarín, la apropiación de los hijos de Ernestina, y la forma en que se apropió Papel Prensa, pero desnudando el discurso hipócrita del gobierno que ataca esto, pero lo hace junto a Timerman que impulsó un diario videlista, y que apoya a empresarios como Don Pedro Blaquier que hizo el genocida apagón de Ledesma, Pino prefiere el más cómodo respaldo “del monopolio”. Apoya la limitada política oficial de declarar “de interés público a Papel Prensa”, cosa festejada por Página /12, pero afirma al mismo tiempo que “las cartas del hermano y de la hija no dejan dudas”, haciéndole flaco favor a esta empresa genocida, que presionó a los familiares de Graiver para que desestimen denuncias antes confirmadas antes por ellos mismos. Pino denuncia el mamarracho del gobierno, pero él también juega el rol nefasto de armar una centroizquierda que actúe de “abogada del diablo”.

¿Cuando llamará Pino Solanas a movilizarse y luchar, con el mismo énfasis que denuncia a las megamineras, a los trabajadores y el pueblo contra el Grupo Clarín y las privatizadas telefónicas?

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