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Un brutal atentado, que no sorprende

El viernes 11, 14 balazos modificaron la situación política en Santa Fe. La casa del gobernador Bonfatti recibió una ráfaga de balas. Este inédito y grave hecho dejó una sensación extraña: el pueblo trabajador de Santa Fe ya está lamentablemente acostumbrado a estas noticias, porque las bandas de narcotraficantes actúan con impunidad y protección policial.

Octavio Crivaro

17 de octubre 2013

Un brutal atentado, que no sorprende

El viernes 11, 14 balazos modificaron la situación política en Santa Fe. La casa del gobernador Bonfatti recibió una ráfaga de balas. Este inédito y grave hecho dejó una sensación extraña: el pueblo trabajador de Santa Fe ya está lamentablemente acostumbrado a estas noticias, porque las bandas de narcotraficantes actúan con impunidad y protección policial.

No es sólo un decir: Hugo Tognoli, el propio jefe de la policía elevado por el antecesor de Bonfatti (y líder de su partido), Hermes Binner, tuvo que renunciar ante el escándalo provocado por grabaciones telefónicas que lo demostraban como protector del narco y proxeneta “Vasco” Ascaíni. Aun ante la gravedad del hecho, el gobierno provincial (y Binner) siguieron defendiendo al comisario narco, e incluso el estudio jurídico del hijo dirigente radical y compañero de lista de Binner, Mario Barletta, defendió al mencionado traficante.

“Una provincia normal”

Luego del atentado a Bonfatti, el gobierno salió a defenderse. El ministro de Seguridad Oscar Lamberto sintetizó: “nos atacan por lo que sí hacemos contra los narcos”. Lo que llama la atención es lo opuesto: los grupos narcos actúan con notable desfachatez, como consecuencia de que operan con la complicidad de la Policía santafesina. Pero desde el escándalo “Tognoli”, el Frente Progresista-FAP defendió a la fuerza policial, denunciando que se trataba de un “cama” organizada desde el Ejecutivo nacional.

Efectivamente, maniobras y camas hay: existe una miserable disputa política burguesa, mientras las bandas de narcos copan barrios populares, montan más de 400 cocinas y usufructúan la descomposición social que produjeron los planes de hambre del PJ y del PS-Frente Progresista en los últimos 20 años, reclutando “soldaditos”. Esto, mientras los narcos se cobraron las vidas de Mono, Patom y Jere del Frente Popular Darío Santillán, y de Mercedes Delgado.

Fueron los gobiernos de Reutemann, Obeid (ahora candidato K), Binner y Bonfatti, los que avalaron esta trama, que une a peronistas, radicales y falsos socialistas.

Para ellos la salida es por derecha

Este es el trasfondo de la preocupación hipócrita que expresa el abrazo gélido entre Bonfatti y el ministro de Defensa, Agustín Rossi. ¿Acaso hasta hace días no se acusaban unos a los otros? Eso sí: rápidamente se ponen de acuerdo en que hay que saturar las calles de gendarmes.

Los mismos que encubren a una Policía narco, los que protegen a empresarios vaciadores y asesinos como Litoral Gas, quieren meter 400 gendarmes en Santa Fe. La solución de peronistas, radicales y socialistas es complementar la “labor” de una Policía narco, con la de una fuerza de seguridad que infiltró a las organizaciones populares con el Proyecto X, y que reprime a la movilización de trabajadores. El PTS, el FIT y numerosas organizaciones de DD.HH. repudiamos a la Policía narco, y denunciamos la labor de Proyecto X en Santa Fe, de la mano de la Gendarmería.

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